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Héroe de la clase obrera

Andoni Gago se desdobla entre sus obligaciones laborales y el boxeo profesional mientras prepara el Campeonato de Europa del peso pluma

Héroe de la clase obreraFotos: Pablo Viñas

Que yo he crecido con vosotros, cabrones!”, dice Andoni Gago (Otxarkoaga, 1985). La sonrisa revolotea por su jeta como una mariposa instalada debajo de su nariz. El rostro se le electrifica. La cuestión acerca de si se siente querido se ve seguida de un leve movimiento de cabeza mientras camina con brío en la cinta. Dice que sí. La cabeza se mueve de arriba hacia abajo. Lo repite. “Me siento muy querido en España y, especialmente, en Bizkaia. En Otxarkoaga me hacen sentir una estrella”, cuenta el boxeador, que tiene un récord de 21 victorias, seis por K.O., tres derrotas y tres nulos. Es entonces cuando les suelta lo primero a sus vecinos, a sus fieles, a sus acólitos, que le profesan una fe inquebrantable. Gago, que lo ha dado todo en un cuadrilátero, entre victorias y resurrecciones, apóstol del pundonor y del intercambio, es merecedor de admiración y cariño. Gago es honestidad. Hasta el tuétano. Gago es carisma. Gago es carne y hueso, piel y corazón. “Soy el mismo”, dice el campeón de la Unión Europea del peso pluma y aspirante al Campeonato de Europa de su división el próximo 8 de junio en el Bilbao Arena. Gago tiene un alma gigante, abierta de par en par, en la que caben los recodos de su vida y los fogonazos del despertador, que se encabrita todos los días a las 4.30 horas de la madrugada sin piedad. Las agujas del reloj jamás la tienen. Gago es un héroe de la clase obrera, a los que cantó Lennon en tiempos grises. “Estoy preparado para la guerra, nacido para sufrir”, recita sobre su futura batalla ante Jesús Sánchez.

En esos momentos del trinar del despertador, cuando el estómago cruje como una manada de pitbulls hambrientos, El Machito se aprieta un café y tira para el gimnasio Mampo Gym de Zorrotzaurre y, desde donde lo cuenta, en la misma cinta, corre 50 minutos. Le esperan después cuatro con la comba y seis en el saco. Y unas cuantas horas de tajo. “A veces mis días tendrían que tener 48 horas. En ocasiones, es complicado hasta dormir las ocho horas necesarias. Lo intento”, declara el bilbaino, que acaba parte de la rutina laboral a las 13.30 para echar una pequeña cabezada que no llega a la hora. Se despereza, vuelve al curro y al acabar la jornada vespertina regresa al Mampo -aunque a veces ejercita el físico con Javi Pérez- para o hacer sparring o ensayar el técnico. Otras dos horas y media. “Y después están la familia y los amigos”, desgrana Andoni. Al día le falta tiempo. ¡Maldito reloj! “En el trabajo o con la familia desconecto del boxeo, que es algo que me apasiona, pero hay otras funciones que hacer. Eso sí, no son compartimentos estancos, porque todo está relacionado”, añade Gago.

Andoni vive entre escalones. Paso a paso. Primero, un pie; luego, el otro. “Estamos haciendo las paradas que hay que hacer”, dice. Debutó en 2012 en el ensogado profesional, fue cuatro veces campeón de España, campeón Internacional de la IBF y de la Unión Europea. “No pienso en el cinturón. Ni siquiera pensé en que iba a ganar el Campeonato de Euskadi y fíjese en todo lo que estamos consiguiendo”, argumenta Gago, quien es consciente de que “el Europeo es un sueño para cualquiera, más aún si se hace en el Bilbao Arena”. Pero no se agobia. “Al final, es un combate más. Hay un título importante en juego, pero es solo una pelea. Nada más. Estoy trabajando con mi gente para conseguirlo: si se logra, muy bien; si no, sé que lo he dado todo. Eso sí, ganar estaría de maravilla”, analiza. Los cinturones no le pesan. “Con el primer gong hay que disfrutar. Hay que hacerlo también con todo el camino recorrido”, advierte Gago.

El madrileño Jesús Sánchez (diez victorias y una derrota, ante Jon Fernández en 2015) será el adversario de El Machito. “Es un tipo estupendo”, dice Andoni, que se encontró con el de Parla en el cara a cara de la última velada de MGZ Promotions. “Es un gladiador, va bien de piernas y es peligroso. Lo dará todo. Es un guerrero y un chaval humilde, de barrio”, declara Andoni. Sánchez siguió la estela de El Machito en la Unión Europea al vencer a Dennis Ceylan en un pleito celebrado en Dinamarca. “Mi hermano y Txutxi del Valle -entrenador- han visto sus vídeos y valoran que tiene una mano con mucho peligro. Con la volea de izquierda o el gancho te puede poner en el piso. Saldré a asfixiarle, a poner ritmo y a hacer mi boxeo”, desbroza el bilbaino. Honesto. Su patrón siempre lo ha sido.

El púgil vizcaino, entretanto, prepara con mimo la velada. “Es duro, pero estoy con ganas. Javi Pérez, que me lleva la nutrición y el trabajo de fuerza, me está ayudando mucho. Llevo con él año y medio y voy muy bien. Me siento fuerte y llevo el peso como la seda. Es impresionante todo lo que me manda comer”, asiente Gago, quien está tirando de la “familia de MGZ” para ejercitarse de cara a la pelea. Entre ellos, Mario Ospina y Santi Banegas. “Me están poniendo de golpes...”, apostilla. Al boxeador bilbaino siempre se le asoma la sonrisa. El destino está escrito en el ensogado.

EL PASADO Y EL FUTURO En las pasadas fechas navideñas, un ferrocarril paró en Otxarkoaga. Una llamada citó al pupilo de MGZ Promotions en Tucson (Arizona, Estados Unidos). La razón: batallar por el Campeonato del Mundo de la World Boxing Organization ante el mexicano Óscar Valdez, cinco veces campeón de los pesos pluma y uno de los mayores peligros de su división. Con todo aceptado y Gago en plena preparación, la operadora del vizcaino tuvo que anunciar que no se iba a dar la cita, programada para el 12 de enero, porque había problemas con la visa “después de infinidad de trámites e intentos”. “Todo pasa por algo”, admite Gago, quien agrega que “fue una pena, porque al ponerte los guantes siempre sueñas con ser campeón del mundo. Sin embargo, después de eso llegó la oportunidad de pelear por el Europeo. Es una pena, pero no me raya”. Era dar un salto más, “un tren que coger”.

En cualquier caso, Andoni se encuentra con la opción de poner una guinda a su carrera. Es un veterano. “Mi intención es seguir y ser campeón es una motivación y un gran logro. Pero soy realista: tengo 33 años y hay pocos boxeadores de 35. Me queda un año o año y medio, no más. Más todavía con mi boxeo, que es de intercambio. También hay que dedicar tiempo a la familia”, declara el de Otxarkoaga. Considera que seguirá “hasta que el cuerpo aguante”, porque si va a una pelea y no puede “darlo todo”, tomará la decisión de retirarse. “Esto es serio”, aduce Andoni, que añade que “la gente que está detrás me lo dirá, con sinceridad, sin malos rollos, pero seguiré viniendo al gimnasio con mi familia de MGZ”.

Entretanto, en el retrovisor, El Machito se quita las miradas que le señalan como uno de los grandes culpables del crecimiento de la especialidad en Bizkaia, una de las grandes potencias en cuanto a afluencia y calidad deportiva. “Quizás le dimos cara al boxeo, pero por detrás hubo gente trabajando duro cuando estuvo tapado. El boxeo estaba vivo por esa gente. Ahora tenemos a grandes que nos llevarán hacia arriba, como Kerman Lejarraga”, dice Gago, que observa un cambio desde su ingreso al ensogado de pago: “No había tanta prensa, pero había gente muy buena como Unai Atxabal, Asier Zulaika, Iván Rojo o Jabitxin Díaz. Por desgracia, no se llegó a este auge. Los que estamos ahora seguimos ese camino”. Andoni Gago sigue siendo el mismo. Creció y se volvió héroe, que es algo que ser, como remató el roquero británico, que pidió que le siguieran. Es una luz en el firmamento boxístico. Una estrella en Otxarkoaga.