LOS primeros rayos de sol iluminaban la Gran Vía bilbaina. Faltaban 15 minutos para las nueve de la mañana y decenas de personas se agrupaban entre risas para iniciar la XXIX edición de la Subida al Pagasarri, organizada por la BBK. Por delante esperaban poco más de dos horas de ascensión a la cima vizcaina, situada a 671 metros de altitud. A las nueve en punto se dio la salida al recorrido. Los mendizales cruzaron el teatro Arriaga, primero, y las siete calles después hasta llegar a Miribilla, pasando por Bilbao La Vieja. Pero no todos comenzaron su ruta en el mismo punto. “Este año hemos subido desde Alonsotegi”, señalaron Sonia, Uxue, Jorge y Cristina. No es la primera vez que este grupo de mendizales sube al Paga pero a pesar del esfuerzo, el caldo merece la pena, destacó la pequeña Uxue. Su madre, entre risas, aseguró que la compañía es lo mejor del día.

Disfrutar con amigos y familiares es la esencia principal de la subida. Por si la caminata no fuera suficiente, Jokin llevaba a su hija pequeña Haizea en su espalda y a Ayala, su otra pequeña, de la mano. “No cuesta, aunque arriba se notará más la dificultad”, admitió este padre entregado, con varias ediciones en sus piernas.

Cada grupo de mendizales tenía su hoja de ruta y un plan interiorizado. Mientras unos optaron por ascender el ritmo y dejar atrás al resto, otros apostaron por ir parando para observar la naturaleza y beber un poco de agua. Por suerte, la lluvia no hizo acto de presencia. El viento, no obstante, dificultó en ocasiones la subida. La organización del evento había acotado un recorrido pero algunos de los que ya lo conocían, optaron por vías alternativas y más cortas. Al fin y al cabo, tocaba reservar energías para la cumbre.

Música y una carpa con bocatas de tortilla y chorizo a la sidra aguardaron a los participantes que completaron el ascenso. Las botellas de agua y los caldos también hicieron acto de presencia en lo alto del Pagasarri. Para Andrés, Pilar y Juan Ramón esta cita es ineludible: “El recorrido es más o menos clásico, como todos los años. Subimos, además, entre semana, pero venimos hoy porque te ves con la gente. Vamos parando y tardamos dos horas y media. El tema es disfrutar del día”.

Si algo caracteriza a muchos mendizales locales es su afán por subir al Pagasarri. Eso sí, no todos conocían esta jornada festiva que se ha convertido en toda una tradición. “Hemos venido más veces aquí, pero para esta subida especial, es la primera”, contaron entusiasmados Mariluz, Begoña, Gabi y Javi. Todo aquel que abonaba los tres euros de cuota tenía derecho a obtener un ticket para canjearlo por un hamaiketako en la cima. Sin embargo, como destacó este grupo de amigos, hubo algún problema a la hora de adquirir los billetes: “Por lo demás, ha sido una muy buena experiencia. Hace un día estupendo y el ambiente y la organización, muy bien, había gente indicándonos”.

Para algunos fue una sorpresa encontrarse con el evento. Los basauritarras Mikel, Josu, Eriz y Asier, junto con sus dos perros, se toparon con una marea humana en el Paga. “Hemos venido por nuestra cuenta, venimos de Basauri. Nos pilla cerca y venimos dando un paseo. En ir y volver tardamos 3 o 4 horitas”, subrayaron. Eso sí, para este grupo de amigos, como para muchos otros mendizales que disfrutaron de una nueva edición del tradicional ascenso al Pagasarri organizado por la BBK, lo mejor fue “el poteo” de después.