Rafa Nadal se hizo eterno en la Ciudad Eterna tras vencer a Novak Djokovic en una final exigente: 7-5, 1-6 y 6-3. A estas alturas, ya nadie puede discutir que el balear es el mejor jugador de la historia en tierra batida y, seguramente, nadie le superará nunca. Sus números son contundentes. Ningún tenista ha ganado diez o más veces un torneo, salvo Nadal, que lo ha hecho en cuatro: trece en Ronald Garros, doce en Barcelona, once en Montecarlo y con la de ayer, diez en el Masters 1000 de Roma, lo que le permite igualar al serbio en 36 títulos de esa categoría y reducir a una la diferencia de victorias a favor de Djokovic tras 57 duelos directos.

Esa igualdad se trasladó a la final del Foro Itálico, con mucha carga táctica y mucho desgaste. Nadal fue a más con el paso de los partidos tras salvar dos bolas de partido en octavos de final ante Shapovalov y Djokovic tuvo que sobreponerse a las cinco horas de esfuerzo del sábado para eliminar a Tsitsipas y Sonego. Por eso, el número 1 del mundo no quería buscar largos intercambios y trató de enredar al balear con todo tipo de golpes. En el duro primer set, no lo consiguió porque Nadal explotó su derecha para llevar la iniciativa y recuperarse del break que encajó en el segundo juego. Sin embargo, Djokovic logró su propósito en el segundo set. El saque del de Manacor perdió eficacia y el mejor restador del circuito no perdonó y dejó a su rival sin capacidad de reacción en los segundos golpes.

Nadal pasó ese mal momento con su oficio sobre la arcilla, pero su servicio volvió a funcionar y el quinto juego del tercer set fue clave. Lo sacó adelante tras salvar bolas de rotura y en el siguiente, rompió el saque de Djokovic en blanco para tomar una ventaja determinante. Lógicamente, el serbio perdió pujanza en su juego a medida que perdió las fuerzas y el campeón pudo cerrar sin más apuros su décimo título en Roma, que le coloca en la mejor posición posible de cara a Roland Garros, aunque esa sensación no habría cambiado con una derrota. “Tuve suerte contra Shapovalov, pero he ido encontrando mi ritmo, creo que al final he jugado un buen torneo y esta es una victoria muy positiva. Mi temporada de tierra mejora sustancialmente con este triunfo que realmente deseaba mucho”, reconoció Rafa Nadal, que puede preparar el Grand Slam parisino con mucha tranquilidad.

También Djokovic sale de Roma “con buenas sensaciones” tras remontar en cuartos a Tsitsipas. “Me siento como quiero sentirme en tierra. Si logro jugar como estos dos días, tendré opciones de hacer un buen camino en París”, afirmó el serbio, que dejó una de sus frases retadoras: “La NextGen somos nosotros”.

Menos emoción tuvo la final del WTA 1000 femenino, en realidad no tuvo ninguna. Iga Swiatek, última campeona de Roland Garros, solo cedió trece puntos y se impuso con un doble 6-0 y 50 minutos de juego a Karolina Pliskova, que no existió en su tercera final seguida en Roma. Se trata del resultado más abultado de la historia en una final de esta entidad.

Vuelve Federer

A dos semanas del inicio de la cita de París, la atención se posa en Ginebra donde se producirá el regreso a la tierra batida de Roger Federer dos años después. Será solo el segundo torneo del suizo en casi dieciséis meses tras jugar en la pista dura de Doha en marzo. Tambien se juega esta semana en Lyon con un cuadro de mucho nivel.