MAYO es el mes de Roland Garros, el mes en el que las zapatillas y los calcetines de los tenistas se tiñen del ocre de la tierra batida. Es el mes del segundo Grand Slam de la temporada, pero también del Mutua Madrid Open y a partir del día 12 de los Internacionales de Italia, dos de los torneos de mayor rango después de los cuatro grandes y en los que a partir de este sábado coincidirán el circuito masculino y el femenino casi como definitiva puesta a punto para la cita parisina.

Las grandes estrellas de la raqueta se citan este mes en Europa, lo que no sería noticia si no fuera porque eso implica que Roger Federer regresa a la tierra después de dos años en la que no la incluyó en su calendario. La presencia del suizo en la Caja Mágica por primera vez desde 2015 añade alicientes a un torneo en el que también estarán, por supuesto, Novak Djokovic y Rafa Nadal. Y no suele ser habitual, sobre todo en los tiempos recientes, que el Big Three coincida en el mismo torneo fuera de los grandes o de las Finales ATP. Además, el Mutua Madrid Open verá la reaparición de Juan Martín del Potro y la retirada definitiva de David Ferrer.

Djokovic lleva unos resultados muy discretos desde su triunfo en el Abierto de Australia, de hecho solo ha disputado ocho partidos desde entonces, aunque eso no le ha impedido mantener el número 1 del mundo. Su objetivo está puesto en Roland Garros, en ganar los cuatro Grand Slams seguidos y en ello está enfocando su preparación. Nadal, por su parte, llega a Madrid decidido a continuar con su progresión y despejar las dudas, más externas que internas, que crearon sus derrotas en Montecarlo y Barcelona. El balear ha cumplido 14 años sin bajar del Top 10 del ranking mundial y sabe que mantener ese estatus puede pasar por lograr excelentes resultados en Madrid, Roma y París.

Nunca había llegado a estas alturas del curso sin ningún título, aunque las lesiones han condicionado el rendimiento de Nadal y le han llegado a afectar mentalmente, como reconoció la semana pasada, al no permitirle una actividad continua. El año pasado, el de Manacor perdió en Madrid en cuartos de final ante Dominic Thiem y superar esa ronda supondría un éxito en sus circunstancias actuales, en las que hay una abundancia de aspirantes dispuestas a humanizar a Rafa Nadal y a quebrar su supremacía de una década y media. Uno de ellos debería ser Alexander Zverev, pero el ganador del año pasado, precisamente ante Thiem, también está ”metido en un agujero”, según sus propias palabras, desde que arrancó la gira de tierra batida.

abierto para las mujeres El torneo de Madrid también supone un reto para Garbiñe Muguruza, en primer lugar porque nunca se le ha dado especialmente bien y después porque la vasco-venezolana llega en el vigésimo puesto de la clasificación de la WTA, el más bajo desde hace cuatro años y que le lleva a tener que afrontar a rivales complicadas desde las primeras rondas. En cualquier caso, el tenis femenino, que ha tenido este año 18 campeonas diferentes en 19 torneos, ya ha demostrado que lo que parece una sorpresa quizás no lo sea tanto. La única que ha repetido es Petra Kvitova, que es quien defiende el título en la Caja Mágica.

El estado de forma de Muguruza, que conocerá hoy su cuadro, es una incógnita. La semana pasada no compitió en Stuttgart por culpa de un virus estomacal y su anterior experiencia en tierra fue agridulce ya que contribuyó en Bélgica al ascenso de España al Grupo Mundial de la Copa Federación, aunque ella perdió sus dos partidos individuales ante rivales inferiores. Antes había repetido título en Monterrey, pero el repunte de su juego sufrió un parón ante Kirsten Flipkens y Ysalina Bonaventure.

El año pasado la de Caracas no pasó de la tercera ronda en Madrid y de la segunda ronda en Roma, por lo que mejorar esos resultados le permitiría, a su vez, llegar con un mejor ranking a Roland Garros, donde hace un año llegó a las semifinales. Garbiñe Muguruza ya ha estado arriba y sabe que el camino empieza en Madrid.