Bilbao - El campo de regatas de la ría es un clásico que no puede faltar en la competición. Alabado y criticado al mismo tiempo. Es un campo que crea controversia, pero donde el espectáculo rara vez suele faltar. Disfrute para los espectadores y rompecabezas para los remeros. Sus calles son un laberinto y encontrar el mejor camino es decisivo. Pocos centímetros pueden convertirse en muchos segundos. Santurtzi fue ayer el que mejor supo bogar bajo el puente colgante. Encontró siempre el rumbo adecuado y supo aprovecharse de cada pequeña ventaja. Pegarse a los bordes cuando la corriente era perjudicial y navegar por el centro de la calle para beneficiarse de ella al máximo. Conocimiento del campo unido a mucha potencia en las tostas. La Sotera bogó a un ritmo constante, sin ningún altibajo, y eso le permitió quedarse solo en la proa de la regata y tuvo todo el rato bajo control a Orio, que acabaría siendo tercero al ser superado por Zierbena, proveniente de la segunda tanda, en centésimas.

Santurtzi rompió esta temporada una racha que había durado más de dos décadas. Veinte años sin ganar una bandera con los mejores, demasiado para un club histórico acostumbrado antaño a pelear por todo. Este año la Sotera no renunció a nada, dejó claro desde el primer día que su punto de mira apuntaba a todas las banderas. La bandera ganada en Lekeitio fue el descorche, el fin a la gran sequía. Fue un día histórico y en el club quedó una consigna clara, un nuevo reto: no podían tardar tanto en repetirse una jornada como la vivida. Si la anterior vez fueron casi treinta años, en esta ocasión Santurtzi no tuvo que esperar ni treinta días. Llegó en un escenario casi elegido a dedo. Cerca de casa y en plena culminación de sus fiestas patronales.

Santurtzi es pura ambición e Iker Zabala tiene gran culpa de ello. A sus dotes demostradas durante años, le suma unas ganas tremendas de ganar que le hacen dar muchísimo cada vez que se sube al bote. Pero esa ambición no solo se convierte en velocidad, también es contagiosa. Como una enfermedad, el hambre del bermeotarras inundó las tostas de la Sotera y los remeros aprendieron la lección. El paso de la temporada hace que Santurtzi sea cada vez un bloque más consolidado. Los cambios cada vez se notan menos y el espíritu competitivo se mantiene intacto. Ayer, varios hombres importantes se quedaron en tierra, además del propio Zabala, y en las tostas de los vizcainos no hubo nervios, todo lo contrario. Crecidos hacia la victoria, sin perder la remada en ningún momento y con una sensación de dominio que les guió hacia su segunda bandera de la ACT.

Influencia de la corriente La Bandera Ayuntamiento de Sestao se disputó con la marea bajando y por ello todas las embarcaciones buscaron el centro en la ida y evitaron las corrientes a la vuelta, pegándose al máximo a las paredes de cada margen. Santurtzi aprovechó su calle en el primer y en el tercer largo para conseguir sus mayores ventajas y a la hora de disputar el largo final no pudo aprovechar al máximo la calle uno debido a la proximidad de Orio, que aunque rezagado se mantuvo siempre en una horquilla de cinco segundos. A pesar de eso, los santurtziarras siempre tuvieron bajo control el tiempo de Zierbena, principal rival por delante de sus compañeros de manga. Los oriotarras recortaron ligeramente en el final, pero no pudieron entrar definitivamente en la lucha por la bandera y Hondarribia y Donostiarra estuvieron muy lejos del rendimiento del día anterior, sobre todo, los hondarribitarras, que pasaron de realizar una exhibición a quedarse fuera de los puestos de la tanda de honor.

Los galipos terminaron con una sensación agridulce. Zierbena fue muy superior en la segunda tanda. Cogió la proa de la regata desde los primeros metros y eso le permitió moverse a sus anchas por el campo de regatas. Borja Gómez tuvo claro que tenía que esquivar la corriente como fuera y en los largos de vuelta apuró al máximo. La embarcación galipa se acercó tanto a la margen que incluso tuvo que maniobrar para evitar unas escaleras. Sacrificar metros para ganar segundos. La estrategia funcionó y le permitió ganar la tanda con solvencia, pero la batalla de la tanda de honor le impidió hacerse con la bandera.

En esa tanda también estuvo Urdabai. Los bermeotarras salvaron la jornada y en una calle no muy sencilla por la que bogar, consiguieron aguantar cerca de los galipos y firmar un cuarto puesto final.

El que no pudo disfrutar del fin de semana fue Lekittarra. Isuntza vivió la semana pasada su mejor momento del año y dio un paso importante hacia la salvación. Pero en estas dos últimas regatas nada les salió bien. No dieron con la tecla en Orio y ayer en Portugalete todo se torció desde la primera ciaboga. El espaldín quedó enganchado en la ciaboga al realizar la maniobra y el proel, Ekhi Aboitiz, tiró el remo de trinque al agua. Tiempo perdido y además sanción. Lekittarra no se recuperó de esa situación y acabó último en una tanda que ganó Kaiku, que a pesar de su buena actuación no pudo ganar ninguna posición con respecto a los botes de la segunda tanda.