- El comunicado que el capitán del Barcelona, Leo Messi, publicó ayer sobre la decisión de la plantilla de aceptar una rebaja de sueldo del 70% además de hacer una aportación para que los empleados del club puedan cobrar el 100% de su salario, ha constatado que la relación entre jugadores y junta directiva está en un punto de no retorno.

“Somos los primeros que SIEMPRE hemos ayudado al club cuando se nos ha pedido”, escribió Messi en las redes sociales tras mostrar su malestar al entender que el club estaba tratando de ponerles “bajo lupa”.

Estas tensiones, sumadas a las surgidas en febrero tras el escándalo de I3Ventures, una empresa vinculada a una supuesta campaña de desprestigio de jugadores, exjugadores y personajes vinculados al entorno barcelonista en redes sociales contratada por el propio club, han sido la gota que ha colmado el vaso en una relación que arrastra problemas desde hace años.

El mayor representante de estas tensiones es el propio Messi, que con el paso de los años ha hecho valer su poder para ganarle el pulso a varios miembros de la directiva que mostraron posturas alejadas a las del vestuario.

Otro de los grandes nombres del vestuario azulgrana que ha ilustrado la desconexión entre directiva y jugadores en los últimos años ha sido Gerard Piqué. El central catalán ha ejercido como portavoz de sus compañeros en numerosas ocasiones y nunca se ha escondido a la hora de criticar el trabajo de la directiva, como el pasado mes de septiembre cuando, tras una victoria ante el Getafe, pidió unidad tras la publicación de un artículo sobre el aumento de poder de los jugadores en el club.

En lo que respecta al resto de la plantilla, más allá de comentarios puntuales en zona mixta de Jordi Alba o Sergio Busquets, el episodio más destacado se produjo a inicios de temporada, cuando ningún futbolista del primer equipo acudió al estreno de Matchday, la producción de Barça Studios sobre los entresijos de la temporada 2018-19.

Los jugadores, que aseguraron estar descontentos con las cantidades económicas pactadas, pidieron que las cámaras no pudieran acceder ni a los vestuarios ni a los hoteles de concentración para la segunda temporada del programa, una condición que provocó la renuncia de la productora de Jordi Évole.

Muchas cosas tendrán que cambiar para que la dinámica entre jugadores y directivos mejore, ya que, tal y como explicó el exfubolista Xavi Hernández, hay que empezar un proyecto “desde cero” para que no haya “nadie tóxico cerca del vestuario”.