Un grito desgarró la Philippe Chatrier cuando se llevaban casi tres horas y quince minutos de juego y se iba a disputar solo el segundo tie-break del partido. Al tratar de devolver un golpe de derecha de Rafa Nadal, Alexander Zverev sufrió un fuerte esguince de tobillo y tuvo que retirarse de un duelo que se estaba disputando ya al borde de la resistencia física y tenía aspecto de que podía ir para largo. El alemán fue retirado de la pista en la camilla y tras la pertinente revisión, regresó en muletas para despedirse del público y entregar la victoria al tenista balear, que llega a su decimocuarta final de Roland Garros de la manera más amarga, en el día en que cumplió 36 años para convertirse en el más veterano finalista en París desde 1930.Nadal quería ganar, pero no de esa manera que puso fin a un duelo muy equilibrado que iba a pasar a la historia en cualquier caso. El balear se vio durante muchos tramos a la defensiva y a merced de Zverev. Con sus golpes planos, el alemán lograba dominar bajo unas condiciones terribles de humedad, con el techo cerrado, que impedían al de Manacor producir sus letales efectos con una pelota pesadísima. Pero Nadal, que tuvo bolas de set a favor al resto con 5-4, se llevó el primer parcial después de salvar cuatro bolas de set en contra en el desempate, donde dejó algunos tantos prodigiosos. El de Hamburgo había facturado 25 golpes ganadores en esa hora y media extraordinaria y, aún así, se vio por detrás en el marcador.

En el arranque del segundo set, se produjeron cuatro roturas de saque consecutivas hasta que el alemán logró tomar la iniciativa al aprovechar que el servicio de Nadal perdió eficacia hasta entregarlo cuatro veces seguidas. Zverev desaprovechó de nuevo un turno de saque para apuntarse el segundo parcial y el trece veces campeón, con dejadas para cambiar el ritmo y defensas agónicas y un acusado instinto de supervivencia, había vuelto a llegar al tie-break en el momento en que el número 3 del mundo sufrió una lesión cruel, que le impidió luchar por su primera final en Roland Garros.

la final más sufrida

Ese territorio sigue siendo el predilecto de Rafa Nadal. La de mañana será su decimocuarta en París, incluso después de haber firmado su peor gira de tierra ya que llegó sin ningún título, y la trigésima en un torneo de Grand Slam, a una de Novak Djokovic y Roger Federer. Y será la décima después de haber cumplido los 30 años y cuando su estado físico hace tiempo que anuncia lo que puede ser un final cercano. Pero mientras Nadal pueda saltar a una pista, la capacidad de lucha y el esfuerzo van a estar asegurados. Ayer quedó la sensación de obra inacabada, pero mañana todo eso se habrá olvidado y como ocurre desde hace 17 años, salvo en cuatro ocasiones, el último domingo de Rolans Garros verá a Rafa Nadal pelear por la Copa de los Mosqueteros. l

Alumno aventajado. Casper Ruud aprovechó su oportunidad en la parte baja del cuadro y retará a Rafa Nadal en la final de mañana. Será el octavo enemigo distinto del balear en la lucha por el título de Roland Garros. El noruego de 23 años se impuso a Marin Cilic con suficiencia por 3-6, 6-4, 6-2 y 6-2 y dio la mayor alegría a un país sin tradición en el tenis. Ruud, un jugador muy sólido en tierra, es en cierta forma un alumno aventajado de Nadal, al que se medirá por primera vez, ya que toda su progresión ha llegado desde que se prepara en la Academia que el campeón tiene en Manacor. “He jugado el mejor tenis del año”, reconoció el jugador de Oslo tras lograr la primera final de Grand Slam de su carrera.