Bilbao - Existe una canción de Oasis, una banda que nació en Mánchester para escupir éxitos, -fans del City los hermanos Liam y Noel Gallagher-, que lleva por título Cigarettes and alcohol que no necesita traducción. En el fútbol británico, bien se podría titular un himno como Futbolistas y alcohol de larga que es la tradición. En los 70, la estrella fue George Best, un beatle que jugaba al fútbol como una rock star. Un icono del Manchester United. El futbolista fue lo más parecido a un frontman de una banda de música. Fue un grandioso extremo y probablemente un mayor bebedor, juerguista y vividor. Best murió joven, en 2005, por los estragos de una vida siempre en el filo.

Paul Gascoigne fue el heredero en el imaginario colectivo de Best. Gaza, un talentoso centrocampista, jugó al fútbol pegado a una botella. Cuando dejó la competición continuó apresado por el alcohol, que le destrozó. Aún trata de recuperarse.

Tony Adams, central del Arsenal, también padeció la condena del alcohol. Reconoció que jugó un par de partidos bajo los efectos de la bebida. Wayne Rooney, exdelantero del United y ahora en el DC United de la MLS, es otro jugador con estatus de estrella que padeció los problemas del alcohol. Hace no tanto tiempo fue detenido por conducir ebrio. Roy Keane también aparece en la relación.

scholes, otra víctima La historia, por lo tanto, no es nueva. El alcoholismo que no cesa. Paul Scholes, uno de los grandes nombres de la historia reciente del United y de la selección inglesa, confesó en una entrevista ESPN que también padeció el infierno del alcoholismo. “Estaba bebiendo, tenía sobrepeso, necesitaba ponerme en forma y salir de ese ambiente”, reconoció Scholes sobre su juventud. “Me encontré bebiendo jueves, viernes, sábado, domingo y lunes a veces. Bebía la noche antes de un partido”, se sinceró, recordando sus compañías cuando empezó a acudir a ver partidos en Old Trafford. Scholes paró a tiempo. Dejó a sus amigos impregnados por el alcohol cuando recibió la llamada de Inglaterra.