BILBAO - Algún día tenía que llegar el borrón de un Bilbao Basket que está firmando una temporada que ni el mejor de los escribanos habría sido capaz de guionizar. Los hombres de negro, que llegaban subidos a la cresta de la ola tras seis triunfos seguidos, firmaron ayer en la pista del Herbalife Gran Canaria su peor partido del curso, cayeron apalizados por 38 puntos (92-54) y, lo que es incluso peor, perdieron por el camino a una de sus principales piezas, un Jaylon Brown que sufrió una lesión en su pie derecho -hoy se someterá a pruebas para conocer exactamente su alcance- antes de que el duelo llegara a su cuarto minuto y que tuvo que abandonar el pabellón con muletas sin poder apoyar el pie en el suelo. Los visitantes fueron en todo momento por detrás en el marcador. Con porcentajes horrendos (acabaron con un 30% en tiros de campo y un 4 de 26 en triples), sus opciones de victoria fueron inexistentes prácticamente desde el salto inicial ya que, además, los de Fotis Katsikaris casi siempre encontraron facilidades para anotar. Con los cinco jugadores jugando por fuera en muchas fases del duelo, los anfitriones anotaron con soltura desde la línea de 6,75 (15 de 33) liderados por Demonte Harper, autor de 24 puntos, y además fueron superiores en el rebote y firmaron muchos puntos sencillos debajo del aro.

Por contra, nada funcionó en las filas de Álex Mumbrú. Huérfanos de la dinamita de Brown, los 15 puntos de Axel Bouteille, obtenidos con flojos porcentajes, fueron un pequeño oasis en el desierto porque la tímida ayuda ofrecida por Emir Sulejmanovic, con 10, llegó con el partido ya roto. Ondrej Balvin, que visitaba a su exequipo, acabó con solo un tiro realizado (y fallado) durante todo el partido, los dos únicos puntos de Arnoldas Kulboka llegaron desde la línea de tiros libres, la veteranía de Rafa Martínez y Thomas Schreiner tampoco fue una tabla de salvación (2 de 14 entre ambos en lanzamientos en juego)... Lo dicho, un auténtico desastre.

El encuentro arrancó ya torcido para los intereses bilbainos. Apostando por un quinteto más anotador, con Brown y Kulboka saliendo de inicio junto a Schreiner, Bouteille y Balvin, no solo ocurrió que los visitantes comparecieran absolutamente romos en la faceta ofensiva, sino que los de Katsikaris encontraron muy pronto facilidades para sumar puntos. Si a esto se le sumaba la lesión del de Indiana con menos de cuatro minutos disputados, el caldo de cultivo era horrible. Los de Mumbrú se vieron con un 12-3 adverso en el ecuador del acto inaugural y aquello ya no tuvo vuelta atrás. El técnico catalán tuvo que parar el duelo poco después con un 16-5 porque sus pupilos perdían la batalla en todos los frentes. El rebote era totalmente canario en ambos aros, Harper hacía ya de las suyas desde larga distancia y en ataque los hombres de negro fallaban más que una escopeta de feria. El 22-12 al término de los diez primeros minutos, con los visitantes encontrando algo de alivio desde la línea de tiros libres, no pintaba ni tan mal, pero el 4 de 9 en triples de los insulares, sus siete puntos obtenidos tras pérdidas bilbainas y otros tantos de segundas oportunidades obligaban a la reflexión. El momentáneo abuso con los tiros desde más allá de 6,75 de los de Katsikaris y el aún más fugaz acierto de Bouteille y Jonathan Rousselle amagaron con estrechar el encuentro, pero con el 29-22 Kulboka se marcó un triple que no tocó ni aro y a partir de ahí llegó el desplome. El Gran Canaria hizo lo que quiso con la defensa bilbaina. Jugando con los cinco jugadores abiertos, los visitantes encontraron situaciones cómodas para percutir desde fuera y cuando no podían lanzar llegaban sin problemas debajo del aro para anotar en bandeja. Así, con Harper de nuevo on fire, los últimos cinco minutos del segundo cuarto se saldaron con un parcial de 19-4 y el choque llegó a su ecuador con un abrumador 48-26. Se acabó lo que se daba porque, además, el 25% de los hombres de negro (7 de 28) en el lanzamiento a esas alturas de duelo era absolutamente incompatible con la victoria.

En la reanudación, después de que su desventaja llegara a los 24 puntos, los visitantes amagaron con la posibilidad de volver a entrar en el duelo. Su buen trabajo en el rebote ofensivo y unos buenos minutos de Bouteille dieron paso a un parcial de 3-13 que dibujó un esperanzador 55-41, pero fue un espejismo. El acierto triplista de John Shurna evitó mayores zozobras en las filas insulares y la entrada en escena de Stan Okoye y, sobre todo, Javier Beirán volvió a dar alas a los de Katsikaris. El 73-45 a ocho minutos del final era un golpe durísimo para un equipo bilbaino absolutamente roto y los anfitriones, que llegaban a la cita de ayer tras sufrir tres derrotas seguidas, aprovecharon para gustarse, sobre todo de la mano de Okoye. El Bilbao Basket llegó a perder por 41 puntos y acabó cayendo por 92-54. Alguna vez tenía que ocurrir un accidente así de severo porque la racha de seis victorias seguidas era irreal. Un día para olvidar, a pensar en el siguiente reto (visita al Valencia Basket, casi nada) y a esperar el periodo de baja de Jaylon Brown, sin duda lo peor de la nefasta matinal.