La maquinaria de este Bilbao Basket Y a día de hoy, tras las circunstancias vividas durante este curso por los hombres de negro y en el extremo estado de necesidad de victorias en el que se encuentran, sus engranajes están tan debilitados que opositar a dar la campanada en la cancha de un Lenovo Tenerife enrachado y tremendamente bien armado sonaba a ensoñación. Lo intentó el conjunto vizcaino. Siempre lo hace. El problema no radica ahí. Pero su déficit de recursos con respecto a su rival le dio solo para mantenerse en el partido durante 25 minutos. Un primer cuarto notable, el segundo fue ya algo más áspero pero bien salvado, el arranque del tercero indicó la aparición de problemas en el horizonte y un parcial de 13-2 en los tres minutos y medio previos al último dio carpetazo al partido con un 65-47 sin vuelta atrás.

Los de Txus Vidorreta cocinaron el partido a fuego lento para tiranizarlo de la mano de sus dos directores de juego, Marcelinho Huertas y Bruno Fitipaldo, a los que hizo coincidir muchos minutos en cancha para desesperación de la retaguardia bilbaina. 24 puntos y 7 asistencias firmó el brasileño por 18 y 4 el uruguayo, marchando buena parte de ese suministro de bolas a los postes Giorgi Shermadini, Fran Guerra y un Emir Sulejmanovic notablemente dañino jugando de cinco en los minutos en los que el choque se rompió de forma definitiva. Con ese modus operandi y un 47% en triples es muy difícil perder. Por contra, el Bilbao Basket fue diluyéndose con el paso de los minutos, volvió a estar tremendamente errático desde la distancia de tres puntos (6 de 24, 25%) y falló demasiados tiros liberados que fueron mermando su confianza. Ondrej Balvin hizo lo que pudo (14 puntos), pero se vio demasiado solo porque lo que otros compañeros lograron en ataque lo estropearon en defensa.

El conjunto vizcaino arrancó el duelo con la clara intención de explotar el emparejamiento de Balvin con Shermadini. Le salió bien a medias, pero fue el cuadro anfitrión el que empezó mandando en el marcador (11-6) gracias a los puntos de Huertas y Fitipaldo y su conexión con el poste georgiano. Pero los de Mumbrú siguieron serios y compactos en defensa y su juego ofensivo ganó en recursos con la entrada en escena de la segunda unidad. Con el debutante Ioannis Athinaiou a los mandos, Felipe Dos Anjos ejecutando con un par de mates y Jaroslaw Zyskowski penetrando a canasta, los hombres de negro se revitalizaron y lograron cerrar el primer cuarto en ventaja (20-23). Catorce de sus puntos en esos diez primeros minutos, en los que no perdieron ningún balón, los lograron en la pintura, pero cuando los de Vidorreta minaron las distancias cortas e intermedias comenzaron los problemas. Los visitantes arrancaron el segundo acto con tres triples fallados y con Jaylon Brown dando un enorme susto al hacerse daño en su tobillo izquierdo (volvió a cancha poco después pero pasó los últimos minutos de la contienda en el banquillo con hielo en esa articulación) y el Tenerife recuperó el control del duelo con un 8-0 moviendo muy bien la bola y encontrando situaciones cómodas para anotar. El juego perdió efervescencia y el suministró de puntos se frenó por el buen trabajo de ambas retaguardias. El titánico esfuerzo de Balvin volvió a equilibrar el marcador, (32-32), pero Huertas, que por momentos parecía flotar sobre la cancha, firmó cinco puntos seguidos justo antes del ecuador y el 37-32 dibujaba una segunda mitad a pico y pala si el Bilbao Basket quería salir victorioso del Santiago Martín.

Pero pronto quedó claro que las posibilidades de hacer saltar la banca iban a ser inexistentes. En la reanudación, el Bilbao Basket comenzó a caminar sobre el alambre y no tardó mucho en desplomarse. El Tenerife empezó a ganar los duelos individuales en ataque, encontrando claras vías hacia el aro, mientras a su rival se le nublaba el horizonte, con ataques espesos y nulo acierto en las pocas ocasiones en los que fabricaba tiros liberados. El 46-36 encendió las primeras alarmas y tras un breve periodo de resistencia llegó la sentencia. Vidorreta dejó en el banquillo a Shermadini y Guerra, activó de cinco a Sulejmanovic y el Tenerife comenzó a jugar a placer. Seis puntos seguidos del balcánico, con Fitipaldo colaborando como brazo ejecutor, certificaron un parcial de 13-2 para cerrar el tercer cuarto y el 65-47 dejaba la contienda vista para sentencia. Los visitantes tiraron de orgullo para intentar equilibrar el marcador (68-57), pero cada día queda más claro que su maquinaria da para lo que da. Y la salvación se aleja cada día más.

Dos más uno

1

Athinaiou. Jugó 20 minutos en su debut. Falló los tres triples que lanzó y sumó dos puntos, capturó otros tantos rebotes y repartió tres asistencias.

2

Brown. Se hizo daño en el tobillo izquierdo en una penetración en el arranque del segundo cuarto. Volvió a jugar, pero acabó con hielo en la extremidad y cojeando.

3

Triples. Otra actuación errática desde la larga distancia, con seis aciertos de 24 intentos.