Zarandeada con violencia con la pandemia del coronavirus, la Vuelta al Bidasoa tuvo que refugiarse durante dos años. Los mismos en los que las mascarillas han dibujado la uniformidad de los rostros. Amainado el azote del virus, que no desaparecido, la carrera amateur por etapas más prestigiosa del calendario retorna al centro del escenario. La Vuelta al Bidasoa se disputará entre el 5 y el 7 de mayo con la intención de recuperar el pulso previo a la pandemia. Para ello, la organización ha trazado tres jornadas perfiladas con el lenguaje de la exigencia. La 48ª edición dispondrá un recorrido que obligará a los ciclistas a ofrecer los mejor de su repertorio para poder brillar.

La primera jornada de la carrera unirá Irun con Irrisarri Land para totalizar 104 kilómetros. La meta estará situada en el muro emboca con el parque de la naturaleza en Igantzi, una subida que siempre deja diferencias debido a lo abrupto de la misma. El repecho de 1,4 kilómetros descolla con una pendiente media del 8,9 %, pero con rampas bastante más duras en sus adentros.

La segunda etapa de la Vuelta al Bidasoa es la más larga. Sumará 119 km. Hendaia será el punto de arranque para culminar en Hondarribia. Antes, el pelotón deberá encarar la subida a Jaizkibel, un puerto de primera cuya cima se encuentra a una decena de kilómetros de la llegada. La jornada de cierre será un clásico de la Vuelta al Bidasoa, con salida y meta en Irun. Será la jornada más explosiva y difícil de gestionar. Apenas sumará 77 kilómetros pero concentrará dureza. Agiña, Aritxulegi, el muro de San Marcial y Erlaitz marcarán el cierre de la carrera.