Ventajas y desventajas de la economía colaborativa en el hogar
El consumo colaborativo supone un importante ahorro, pero puede implicar riesgos para los usuarios
La economíacolaborativa es un concepto relevante que apela a un desarrollo económico sostenible y que involucra la participación ciudadana. En sí, se trata de una dinámica que busca frenar la rapidez con la que avanza la sociedad de consumo. Este modelo propone una nueva manera de ver y entender los bienes y servicios a través del fomento de las relaciones personales. Aunque ofrece grandes ventajas, especialmente por el ahorro que puede suponer, no está exento de riesgos para quienes lo practican.
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Ventajas de la economía colaborativa
La economía colaborativa estimula el desarrollo sostenible, ya que fomenta la reutilización de productos de segunda mano que, en la mayoría de veces, quedan olvidados o sin uso. Esta práctica permite aprovechar al máximo diferentes artículos. Por ejemplo, optimizar los recursos alquilando el vehículo de algún integrante de la familia cuando este no lo está utilizando. Otro, es el más conocido de este modelo, lo encontramos en el coche compartido, sobre todo tras la popularización de aplicaciones como BlaBlaCar, Drivy y otras plataformas similares.
La creación de nuevas fuentes de ingreso, como el nacimiento de pequeños negocios o empresas estimula el crecimiento económico y, a su vez, no solo se reduce el coste de productos y servicios, sino que se amplía la oferta, permitiendo encontrar desde ropa fuera de temporada hasta objetos de decoración o vehículos de segunda mano que buscan una nueva oportunidad. En épocas de crisis y con altas tasas de desempleo, la economía colaborativa representa también una alternativa para obtener ingresos o desempeñar alguna actividad productiva.
Desventajas de la economía colaborativa
Este modelo puede tener efectos negativos sobre el mercado laboral tradicional, promoviendo empleos precarios y con menor protección social. Las personas que participan en la economía colaborativa carecen de beneficios laborales como seguro médico, vacaciones o planes de pensiones. Asimismo, las personas consumidoras no siempre están amparadas bajo el régimen legal vigente en materia de consumo. Otro aspecto crítico es que quienes participan en esta economía suelen operar al margen del control regulatorio, sin pagar determinados impuestos ni asumir las obligaciones fiscales correspondientes. Finalmente, este tipo de economía puede contribuir a la desigualdad económica, ya que tiende a concentrar la riqueza en manos de unos pocos, generando desequilibrios y desigualdades sociales.
Claves de la economía compartida
En todos los casos se cumplen a la perfección los tres requisitos imprescindibles en este tipo de proyectos: que se basa en la colaboración mutua (yo tengo algo que tu necesitas y viceversa), que sea un modelo sostenible (antes de tirar algo, presta, alquila o comparte) y que sea disruptivo. Es decir, que plantee nuevas necesidades y servicios. Los especialistas creen que este modelo cambia la forma de entender la propiedad y el consumo. Hoy en día, lo importante ya no es tener los bienes en propiedad, sino poder acceder a ellos en un momento puntual y con unas mínimas garantías de seguridad. En definitiva, se trata de dos aliados fundamentales. La primera es la palabra de una persona (cliente o prestador del servicio) garantiza la fiabilidad de aquel que ofrece un servicio. La segunda garantiza que el cliente pueda saber en todo momento las características de lo que va a adquirir y las intenciones de aquel que está detrás de la operación.
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