BILBAO. La jinete Bakene Erkiaga, a lomos de su caballo Lanbro, se impuso por un segundo al ciclista de la Fundación Euskadi, Mikel Aristi, en el original duelo que tuvo ayer como epicentro Berriatua. Ni la lluviosa mañana ni el frío pudieron amedrentar a los habitantes de esta localidad, y a numerosos curiosos que, en medio de gran expectación, acudieron a la cita. A priori, las condiciones no favorecieron a ninguno de los dos competidores. “Estoy contento porque tenía miedo de que me patinara la rueda”, subrayó el ciclista guipuzcoano. Un circuito de 330 metros entre las ermitas de Aita Kurutz y San Juan. El asfalto mojado suponía un factor de riesgo para Aristi y, más si cabe, en un esprint.

La novedad y las dudas respecto al desenlace se mantuvieron intactas hasta el final. “La prueba ha ido muy diferente de lo que yo creía. Pensaba que en un principio el caballo me iba a coger mucha distancia en los primeros metros y que luego yo cogería más velocidad e iría remontando”, relató Aristi. Pero, nada más lejos de la realidad, la jinete local Bakene Erkiaga a lomos de Lanbro no tuvo una salida tan eléctrica y fue el ciclista el que se puso en ventaja al inicio. No obstante, Erkiaga pudo sobreponerse y llegó a sacar a Aristi unos diez metros. “Ha tenido una velocidad punta más alta de la que yo creía que iba a tener”, admitió el ciclista. Con un apretado final, Erkiaga pudo completar el recorrido en 25 segundos, mientras que el bergaratarra lo hizo en 26. La txapela se quedó en casa, en manos de la jinete.

El bergaratarra apostó por una salida un poco más conservadora para poder ir poco a poco recortando distancias: “Sí que he salido a tope, pero con un punto de tranquilidad. Para que la rueda no me patinara, he cogido luego un punto de velocidad y ya iba más seguro”. 66 años después del duelo que disputaron Oskar Elgezabal y el jinete Ángel Arriola se repitió la historia. Berriatua fue testigo por segunda vez de un peculiar desafío. Entonces, Elgezabal y su bicicleta dominaron en 1953.

A pesar de la derrota, Mikel Aristi valoró de forma positiva este novedoso reto y la respuesta del público: “Creo que en Berriatua ha habido un ambiente bonito con una prueba así de especial y creo que es positivo”. La jornada festiva concluyó con una comida popular en el frontón.