Bilbao - “Con más rugby tendríamos una sociedad más solidaria, respetuosa y humana”, subraya Alhambra Nievas (Beas de Granada, 9-VIII-1983), árbitra de referencia a nivel internacional tras haber defendido la camiseta de la selección española en el pasado. Lo hizo, tras dar sus primeros pasos en el rugby con 19 años en el equipo de la Universidad de Málaga y competir durante once temporadas, para coger después el silbato y ver el mundo del balón ovalado desde un prisma distinto, pero con los mismos valores por bandera. A ellos se agarra para explicar la nobleza del rugby Nievas, quien no deja de romper barreras tras convertirse el pasado mes de octubre en la primera colegiada en dirigir un partido oficial entre selecciones masculinas. Esta mañana participa en un foro de campanillas en la Sala BBK de Bilbao.

Exjugadora y árbitra de referencia a nivel internacional en la actualidad. ¿Qué significa el rugby para usted?

-Para mí no es solo un deporte. Es una filosofía de vida que aplico en mi día a día, porque me cambió además los planes que tenía en mi vida al haber estudiado en el pasado Ingeniería de Telecomunicaciones y dedicarme ahora al arbitraje profesional.

Las finales masculinas de Europa llegan hoy a Bilbao. ¿Qué importancia le da?

-Es una buena noticia y un voto de confianza al no ser un país de primer nivel en cuanto a tradición rugbística. Será también una oportunidad para dar a conocer lo que significa este deporte y que tanto la gente, como las instituciones y las empresas puedan acercarse. Espero que esto no quede solo en este fin de semana.

Esta mañana participa en un foro de campanillas en la Sala BBK de Gran Vía. ¿Qué le gustaría transmitir a los asistentes al evento?

-El modelo positivo que el rugby representa para la gente que lo descubre, que se fundamenta en educar en valores y códigos de conducta positivos, los cuales se pueden aplicar, sobre todo, a los más pequeños y al futuro. Siempre digo que el mundo necesita más rugby, porque tendríamos una sociedad más solidaria, respetuosa y humana. Entre todos los que estaremos en este evento podremos hablar sobre esos códigos y diferencias que el rugby representa como deporte.

Defendió los colores de la Universidad de Málaga, llegó a ser internacional y jugó y arbitró al mismo tiempo entre 2006 y 2012.

-Así es. Empecé a arbitrar por casualidad, porque una compañera de equipo que era árbitro nos pidió echar una mano en una concentración de rugby base y la verdad es que me gustó. Arbitrar me exigía también aprender mejor todavía el reglamento, que es muy complejo y eso lo aproveché como jugadora. Al principio fue un complemento, pero fue yendo a más, el Comité comenzó a darme oportunidades, las he ido aprovechando y ahora es mi forma de vida, porque además de ser mi pasión, es mi trabajo y estoy muy contenta por ello.

El gran premio a su labor lo obtuvo en 2016 al ser nombrada mejor árbitro del mundo.

-Bueno, a mí el título me gusta traducirlo literalmente y me eligieron Árbitro del Año 2016, aunque aquí es cierto que se traduce como mejor árbitro del mundo. Fue un reconocimiento muy importante que ha arrastrado muchas otras cosas, todas buenas, y lo interpreté como un mensaje claro de que el arbitraje lo pueden practicar tanto hombres como mujeres y que se valora el trabajo y la ilusión que le pongas a lo que te dedicas.

Fue un año completo, porque también dirigió la final femenina de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro entre Australia y Nueva Zelanda. ¿Ha sido su mejor momento en el plano deportivo?

-Sí, Río 2016 fue mi mejor momento deportivo y no solo por pitar la final olímpica, que fue un premio muy grande y una responsabilidad que agradecí al significar también un voto de confianza, sino porque allí confluyeron mis sueños de niña, cuando soñaba con ir a unos Juegos Olímpicos; de mi etapa como jugadora y de mi posterior apuesta por el arbitraje, que en un inicio no fue fácil, porque pudiéndome dedicar a la ingeniería, decidir ser árbitro de rugby era arriesgado en aquel momento.

Ahora, sin embargo, es la única persona que vive del arbitraje en el rugby en España.

-Es gracias a la ayuda de la Federación Internacional, que desde hace varias temporadas me ofreció un contrato semiprofesional y por una parte siento alegría, pero también es un poco frustrante que solo haya una persona que tenga un marco de alto rendimiento para dedicarse al arbitraje profesionalmente. Todos mis compañeros que arbitran en la máxima categoría nacional tienen su trabajo y sus estudios de lunes a viernes y me gustaría que mi caso no fuera el único, porque sería una señal de que las federaciones apuestan por el arbitraje.

Usted no deja de romper barreras, porque el pasado mes de octubre se convirtió en la primera mujer en arbitrar un partido oficial entre selecciones masculinas.

-Fue otro paso importante. Esta temporada se han dado varias situaciones así, porque mi compañera irlandesa Joy Neville ha sido elegida Árbitro del Año 2017 y ha pitado varios partidos de la competición de Challenge, algo que no había sucedido nunca. Poco a poco se están abriendo las puertas y mandando mensajes claros de que ser mujer no tiene que ser un factor limitante a la hora de poder pitar una competición masculina si tiene las condiciones y el nivel suficiente para hacerlo. Ojalá que esto siga fluyendo.

¿Cuál es su próxima meta?

-El Mundial femenino de San Francisco (Estados Unidos) de Rugby 7 que se va a disputar en julio, para el que estoy designada como árbitro principal. Será el primero para mí y, por tanto, especial, aunque antes tengo las World Series de París y quedan algunos partidos importantes en España, por lo que ojalá tengamos una designación importante también en casa.

¿Confía en que las finales que albergará San Mamés entre hoy y mañana sirvan para dar un impulso al rugby a nivel estatal?

-Sí, creo que tienen que servir para ello. La gente tiene que engancharse a este deporte y vivir de cerca si pueden lo que los aficionados van a generar este fin de semana en la fiesta del rugby en el máximo nivel. Las aficiones estarán sentadas juntas y pongo la mano en el fuego a que no va a haber ningún altercado, porque la gente va a disfrutar de un espectáculo y a pasarlo bien.