a principios de verano, Iker Fernández (Etxebarri, 31-X-2000) acababa de llegar a casa de entrenar y estaba en la ducha. Recibió una videollamada de su hermano Jon, boxeador profesional y campeón de España, del mundo júnior y Silver y de Europa del peso superpluma. "Me pareció algo muy raro", evoca el etxebarritarra. Le preguntó que si estaba sentado. "Me comentó que había hablado con Óscar Zardaín, mánager de MaravillaBox, que me firmaban y que iba a debutar con ellos como profesional", recuerda Iker. Fue tal la alegría que se puso a bailar en el baño de casa, con la toalla puesta en la cintura. Jon se reía desde el otro lado de la cámara. "Me quedé flipado", reconoce Fernández. El ensogado de pago era algo que llevaba tiempo rondando al vizcaino: "Le dije a mi hermano que tenía ganas de dar el salto. También lo había hablado con mis entrenadores: José Baena, Javi Vaquero y Jon Kepa Yebra. En las últimas tres peleas se me cayó el rival y quería evolucionar". "Creo que este tipo de boxeo me viene bien, porque en el amateur no explotaba mi pegada. Soy un púgil fuerte, pero hacía un boxeo más defensivo, de tocar e irme. Ahora, tengo que ir más asentado al ring. Se va a notar esa fuerza", explica Iker.

De este modo, Iker Fernández se estrena el 25 de septiembre en Valdemoro (Madrid) ante Elkhan Bairamov (1-14) -"un chico ruso, residente en Alicante, bastante fuerte", recita- en una cartelera en la que estará Sergio Maravillase mide a Juan Hinostroza por el cinturón del Campeonato de Europa del peso mosca. Aunque debutará como supermedio, la idea es instalarse en el medio (72,5 kilogramos), porque "el superwélter no lo doy ni de coña". Iker es alto, corpulento y con un físico potente. "Tengo piernas fuertes, cosa que no suele ser muy normal entre los púgiles", define. Es herencia de su infancia en el Santutxu de fútbol.

Entre los objetivos entran "en un plazo medio, de un año y medio o dos, hacer el Campeonato de España de mi división" e "intentar llegar a las quince o dieciséis peleas e intentar ranquear en listas europeas para disputar el cinturón de campeón continental en alrededor de cinco o seis años". Lo tiene claro. Es ambicioso. Los objetivos son necesarios para evolucionar.

El etxebarritarra se inició en el cuadrilátero al ver a su hermano. El veneno ya estaba recorriendo sus venas. "Jon comenzó con catorce o quince años en el boxeo y yo aprovechaba para entrenar también. Tendría ocho o nueve. Por entonces, jugaba a fútbol en el Santutxu y los días que no tenía entrenamiento hacía boxeo. El primer año de cadetes me rompí los ligamentos del tobillo, empecé la rehabilitación y comencé a centrarme más en el ring. Después, ya no me apetecía jugar a fútbol. Ese mismo año gané el Campeonato de España", desgrana Iker. Y ya no se bajó de la lona. El boxeo se lleva en la sangre. No en vano, su hermano es uno de sus "referentes", junto al fuera de serie CaneloDe hecho, el perro de agua del joven púgil lleva el sobrenombre de Saúl Álvarez. Por de pronto, Jon ya le ha dado un valioso consejo: "Que tenga paciencia". "Él lo ha pasado mal con las peleas que se caen y los rivales que cambian. El boxeo profesional es así. Me tengo que ilusionar, pero no de más", sostiene. Cuestionado sobre la posibilidad de que los dos hermanos de Etxebarri compartan cartelera, Iker lo tiene claro: "Ojalá. Sería impresionante para mí, y si fuera en Bilbao, mejor".

PREPARACIÓN PARA EL ESTRENO

Iker Fernández, que da clases de boxeo en el gimnasio Elite JT Taldea de Etxebarri, cuestión que compagina con su faceta de deportista neoprofesional, prepara su carrera en BilboBoxing -"tengo confianza ciega en mi gente: Baena, Vaquero, Yebra...", dice-, aunque durante un par de semanas se desplazó a Madrid para ver a Jon, al que llevaba tiempo sin visitar por el covid-19. Allí tuvo la oportunidad de ejercitarse al lado de Maravilla, uno de los grandes. "Con ocho años tenía una camiseta de Sergio Martínez. Iba a todos lados con ella. Ahora en Madrid he compartido vestuario con él. Imagínese qué significa para mí. Estando cansado, tiraba el recto con la mano adelantada que era dinamita. Es un fuera de serie", desbroza Iker.

Respecto a los entrenamientos, el etxebarritarra ha compartido sparring con Adrián Torres, Jimmy Lera, Guillermo Rivero o Jhon Jader Obregón. "Estoy con los dolores típicos, cansado y cargado. Llevo entrenando desde los nueve años a la espera de este momento. Los entrenamientos se hacen pesados, porque peleamos a más asaltos. La idea es ir preparando no solo este combate, sino también los que vienen. Hay mucha acumulación de golpes y se resiente el cuerpo. Con motivación se supera todo", declara el púgil, quien se define como "listo" a la hora de ver los golpes y con una mano adelantada "fuerte", lo que cristaliza en un recto de izquierda poderoso.

"Ojalá compartiera cartelera con mi hermano. Sería impresionante para mí, y si fuera en Bilbao, mejor"

"Jon comenzó con 14 o 15 años en el boxeo y yo aprovechaba para entrenar; tendría 8 o 9"

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