La final de la NBA entra en una nueva dimensión después de que los Milwaukee Bucks la igualaran al calor de su público (109-103) en un cuarto partido de alto voltaje y mucha tensión por momentos. De momento, se ha impuesto el factor cancha y las estrellas de cada equipo han ido alternando en el protagonismo. En un abarrotado y ruidoso Fiserv Forum, se vio un excelso duelo anotador entre Khris Middleton, que metió 40 puntos, muchos de ellos en los minutos decisivos, y Devin Booker, que tiró de los Suns hasta donde le dejaron las faltas, con 38 de sus 42 puntos en los tres primeros cuartos.

La final va tomando un claro cariz físico y los Bucks parecen mejor preparados para ese escenario, por más que los dos entrenadores estén limitando al máximo sus rotaciones. Giannis Antetokounmpo rozó el triple-doble y firmó un par de acciones defensivas fundamentales en el tramo final, mientras que Chris Paul parece ir a menos con el paso de los partidos y eso supone dejar desasistido a Booker. Aún así, los Suns dominaron el marcador muchos minutos gracias al acierto de su estrella, pero los errores les condenaron. No fueron capaces de proteger su tablero, cedieron 19 posesiones más a unos Bucks sin buenos porcentajes de tiro y las pérdidas de balón, con Paul cayendo en ellas al final, fueron un lastre definitivo.

Con todo el desgaste acumulado, la final queda ahora en un escenario desde la madrugada del sábado de un play-off al mejor de tres choques. Los Phoenix Suns disponen de dos oportunidades de lograr el anillo en casa, pero da la impresión de que han dejado vivos a los Milwaukee Bucks.