Bilbao - El sueño de Eskiroz siempre fue ser pelotari. Desde que dio sus primeros pelotazos a los cinco años o asistiendo con su padre al Labrit a ver los partidos de San Fermín, el objetivo era vestirse de blanco algún día. A base de trabajo consiguió cumplirlo y ahora se marca el reto de seguir mejorando para algún día poder estar en grandes citas.
¿Qué tal vivió los momentos previos a su estreno?
-Me escribía y me llamaba mucha gente felicitándome. Todo el mundo estaba muy contento por la noticia. Estoy muy agradecido por ello. Estaba un poco nervioso los días anteriores, pero también con ganas de que llegara el día,
¿De quién se acordó cuando le dieron la noticia de que iba a debutar?
-De la familia, los entrenadores y toda la gente que me ha apoyado estos años. Esto también es por ellos. También han metido horas ayudándome y aguantándome.
¿Cuáles fueron sus sensaciones en su primer partido profesional?
-Al principio estaba un poco nervioso. Fue un día bonito y tuve un partido bastante atractivo. Además, vinieron mis familiares y mis amigos a verme. Aunque tuve nervios, creo que estuve bastante bien.
¿Cómo fue compartir gerriko con un pelotari de la talla de Mikel Urrutikoetxea?
-Estoy muy agradecido a la empresa por el partido que me puso. A Mikel también porque se portó muy bien conmigo. No había jugado nunca con nadie de ese nivel. Antes de empezar me dijo que estuviese tranquilo, que me iba a ayudar en todo lo que pudiese y así fue. Me ayudó mucho y me quitó mucha pelota que se iba a arrimar. Luego, con la volea y el sotamano me facilitó mucho las cosas, dejándome los pelotazos buenos a mí para que yo gozase.
Se le vio muy bien a la hora de recorrer la cancha.
-Llevo un tiempo preparándome físicamente y eso también me ayuda a mantener el nivel y, sobre todo, a mejorar. Nunca he sido un pegador, pero a base de trabajo, arrimar a la pared y cubrir la cancha, también saco partidos adelante. Creo que esa es mi seña de identidad.
Trabajo y más trabajo.
-Eso es. Al final a los que no rompemos con un pelotazo, no nos queda otra que darle y darle. Trabajar sin parar.
¿Asume ya que es profesional?
-Todavía me cuesta un poco creérmelo. He cambiado de vida y poco a poco ya me iré haciendo. Estaba trabajando en la fábrica de Volkswagen Navarra y ahora con la pelota lo he tenido que dejar. Esto me ha permitido tener mucho más tiempo para entrenar.
Tuvo que ser difícil tomar la decisión de dejar el trabajo para centrarse exclusivamente en la pelota.
-Sí. Estuve dándole vueltas durante unos días, reflexionando mucho, y decidí coger la opción de la pelota. Llevo jugando desde que tengo cinco años y el sueño que tenemos todos es llegar a profesionales y vivir de ello. Trabajando estaba muy a gusto, pero ya habrá tiempo para ello. No podía dejar pasar esta oportunidad.
Su debut llega en buen momento, con el verano a la vuelta de la esquina y muchos partidos por delante.
-Ahora tenemos el parón de vacaciones, pero en verano estaremos a tope de partidos. Personalmente, me gustaría jugar en Sanfermines. Es un ambiente increíble.
¿Qué significaría para usted jugar durante la semana de San Fermín?
-Sería muy bonito. Empecé a ir a ver partidos con mi padre cuando tenía doce años y desde entonces no he fallado ni un año. No sé cómo sería estar en la cancha, todavía ni me lo planteo.
¿Con que pelotari le haría ilusión jugar?
-Me hubiera gustado mucho jugar contra Abel Barriola porque ha sido mi ídolo desde pequeño. Luego, en estas finales que hemos vivido en los últimos años entre Martínez de Irujo y Olaizola, siempre he tirado por Aimar y sí que me gustaría jugar con él. Lo veo complicado, pero aunque sea fuera de un campeonato me haría mucha ilusión jugar con él.
¿Qué objetivo se marca de cara al futuro?
-De momento lo que quiero es disfrutar y demostrar lo que sé hacer. Si mejoro en el futuro, bienvenido será.
¿Y más a largo plazo?
-Me gustaría jugar en el Campeonato de Parejas. También estaría bien jugar algún día el mano a mano o el Cuatro y Medio, aunque ahí lo veo más complicado. El juego moderno de aire a los zagueros nos complica bastante, pero creo que me defiendo bastante bien.