Jon Rahm vivió ayer en el Ocean Course la cara y la cruz del golf y tuvo que pasar unas horas en la Casa Club de Kiawah Island rumiando la posibilidad de quedarse fuera del corte en el PGA Championship. El golfista de Barrika empezó su vuelta con el acelerador a tope y dos birdies consecutivos en el 10 y el 11, jugando como requería cada hoyo, que le propulsaron al Top 10 y alimentaron la esperanza de situarse entre los candidatos a la victoria en el segundo major del año. Sin embargo, a partir de ahí las cosas empezaron a torcerse y no fue capaz de restar ningún golpe a un campo fiero que tiene trampas por todas partes.En los cinco hoyos siguientes, Rahm mantuvo el tono alto, rozó un par de birdies, salvó un par en el 14 con un delicado putt de tres metros, pero el punto de inflexión de la vuelta llegó quizás en el 17, un par 3 en el que su bola de salida fue al agua, un elemento que junto al viento protege esa bandera de manera férrea y no permite el mínimo error en el tiro a green. El vizcaino se cargó con un doble-bogey que le devolvió al par. En el 18 su segundo golpe se fue al antegreen y no pudo recuperar tras hacer tres putts por lo que se anotó otro bogey para cerrar la primera mitad del recorrido con malas sensaciones que no mejoraron con el paso de los hoyos y que le hicieron mostrar e nuevo algunos gestos de enfado demasiado visibles.

En el 4 su bola se fue a un bunker de primer golpe y necesitó otro para salir de la arena, lo que le costó otro bogey y le empezó a colocar en situación de urgencia porque quedaba mucha jornada por delante, aunque las condiciones en esa esquina de Carolina del Sur empezaron a complicarse. En el 5 y el 6 a Rahm se le escaparon sendos bogeys por unos pocos dedos y en el 7 , el último par 5 del día, volvió a necesitar dos golpes para salir de la trampa de arena y tuvo que cargase con otro bogey. Incluso, en el 9 tuvo que salvar un buen par para no cargar aún más su tarjeta y mantenerse a salvo del corte.

Su tarjeta final de 75 golpes, tres sobre par, no fue la esperada, pero estuvo en la media de un día complicado en el Ocean Course. Con apenas la mitad de calles y greenes en regulación cogidos, este PGA Championship se le está haciendo cuesta arriba al de Barrika, que lleva unos torneos en los que no termina de encajar el mismo día todos los segmentos de su juego. Por eso, en estos dos días tampoco ha conseguido sacar el máximo rendimiento a los pares 5 que en este campo son larguísimos.

“He empezado jugando bien y ha habido varios momentos que he pegado muy buenos golpes que han acabado muy mal”, explicó a Efe Rahm, que no obstante admitió que “no ha sido un buen día. Ayer hice muy pocos para lo mal que me encontraba y hoy se ha notado”. Su juego se resiente ya que “no estoy cómodo en el swing. Estoy encima de la bola y no sé dónde va a ir. Me he puesto en situaciones muy complicadas y al final es lo que hay. Estoy a ocho golpes, mañana va a hacer más viento y todavía queda mucho”

mickelson, al mando

El torneo ya dejó por el camino a unos cuantos ilustres como el número 1 del mundo Dustin Johnson, Patrick Reed, Tommy Fleetwood, Sergio García, Jordan Spieth, Adam Scott o Webb Simpson. El liderato provisional con -5 era de Phil Mickelson, que jugando gracias a una invitación del PGA y con 50 años persigue ser el ganador de más edad de un major. El de San Diego demostró que sigue dejando toques de genialidad alrededor de los greenes.