- A Jon Rahm le tocó nadar contracorriente en su primer día en el RBC Heritage. No estuvo cómodo en ningún momento y los números no fueron generosos con el juego del barrikoztarra. Los buenos momentos no se tradujeron en birdies debido a las numerosas oportunidades perdidas y cuando pintaron bastos, Rahm se llevó un mazazo tras otro. La vuelta pudo ser sobresaliente pero no llegó la ansiada racha de birdies y el vizcaino terminó la vuelta a trompicones, casi pidiendo la hora. Finalmente, el golfista de Barrika entregó una tarjeta al par del campo y se quedó lejos de la cabeza y con el corte muy presente. La reacción es necesaria.

Rahm hizo cuatro birdies y tuvo otras cuatro o cinco oportunidades de mejorar su tarjeta. Con este bagaje hubiese sido muy probable que la tarjeta del vizcaino estuviese cerca de las mejores del día, pero no fue así, todo lo contrario. Las oportunidades no fueron aprovechadas y los errores le penalizaron demasiado. Su juego en los primeros hoyos fue de campanillas y encontró las calles con facilidad. Los pequeños y esquivos greenes de Harbor Town no fueron dificultad para Rahm y consiguió fabricarse una opción tras otra. En la primera mitad del recorrido apenas erró y sumó sus cuatro birdies del día. Solo un bogey le frenó ligeramente pero con su buen toque desde la larga distancia lo consiguió compensar y un hoyo más tarde logró sumar el birdie. Un buen momento con todavía mucho por jugarse y que finalmente fue el último instante antes de la hecatombe que estaba por llegar.

A partir del ecuador del recorrido ya nada salió. Rahm entró en unas arenas movedizas de las que ya no pudo salir. Cada intento por mejorar le hundieron más y más. Aunque del 10 al 13 su juego de tee a green no se resintió lo más mínimo. El vizcaino siguió de dulce con el disparo inicial. La bola recorrió muchos metros y cayó con precisión en las zonas escogidas. Sin embargo, el mal día con el putt terminaron por amargarle la jornada a Rahm y encadenó cinco pares seguidos que supieron a muy poco.

El hoyo 13 fue el golpe definitivo para el vizcaino. El juego de Rahm se hundió de la misma manera que la bola en el agua. Ese mal golpe provocó que el de Barrika jugara el siguiente intento con el brazo encogido y logró salvar a duras penas el doble bogey. En dos hoyos Rahm pasó de estar con cuatro golpes por debajo del par del campo a estar a solo uno.

Los últimos hoyos no borraron el gesto de enfado de la cara de Rahm. La situación lejos de mejorar, empeoró con un bogey en el 17 después de que la bola fuera víctima de una ráfaga de viento inesperada y volara más de lo esperado. Otro error y el enésimo golpe de mala fortuna. Con esos peajes tan caros, el vizcaino solamente pudo salvar el par del día y le faltó capacidad de reacción para mantener la regularidad en su juego a pesar de que los birdies estuvieron demasiado esquivos. Algo que no se puede permitir hoy si no quiere verse fuera del torneo por segunda semana consecutiva.