- En la misma medianoche del pasado jueves, poco después de que el Athletic sellara su billete a la final de Copa del 18 de abril no sin antes sufrir lo que no está en los escritos para superar la última eliminatoria frente al Granada, emergía una especie de sospecha en torno a las consecuencias que podría generar el coronavirus que tanta alarma ocasiona a nivel mundial. El asunto surgió en una conversación improvisada en los exteriores del campo de Los Cármenes con miembros de la expedición rojiblanca oficial. "No aceptaremos jugar la final a puerta cerrada. Se trataría de una aberración. No tiene sentido", expresó un miembro de la Junta Directiva presidida por Aitor Elizegi. El consenso es evidente entre los dirigentes de la entidad bilbaina, como así se lo habrían trasladado a la Federación Española de Fútbol (RFEF) a medida de que la pandemia se va acentuando y que ha sacudido a todos los estamentos deportivos del planeta. El fútbol no es ajeno a esta psicosis y las diferentes instituciones ya han tomado las primeras medidas preventivas en el Estado, ya que las dos próximas jornadas de liga, tanto a nivel profesional como amateur, se disputarán a puerta cerrada.

La final de Copa podría convertirse también en víctima del coronavirus, aunque lo único claro a día de hoy reside en que no se jugará a puerta cerrada en ninguno de los casos, salvo que la situación llegara a extremos insospechados. Así lo expuso ayer la RFEF a través de un comunicado, en el que anunció que hoy propondrá a los clubes finalistas del torneo masculino como a los semifinalistas del femenino, entre los que también asoma el Athletic, que en el supuesto de procederse al cambio de fechas para estas citas, previstas para el 18 de abril y 31 de mayo respectivamente, se aprobaría en una reunión de la Comisión Permanente de la RFEF que tendría lugar el próximo día 25 del presente mes, cuando hayan transcurrido las dos semanas establecidas de protección y cuando se tengan datos aclaradores del impacto y de la evolución que sufra la enfermedad en las fechas venideras. Por tanto, el encuentro que tendrá lugar esta tarde en la sede federativa sobrepasará los temas a tratar previstos de inicio y que afectaban al lote de entradas que recibiría cada club y a los detalles organizativos de la final de La Cartuja, en el primero de los casos, y la de La Rosaleda, en cuanto a la de féminas.

Athletic y Real solicitarían que la final, la primera de la historia entre ambos clubes y la segunda entre equipos vascos, se celebrara a finales de mayo en caso de que se descarte la fecha del 18 de abril, lo que generaría al mismo tiempo un nuevo foco de controversia en cuanto a la hipotética anulación de reservas de habitaciones y de plazas de vuelo a Sevilla efectuadas por miles de seguidores rojiblancos y albiazules que abarrotarán las gradas del estadio sevillano. Esa fecha alternativa, que debería refrendar la Comisión Delegada dentro de catorce días, se fijaría antes del 30 de mayo, cuando está programada la final de la Champions que tendrá lugar en el Ataturk Olimpiyat de Estambul, y después de la última jornada de LaLiga Santander, fechada para el 23 o 24 de mayo y en la que curiosamente el Athletic compite de nuevo en Los Cármenes de Granada.

Por otra parte, la Federación Vizcaina de Fútbol ha requerido a la RFEF que preside Luis Rubiales la recepción de un lote de 800 entradas para la final de Copa de La Cartuja al igual que solicitara en su día para las tres últimas ediciones en las que el Athletic la ha disputado, en todas ellas frente al Barça en 2009, 2012 y 2015. Fuentes consultadas de la Vizcaina apuntan que se repartirían entre los 170 clubes adscritos a la misma y entre los 60 de fútbol sala, mientras que el resto las reservaría para compromisos institucionales y con sus patrocinadores y colaboradores.