Jon Rahm vive estos días una sensación "única" y que muy pocos jugadores habrán experimentado. El golfista de Barrika llega a su quinto Masters de Augusta, probablemente la cita más esperada cada año por la élite de este deporte, apenas cuatro días después de haber sido padre por primera vez. Eso le ha dado una tranquilidad mental siempre necesaria para afrontar este complicado campo, pero a la vez le ha impedido descansar en condiciones "y desde el jueves no he dado ni un solo golpe". "Los primeros días ha estado pendiente de Kepa y de Kelley e, incluso, me ha costado marcharme de casa. Pero sé que los dos están muy bien y estoy feliz y agradecido de estar aquí", comentó ayer nada más llegar a Augusta.

Su idea era jugar nueve hoyos de práctica en un Augusts National que conoce bien, pero que este año, de nuevo en la segunda semana de abril, tiene los greenes más duros y rápidos, nada que ver con el que se jugó en noviembre pasado por la pandemia, "más como lo recuerdo desde que empecé a seguir el torneo en los años 2000. Anuncian lluvia estos días, pero espero que no sea mucha porque tengo muchas ganas de jugar en estas condiciones", aseguró Rahm, que ha podido descansar los dos últimos días y se siente preparado para afrontar el torneo en el que acumula tres top 10 seguidos. "Sé que tengo el talento y creo que puedo ganar", dijo con la firmeza y el optimismo que le ha proporcionado "un mejor estado mental".

El barrikoztarra explicó que la razón de llamar Kepa a su hijo "es porque es un nombre vasco muy común y uno de los que mi mujer puede pronunciar, nada que ver con Kepa Arrizabalaga, porque ni soy fan del Chelsea ni lo he sido. Y luego le hemos puesto Cahill en el medio para honrar el nombre de la familia de Kelley, que en este proceso me ha hecho aumentar el respeto que tengo hacia las mujeres y admirarlas por ser capaces de traer vidas al mundo". Rahm no aventura si su hijo llegaré con una chaqueta verde debajo del brazo porque "lo primero que ha visto en el mundo es perder al Athletic La presencia de Txema Olazabal por trigésimo segunda vez en Augusta asegura chanzas, "pero le recordaré que tenemos veintitantos títulos más y que la semana que viene tenemos otra final para tomarnos la revancha".

El hondarribitarra tiene dos Masters y, al margen de lo futbolístico, siempre es una referencia en Augusta, donde toman parte este año 88 golfistas. Jon Rahm jugará los dos primeros días con Rory McIlroy, que busca el título que le falta para completar el Grand Slam del golf, y Xander Schauffele. Esta edición es la más potente en cuanto a participación de los últimos diez años ya que cuenta con los 58 mejores jugadores del mundo. El gran ausente es Tiger Woods y Dustin Johnson defiende el triunfo que logró en noviembre con un récord de golpes de 20 bajo par. Precisamente, nadie desde Tiger en 2002 repite título, pero todo el mundo espera el ganador vaya a estar de nuevo por debajo del -10.

Justin Thomas, Bryson DeChambeau, Collin Morikawa y, a última hora, Jordan Spieth, que volvió a ganar la semana pasada tras casi cuatro años de sequía, aparecen como los favoritos a vigilar, además de otros como el propio Rahm, McIlroy o Sergio García, en un torneo que recupera al público, aunque en número limitado y con estrictas medidas de seguridad, y se abrirá hoy de forma especial. Junto a los habituales Jack Nicklaus y Gary Player, dos leyendas inmarchitables, dará el golpe inaugural Lee Elder, el primer jugador afroamericano que en 1975 tomó parte en el Masters.

"Tengo muchas ganas de jugar en estas condiciones, con los greenes duros y rápidos"

Número 3 del mundo