iñigo Llopis y Nahia Zudaire viven en una piscina. El primero comenzó a nadar cuando, jugando al fútbol, se rompió la pierna derecha, afectada por una malformación congénita. La rehabilitación le obligó a pasar muchísimo tiempo a remojo. Y le gustó tanto que ya no ha vuelto a secarse. La segunda, por su parte, también se puso el bañador por prescripción médica. El agua era el medio donde menos afecciones generaba su discapacidad y ahora es donde más cómoda se siente. Ambos son nadadores destacados, demasiado jóvenes para los éxitos que ya han cosechado -20 y 15 años, respectivamente-. Y ambos están a media brazada de clasificarse para los Juegos Paralímpicos de Tokio, que tendrán lugar el próximo verano. Porque, tras el descanso que regala una buena campaña, el nuevo curso acaba de empezar para estos dos guipuzcoanos, que tienen los mismos objetivos esta temporada: preparar el Europeo y conseguir la marca mínima para la cita paralímpica. “No va a ser fácil conseguir la mínima, pero tampoco muy complicado. Es decir, habrá que mejorar un poco, pero tampoco es una locura; así que espero estar en los Juegos. Pero esta temporada va a ser larga, primero hay que conseguir la marca y luego ya veremos”, explica Llopis.

El donostiarra ya sabe lo que es estar en una cita olímpica, lo consiguió en los pasados Juegos de Río, con apenas 17 años: “No tuve un gran nivel competitivo en cuanto a llegar a finales, pero me vino bien la experiencia y me ayudará a ir más tranquilo a Tokio. Fue un punto de experiencia que me va a venir bien para todo”. Y es que ahora, cuatro años más tarde, Llopis ya es un referente internacional de la natación. Porque tras sus habituales títulos estatales y las cinco medallas que consiguió en el pasado Europeo de Berlín, ahora el guipuzcoano puede presumir de haberse subido a un podio mundialista gracias al bronce que cosechó en Londres en la prueba de 100 metros espalda: “Fue todo un éxito porque tuve un par de lesiones que no me dejaron prepararme como quería, pero todo el entrenamiento tuvo su recompensa con la medalla. A principios de temporada no pensábamos que tuviera opciones de podio, pero llegué a la final con buenas sensaciones y al final acabé muy contento”. Con todo, Llopis se quedó a escasas centésimas de lograr el billete olímpico, puesto que los dos primeros clasificados en el Mundial accedían directamente a Tokio; sin embargo, no pierde el optimismo: “Primero es conseguir la marca porque solo ir es ya un premio a todo el trabajo, pero desde luego que ahora iría con otros objetivos más ambiciosos que los de Rio. El bronce mundial te da confianza y ganas de ir a por todas. Sé que el año preolímpico es largo y que todos queremos el billete, pero voy a entrenar duro para ir y estar un poco más arriba a nivel competitivo”.

Zudaire se toma esta temporada con mucha más calma que Llopis. Sabe que los Juegos de Tokio le pillan “demasiado pronto” y que realmente su cita paralímpica será “la de dentro de cuatro años”, la de París: “Los de 2020 son unos Juegos a los que tengo probabilidades de ir, pero no me obsesionan. Si voy será a vivir la experiencia, a coger maña para ir a los siguientes con más tranquilidad porque sé que este no es mi año”. Y es que, a sus 15 primaveras, la guipuzcoana ya es una promesa hecha realidad porque, aunque no ganó ninguna medalla en el Mundial de Londres, compitió en seis pruebas, consiguió meterse en sus primeras finales mundialista -fue octava en 100 mariposa- e incluso logró dos nuevos récords de España: en los 100 metros libres y en 100 mariposa. “Fue una experiencia muy bonita, había mucho nivel pero fue el mejor campeonato que tuve la temporada pasada porque las impresiones fueron muy buenas. Además, está muy bien ser la pequeña del equipo porque te miman mucho”, bromea.

Rutinas de entrenamiento En este año preolímpico, Llopis decidió cambiar su preparación y marcharse a Madrid, al centro de Alto Rendimiento Joaquín Blume “para estar más concentrado”, mientras que Zudaire mantendrá su rutina. La nadadora cursa 4º de E.S.O, por lo que tiene que conciliar los estudios obligatorios con la piscina: “Compagino bien ambas cosas y de hecho me organizo mucho mejor cuando nado, dos horas a la semana, porque así me obligo a mantener un horario”.