Justo en el último día de febrero de este 2020 bisiesto, Rafa Nadal y Novak Djokovic ganaron los títulos de Acapulco y Dubai, respectivamente. A la semana siguiente, Elina Svitolina se impuso en el torneo femenino de Monterrey. Desde entonces, el tenis, en los dos circuitos, está parado, es el único deporte profesional que aún no ha podido reanudar la actividad de manera oficial. Las dificultades son muchas y aún no está claro cómo va a poder concluir el año debido a la sucesión de cancelaciones que está dejando un calendario famélico. El covid-19 sigue campando a sus anchas por todo el mundo y los jugadores y las jugadoras, que a diferencia de otros deportes no ganan dinero si no compiten, son un mar de dudas sobre cómo y dónde volver a las pistas. Todos los torneos de China y Japón de otoño han sido cancelados, lo que incluye el Masters 1000 de Shanghai, el Premier Mandatory femenino de Pekín y las Finales WTA que se iban a disputar por primera vez en Shenzhen y encontrar alternativas no es sencillo a estas alturas.

El tenis debería estar ahora mismo en plena gira americana de pista dura como preparación del US Open. De hecho, la ATP tenía previsto volver en Washington dentro de quince días, pero el torneo se ha cancelado por los efectos del coronavirus. La vuelta se aplaza, por tanto, a la semana siguiente, al Masters 1000 de Cincinnati que se ha trasladado a Nueva York donde a partir del 23 de agosto, o un poco antes, se pretende crear una burbuja sanitaria en el Billie Jean King National Tennis Center de Flushing Meadows. Pero muchos tenistas no las tienen todas consigo por los estrictos protocolos que habría que seguir durante tres semanas y porque viajar a Estados Unidos es ahora mismo poco recomendable.

La lista de entradas al torneo de Cincinnati incluye a Rafa Nadal y Novak Djokovic, aunque eso no significa que vayan a jugar. Los dos están ahora mismo en Europa sopesando el reto de participar en dos Grand Slams en apenas un mes. El balear debería defender este año el título en ambos, pero su prioridad parece estar en Roland Garros. La final del US Open coincide con el inicio del Mutua Madrid Open en la que Nadal ha comprometido su presencia para luego competir en Roma antes de París. Los planes del serbio también son una incógnita, aunque estos días se entrena en Marbella con las bolas que se van a usar el Grand Slam neoyorkino.

La wta, partida en dos

En el caso de las mujeres, sus decisiones también arrastran un halo de incertidumbre. Garbiñe Muguruza se había inscrito en el torneo de Lexington con el que iba a arrancar el tenis en Estados Unidos porque su deseo era “jugar todo lo que pueda” en esta segunda mitad del año. Pero a última hora la vasco-venezolana se ha borrado de esa cita, en la que si estará entre otras Serena Williams. Seguramente, Muguruza, que hasta el parón competitivo era la segunda mejor jugadora del año, entrará directamente en la burbuja neoyorkina para esas tres semanas de Cincinnati y US Open. Igual que para los hombres, en septiembre llega el encadenamiento Madrid-Roma-París al que Muguruza no desea faltar.

Así, el tenis, al margen de los torneos amistosos en los que los tenistas se están buscando la vida para coger la forma, volverá oficialmente este lunes en el torneo WTA de Palermo sobre tierra batida, al que le seguirá otro en Praga sobre la misma superficie. Da la impresión de que el circuito de la WTA se va a partir en dos y las jugadoras europeas optarán por jugar estas dos citas a la espera de que los acontecimientos les permitan viajar a Estados Unidos, al menos para el US Open.

Tras cinco meses sin competición y muchos jugadores cen el limbo, el tenis tiene clara su programación hasta que acaba Roland Garros el 10 de octubre. Las pistas cubiertas de Europa pueden concentrar toda la actividad en la parte final del año, pero aún hay muchos torneos cuya celebración está en el alero. Sin público y con una caída de la aportación de los patrocinadores, muchos eventos no son viables y ya la mayoría se conforman con poder volver el año que viene, si el coronavirus lo permite.