bilbao - Entre los equipos que viven en el alambre, con la constante necesidad de victorias sobre ellos, los encuentros en casa son oro. Esos partidos que deben ser amarrados con fuerza y traducidos en victorias que permitan al grupo vivir con cierta tranquilidad ante la amenaza del descenso y poder soñar con subir otro escalón más. En este inicio de temporada, el Bilbao Basket está cumpliendo con esta consigna a la perfección. Miribilla es un fortín y todavía no ha habido plantilla capaz de asaltar este pabellón. Un honor que los hombres de negro comparten solo con Real Madrid, Barcelona, Estudiantes y Zaragoza. Además, el calendario no ha ayudado a que los bilbainos mantengan su imbatibilidad en el Bilbao Arena, todo lo contrario. El Bilbao Basket se enfrentó como local a dos equipos de Euroliga como el Valencia y el Baskonia y al Montakit Fuenlabrada.

Para volver un arranque del Bilbao Basket similar al de esta temporada hay que remontarse a la temporada 2014/15, la primera con Sito Alonso en el banquillo. El club bilbaino, después de vivir un verano convulso y estar al borde de la desaparición debido a las deudas contraídas, olvidó todos los males y arrancó con mucha fuerza en el ámbito deportivo. El Fuenlabrada, el UCAM Murcia y el Sevilla cayeron en el Bilbao Arena, lo que hizo que los hombres de negro arrancaran el curso con un balance de cinco victorias y una sola derrota. En esa temporada el Bilbao Basket consiguió clasificarse para la Copa y el play-off pero en ambos escenarios fue eliminado en los cuartos de final.

Las tres victorias en los tres primeros partidos como local es algo que se ha repetido en cuatro ocasiones en los últimos diez años, pero ese número parece una frontera infranqueable para el equipo. Solo en una ocasión fue superada esa cifra. Fue en la temporada 2012/ y ahí el Bilbao Basket logró ganar sus cinco primeros encuentros y en los seis primeros encuentros ostentaba un balance de cinco victorias y una sola derrota. Solo en la jornada 10, el Cajasol de un gran Tomas Satoransky pudo romper la imbatibilidad de Miribilla. En esa plantilla dirigida por Fotis Katsikaris había nombres como el de Nikos Zisis, Kostas Vasileiadis, Raúl López, Fran Pilepic o el actual entrenador Álex Mumbrú. Su buen hacer no solo fue reflejado en la ACB, el conjunto bilbaino vivió su mejor temporada en la Eurocup y llegó hasta la final, donde acabaría siendo derrotado por el Lokomotiv Kuban en aquella recordada final de Charleroi.

Repetir esa racha de cinco triunfos consecutivos es uno de los objetivos del actual Bilbao Basket. Sin embargo, lo busca sin una meta clasificatoria fijada ni mirando más allá del siguiente encuentro. Desde el primer día, Álex Mumbrú dejó claro que no había más encuentro en mente que el siguiente y la táctica de ir partido a partido es la única que conoce este equipo. Una estrategia que en los primeros encuentros le ha ido bien y le ha permitido superar las expectativas al colocarse con cuatro victorias y dos derrotas, situándose en el cuarto puesto de la general.

ligera diferencia Los números del Bilbao Basket no varían en exceso cuando juega en casa o lo hace a domicilio. Está claro que en Miribilla, los hombres de negro anotan más y encajan menos que cuando lo hacen como local, pero las diferencias son escasas, con solo cinco puntos de diferencia, con porcentajes de tiros similares. El mayor desequilibrio entre los partidos como local y como visitante está en las pérdidas. Los dirigidos por Álex Mumbrú pierden 17 balones de media en sus desplazamientos por solo 11 cuando juegan en el Bilbao Arena. Sin embargo, estos números son lógicos debido a que en la derrota ante el Obradoiro hubo dos prórrogas y el choque contra el Zaragoza, el peor de este curso para los bilbainos, penaliza bastante en todos los aspectos estadísticos.

A pesar de que tres de las cuatro victorias del Bilbao Basket hayan llegado en Miribilla, los hombres de negro tampoco destacan por cambiar en sobremanera su rendimiento cuando juega fuera de su feudo. Mumbrú reconoció en más de una ocasión que la afición bilbaina les da una energía extra que les permite jugar con más aplomo cuando son locales, pero en los partidos como visitantes también fueron capaces de dar la cara. Solo en Zaragoza el Bilbao Basket se quedó sin competir. Ahora, en el desplazamiento a Manresa los bilbainos deberán demostrar que lo ocurrido en tierras aragonesas es solo un lunar en un arranque de curso notable.