Bilbao - Llevaba ya el Bilbao Basket un puñado de partidos amagando pero sin acabar de golpear, rondando siempre las victorias pero sin acabar de certificarlas. Tres derrotas en los últimos tres encuentros, cinco en los últimos seis. Nada alarmante, pero en esto del deporte las dinámicas son importantísimas y esa convenía cortarla de raíz antes de que los males fuesen a mayores. No parecía el de ayer ante el San Pablo Burgos el partido ideal para hacerlo, pero el conjunto vizcaino, diezmado por las ausencias de Jonathan Rousselle y Emir Sulejmanovic y con otro puñado de piezas entre algodones, hizo de la necesidad virtud en un escenario bullicioso y exigente, recogió el guante de un rival que propuso un duelo de ritmo endiablado y acabó imponiéndose por un agónico pero sabrosísimo 93-95 en un choque de notable factura, jugado de poder a poder y sin tregua desde el salto inicial hasta la última bocina.

Impulsados por la colosal actuación de Axel Bouteille -34 puntos, nuevo récord anotador de un jugador del Bilbao Basket en la ACB- y unos magníficos porcentajes de tiro (63% de dos y 53% en triples), los de Álex Mumbrú se sobrepusieron a sus 16 pérdidas de balón y a los 19 rebotes ofensivos capturados por el rival a base de competitividad y la unión del grupo, con jugadores que dieron un paso al frente ante la falta de efectivos. Tuvo un gran valor el partido de Thomas Schreiner, que ante la ausencia de Rousselle tuvo que permanecer 32 minutos en cancha y sumó 10 puntos y 6 asistencias. También el de Jaylon Brown, que visiblemente cojo en el tramo final del choque tuvo que guardarle las espaldas en el puesto de base, o el de Ben Lammers y Ondrej Balvin, otra vez contundentes y efectivos en ambos aros, o el de Tomeu Rigo e Iván Cruz, que tuvieron más presencia en cancha de la habitual y en absoluto desentonaron... El Bilbao Basket sabe muy bien lo que cuesta ganar fuera de casa en la Liga Endesa -no lo lograba desde el duelo inaugural del curso en Tenerife- y ayer sí que tuvo un mayor control de las situaciones en los momentos de la verdad, a los que llegó en ventaja (81-87 a 3:39 del final) merced a un parcial de 2-10. Vítor Benite, con ocho puntos en esos compases finales, no estuvo lejos de aguar la fiesta bilbaina, pero dos tiros libres de Bouteille a nueve segundos del final colocaron un 91-95 que ya no tuvo vuelta atrás.

El encuentro arrancó con los dos equipos moviendo sus guarismos ofensivos con soltura. Bouteille compareció enchufadísimo y sus ocho puntos en apenas dos minutos y medio de partido hicieron posible que fuera el Bilbao Basket el que empezara mandando en el luminoso (5-10), aunque las pérdidas le impidieron dar continuidad a su buen momento. Así las cosas, poco tardaron los de Joan Peñarroya en equilibrar la balanza sacando provecho de sus recuperaciones de balón y de su dominio del rebote ofensivo. Con Brown ejerciendo de segundo base y Cruz y Rigo con mayor presencia en la rotación, los hombres de negro atacaban con solvencia pero les costaba cerrar su aro y el 24-20 al término del primer cuarto dejaba a la vista una labor de retaguardia no demasiado eficaz. El acierto de Ferrán Bassas desde la larga distancia, con un cuatro de cuatro en triples, no solo disimuló el errático punto de mira de Thad McFadden, sino también dio mucho aire a un San Pablo Burgos que poco a poco iba llevando la contienda a su terreno. Pero los de Mumbrú no se amilanaron y gracias a un triple de Schreiner y al gran trabajo de Lammers en las cercanías de aro enlazaron un parcial de 3-11 que les permitió recuperar el control del marcador (33-36) y obligó a Peñarroya a detener el duelo a 3:57 del descanso. El técnico anfitrión exigió más intensidad a los suyos, pero en las filas bilbainas volvió a surgir la figura de Bouteille para hacer que fueran los suyos los que llegaran en ventaja al descanso: 43-45.

Intercambio de golpes Al regreso de vestuarios, tres tiros libres de Arnoldas Kulboka, una canasta de Brown y otro triple de Bouteille, que seguía desbocado, dieron al Bilbao Basket su mayor ventaja del partido, 45-52, pero la llegada al partido de McFadden con dos triples y otro par de pérdidas de los visitantes, una de saque de fondo, impidieron el demarraje. En lugar de ello, el duelo volvió a igualarse y fue poco a poco ganando en temperatura, con la animosa afición local montando en cólera por una técnica por protestar a Peñarroya y, sobre todo, otra a Stevic por flopping en los segundos finales del tercer acto. El Bilbao Basket no sacó nada de esa acción, pero consiguió llegar a los diez minutos finales por delante, aunque el 69-71 dejaba absolutamente todo en el aire. Los anfitriones apostaron por elevar su intensidad defensiva pero los visitantes encontraron soluciones ofensivas de la mano de Bouteille y Kulboka. Su problema estaba en el otro aro, ya que su rival sumaba canastas importantes en segundas y terceras acciones. Sin embargo, un buen tramo defensivo impulsó un 2-11 que colocó a los visitantes con un interesante 81-87 a 3:39 del final. Benite intentó que los suyos se revolvieran, pero el acierto de Bouteille en los tiros libres y la experiencia de Schreiner a la batuta mantuvieron el timón firme y permitieron al Bilbao Basket sumar un meritorio triunfo que debe suponer un nuevo impulso.