LA pasada madrugada, los Houston Rockets batieron el récord histórico de más triples anotados en un partido de la NBA, 27, en una sencilla victoria ante los Phoenix Suns en la que su gran estrella, James Harden, aportó cinco para convertirse en el único jugador junto a Michael Jordan que acabará una temporada con 2.700 puntos, 500 asistencias y otros tantos rebotes. El pasado 30 de marzo, ante los Sacramento Kings, La Barba consiguió el quinto triple-doble de su carrera con 50 puntos anotados (más que nadie en la historia de la liga) y se convirtió en el cuarto jugador con más partidos, 18, habiendo alcanzado esa barrera anotadora y el noveno en anotar 2.000 triples en su trayectoria profesional. Y solo ocho días atrás le había endosado 61 puntos a los San Antonio Spurs?

Así ha transcurrido la temporada de Harden (26-VIII-1989, Los Ángeles), de explosión anotadora a explosión anotadora, de récord en récord, dando rienda suelta a un talento para sumar puntos que le convierte en incontrolable para sus rivales debido a su rapidez en las ejecuciones y a sus depurados fundamentos. El escolta de los Rockets, en plena lucha aún por la segunda plaza del Oeste, ya fue el pasado curso máximo anotador y MVP de la NBA, pero en la presente campaña ha llevado el arte de anotar a límites casi inhumanos. A falta de un encuentro para terminar la campaña regular, el angelino promedia 36,1 puntos por encuentro, cifras a las que nadie accedía desde que lo hizo Michael Jordan en 1987 (37,1). Solo en el presente ejercicio acumula nueve partidos con 50 o más puntos anotados. ¿Y en cuantos se ha quedado por debajo de los 20? Pues solo en tres. Solo el extraordinario Giannis Antetokounmpo (Milwaukee) parece capaz de hacerle sombra en la carrera por su segundo MVP.

Evidentemente, para llegar a estas cifras, Harden, de 29 años, amasa muchísimo balón, acumula más situaciones de aclarado que nadie en la liga para exprimir su letal juego uno contra uno y su famoso step-back y se juega bolas por doquier, pero a sus Rockets no les va nada mal con este estilo ofensivo en el que todo se basa en el triple o en las finalizaciones debajo del aro, despreciando todas las distancias intermedias. A las órdenes de Mike D’Antoni, La Barba se expresa con absoluta libertad, sin ningún freno, y con él como santo y seña la franquicia de Texas ya tuvo contra las cuerdas el pasado curso a los casi intocables Golden State Warriors -tuvieron dos partidos para eliminarles en la final del Oeste- y esta temporada asoman también como el equipo más capacitado para acabar con su dictadura.

Impresionante racha La explosión anotadora de Harden arrancó a finales de 2018 fruto de la necesidad. Tras un arranque endeble como colectivo, con una defensa que hacía aguas por todos lados, a los males de los Rockets se les sumó la lesión de Chris Paul. Ante la ausencia de su principal compinche en el juego exterior, La Barba se echó el equipo a sus espaldas y el 12 de diciembre, con 50 puntos ante los Lakers, arrancó la que iba a ser una racha histórica de 32 partidos seguidos anotando 30 o más puntos, lo nunca visto en la NBA desde la de 65 encuentros protagonizada por Wilt Chamberlain aquella campaña 1961-62 en la que acabó promediando 50,4 puntos por partido. Su racha acabó el 25 de febrero ante Atlanta en una contienda en la que falló los diez triples que intentó, quedándose en 28 puntos. Harden, que jugó con una lesión en el cuello que le llevó a perderse el anterior choque, tuvo con el partido ya decidido a favor de sus Rockets balón para prolongar su singladura, pero con siete segundos para el bocinazo final decidió limitarse a cruzar la cancha y, con cuatro rivales a su alrededor, no tirar a canasta. “Tenía un poco de ganas de dejar todo esto atrás. Fue algo bonito, pero tenía claro que no iba a llegar al número uno de la lista”, dijo minutos después.

Harden lanza una media de 24,7 tiros de campo y va más de 11 veces a la línea de tiros libres en cada encuentro, cifras ambas superiores a las de cualquier otro jugador de la liga, pero sus 7,6 asistencias por cita también le colocan séptimo en esta faceta del juego. Además, lucha con Paul George (Oklahoma City) por ser el mejor ladrón de balones, aunque en el capítulo de pérdidas su liderato es inapelable (cinco por duelo). Además, y como curiosidad, en marzo se convirtió en el primer jugador que consigue en una misma temporada anotar 30 o más puntos a todos los equipos rivales desde que la NBA cuenta con 30 equipos. No hay franquicia que se haya quedado sin sufrir la virulencia anotadora de un Harden al que le queda la asignatura pendiente del anillo (perdió la final de 2012 ante Miami en su último curso en Oklahoma City, donde actuaba de suplente en un equipo liderado por Kevin Durant y Russell Westbrook, justo antes de poner rumbo hacia Houston). El pasado curso ya rozaron la gesta de batir a los Warriors (la lesión de Chris Paul les hizo mucho daño) y este año partirán también con fundadas aspiraciones de gloria.