Nada nuevo bajo el sol veraniego. La Fórmula 1 alcanzó las vacaciones tras una exhibición de Max Verstappen que pocas veces acontece: en Hungría el neerlandés aparcó el coche después de remontar desde la décima posición hasta la primera; y así, colmado de regocijo, se ciñó el bañador. Tras colgar la toalla y retomarse la competición con el Gran Premio de Bélgica, Mad Max dibujó una nueva gesta aún más espectacular: desde la decimocuarta pintura de la parrilla de salida tardó 18 vueltas en auparse en cabeza para rubricar una de sus actuaciones más dominantes, quizá la mayor de la presente temporada. 

Y es que Verstappen, además, llegó a amasar una ventaja sobre el segundo clasificado –su compañero Sergio Pérez, que arrancó en segunda posición– de 18 segundos, y restando todavía diez vueltas para ver la bandera ajedrezada levantó el pie del acelerador. Fue irrisorio. Abrumador. “Iba volando. Estaba en otro planeta”, certificó Checo Pérez, el hombre que a bordo de un Red Bull ejerce de contraste para dar fe del nivel que atesora Verstappen, transformado en extraterrestre en el país belga. “Estaba en una liga propia”, manifestó Carlos Sainz, el poleman venido a menos ante el potencial de la escudería Red Bull, que plasmó el cuarto doblete del curso. Ello a pesar del estreno de normas antiporpoising que a priori debían perjudicar en mayor medida al equipo energético.

El propio Verstappen admitió su sorpresa por lo que calificó como “un domingo mágico”. “Es un fin de semana que no podía imaginar”, confesó el neerlandés, que encarrila su segundo título al gozar ahora de 93 puntos de ventaja sobre Pérez, quien desbancó a Charles Leclerc como el segundo clasificado del Mundial.

Se las gastaba felices Sainz, autor de la segunda pole de su carrera gracias a la penalización impuesta a Verstappen por montar una nueva unidad de potencia. Pero el margen que podía conceder trece posiciones de diferencia se estrechó con apisonadora. En solo 8 vueltas Mad Max ya rodaba en posición de podio. “La degradación de neumáticos es alta”, reportaron entonces tanto el madrileño como el neerlandés. Pero el caso de Ferrari es más agudo que el de Red Bull; el desgaste y sobrecalentamiento de las gomas es el talón de Aquiles del equipo de Maranello.

Así, Sainz, lastrado por sus calzos, comenzó a desangrarse con estrépito. Verstappen se deshizo de Pérez en la vuelta 12 y en el citado 18º giro alcanzó el liderato rodando como si viajara montado en un monoplaza de categoría superior a la F-1. Sideral. Desde ese momento, cuando aún restaban 32 vueltas, la victoria poseía dueño. Bélgica asistía a la tiranía de Verstappen.

La única dificultad que halló Mad Max en su camino hacia la gloria fue la primera vuelta. “Ha sido de locos para mantenerme lejos de los problemas”, repasó. En esos compases inaugurales hubo toques, trompos, salidas de pista... Fue un comienzo vibrante en Spa-Francorchamps. En ese amanecer, Fernando Alonso y Lewis Hamilton sufrieron un contacto y el británico se vio obligado a abandonar para enterrar una racha de cinco podios consecutivos.

"¡Menudo idiota! Habíamos hecho una salida impresionante, no se puede cerrar la puerta yendo por fuera. Este tío solo sabe salir bien si lo hace en cabeza", protestó el asturiano, que terminaría en el quinto puesto, habiendo ganado una plaza al término de la carrera debido a una sanción impuesta a Leclerc por excederse del límite de velocidad en el pit lane.

Leclerc comenzó desde el decimoquinto lugar y acabó sexto. Una notable actuación aunque insuficiente para mantener viva la llama de la esperanza de campeón. La desventaja del monegasco es ya de 98 puntos con respecto a Verstappen. Se antoja insalvable. Más aún si entra en juego la magia.

 La diferencia entre Ferrari y Red Bull se evidenció también con Sainz y Pérez. El madrileño cedió ante el mexicano y terminó apurando los neumáticos para proteger su séptimo podio del año. George Russell y su Mercedes trataron de comprometer a Sainz, que defendió el tercer puesto pero concluyó la jornada con rostro de frustración. “Ha sido más duro de lo esperado. No teníamos ritmo”, sentenció el madrileño, cuya lucha es por la jerarquía en Ferrari. Es cuarto en el campeonato y figura a 15 puntos de Leclerc.