Santurtzi inicia una nueva era y lo hace con un junta directiva entrante. Los recientes años de gloria parece que han quedado atrás y toca crear un proyecto prácticamente desde cero después de la marcha del “noventa y cinco por ciento de la plantilla”. Además, según indica Iker Salgado, el nuevo presidente, la situación económica no es muy boyante y las deudas contraídas lastran esta reconstrucción, por lo que el primer objetivo será hacer viable otra vez el club.

¿Cómo están siendo estos primeros días en la presidencia del Club de Remo Itsasoko Ama?

—Están siendo complicados, porque nos hemos encontrado el club prácticamente vacío, tanto en las arcas como en la plantilla. El noventa y cinco por ciento de los remeros han abandonado el club, fundamentando que los años anteriores han hecho terminar la confianza que tenían en la entidad. Hemos tenido que hacer un equipo en muy poco tiempo. En el estado financiero del club nos hemos encontrado con una situación muy complicada, con mucho endeudamiento que tenemos que llevar y sacar adelante.

¿Le sorprendió encontrarse esta situación?

—Sí que pensaba que había gente que iba a abandonar el club, principalmente porque la política de austeridad que traíamos en la maleta no iba con respecto a los honorarios que algún remero podía intentar percibir. Pero sí que ha sido sorprendente la marcha de ciertas personas que no esperábamos que se fueran, más si cabe porque estaban vinculadas al club de toda la vida siendo canteranos. Esa es la mayor sorpresa que nos hemos podido llevar.

¿Por qué cree que se han marchado tantos remeros de la casa?

—Lo achaco a que han probado la sangre, a que saben lo que es la victoria y ganarlo absolutamente todo. Entiendo que hay a personas que les cueste dar un paso atrás. Luego, la anterior directiva no se preocupó de hacer ningún tipo de acercamiento a los remeros de cara a la continuidad con respecto al año siguiente y dejaron todo el trabajo para la posible futura candidatura. Lo prolongaron tanto en el tiempo que tensaron la cuerda hasta que al final la gente tomó otras determinaciones.

En parte parece que entiende su decisión.

—No es reprochable. Ellos también han tenido que pasar por una travesía en el desierto que no les competía. Lo que ha pasado en los despachos les ha afectado mucho, y al final entiendo que hay muchas personas que necesitan cambiar de aires. Esperemos que en años venideros regresen cuando la situación esté más estabilizada.

¿Cómo ha reestructurado la plantilla ante este escenario?

—Ha sido un trabajo faraónico que hemos llevado a cabo tanto Mikel Portularrume, el nuevo entrenador, como yo. Hemos estado llamando a una serie de remeros que se encontraban principalmente fuera de competición y a algunos que el año pasado sí que estuvieron compitiendo. Luego, otros muchos se nos han ofrecido porque tienen ganas de remar en la ACT y quieren saber si están a un nivel óptimo de entrenamiento. También hemos retornado a muchos canteranos que estaban dispersos por ahí, gente que había dejado de remar porque no se contaba con ellos en años anteriores. Contamos con una plantilla muy extensa de canteranos y gente que ha venido a apoyar y potenciar el bote.

¿Cuál es el objetivo que se marcan tras tanto cambio?

—Realmente, ahora mismo no sé qué nivel podemos tener o a qué altura podemos estar. No hemos marcado un objetivo específico y lo que les hemos dicho a los remeros y al entrenador es que vamos a intentar mantener la plaza en la ACT y, por supuesto, que disfruten del remo, que este sea un club al que la gente venga contenta a trabajar y a entrenar en el día a día.

¿Cree que el pueblo va a llevar bien pasar de la gloria de las banderas a este nuevo potencial?

—El pueblo tiene que entender, y de hecho ya lo sabe, que las arcas del club han sido devastadas por completo y que sin una viabilidad económica, no es posible que ningún proyecto se mantenga en un nivel lineal durante un tiempo prolongado. Hay muchas personas que me han dado la enhorabuena por tener la valentía de coger el club en esta situación y gente que incluso me ha dado las gracias porque pensaba que el club no iba a volver a abrir las puertas. En una amplia mayoría, la gente del pueblo entiende que todo lo que se haga de ahora en adelante es empezar a construir de cero.

Construir de cero, pero con una deuda pendiente.

—Tenemos una partida presupuestaria que, en principio, estamos por definir ya que estamos cerrando durante estas semanas los acuerdos que teníamos con los patrocinadores de años anteriores. En base a eso, lo que hemos hecho ha sido un presupuesto muy austero con una campaña que viene principalmente orientada a pagar el endeudamiento que llevamos adquiriendo de años atrás. Nuestro objetivo es, sobre todo, sanear la viabilidad económica del club.

Parte de ese adeudamiento es con los remeros de hace dos años.

—Ahora mismo la mayor parte de deuda que tenemos es con ellos. Creo que la mayoría de ellos no han sido conscientes de que nosotros venimos de una herencia adquirida muy deficitaria y ha habido muchos que ni siquiera se han postulado a venir a hablar con el club. Realmente, de ser víctimas han pasado a ser los verdugos. Son los principales instigadores que están presionando al club con el aspecto económico. Estamos en acuerdos para viabilizar el endeudamiento que tenemos y se les están facilitando ciertos calendarios de pagos, pero lamentablemente las demandas llegan a diario. Puede existir una buena posición por su parte, pero por la nuestra la disposición es total. Sin embargo, se está convirtiendo en el principal yugo que tiene este club.

¿Cómo ve su propio papel en esta nueva etapa?

—Ahora mismo no somos los salvadores, pero somos los únicos que se han preocupado por intentar que el club se mantenga y viabilice esta situación tan deficitaria que tiene. Estamos metiendo muchísimas horas para que esto se solucione y, probablemente, cometamos errores, como todo el mundo, pero somos los únicos que se están preocupando para viabilizar este tema. Todas las personas que tengan una crítica constructiva para ayudar al club son bienvenidas, pero las destructivas no hacen absolutamente ninguna falta. Estamos aquí de manera voluntaria para sacar el club de todo el agujero al que le han metido durante estos años atrás, y el que no lo entienda se está equivocando.

Con todo este contexto, ¿por qué decidió presentarse al cargo?

—Estaba en mi casa y vi que se convocaban elecciones. Hablé con exremeros y me comentaron la situación en la que estaba el club, el nivel de endeudamiento que tenía y la mala gestión que se había ido cometiendo durante años anteriores. Vi que se acercaba la fecha, no se presentaba nadie y pensé en hacerlo yo. Dicho y hecho. Tengo una experiencia relativa en este tipo de situaciones de empresas, he estado como asesor externo llevando cierta serie de concursos de acreedores y sé cómo funcionan las empresas que se encuentran en situaciones debilitadas y soy especialista en reflotarlas. No se me hace extraño y sé que esta es una tarea complicada, pero no imposible. Si sacamos esto adelante a lo mejor me marcho, pero cuanto menos quiero dejarlo en una situación estable.

¿Qué significa este club para usted?

—Es el club de remo en el que más años he pasado y donde mayores y más duraderas amistades he forjado. Conozco a todos los miembros del club, desde la parcela deportiva a la extradeportiva. Es una institución con mucho peso y para mí es un reto importante a nivel personal. Aparte creo que el dejar en el mejor lugar posible a Santurtzi para mí va a suponer una gran satisfacción.

“El pueblo tiene que entender, y de hecho ya lo sabe, que las arcas del club han sido devastadas por completo”

“Estamos aquí de manera voluntaria para sacar el club de todo el agujero que le han metido estos años atrás”