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Dos meses y medio de ligeros retoques

Veljko Mrsic ha tratado de buscar nuevas teclas para que el Bilbao Basket funcione, pero ha topado con un plantel de marcados defectos y virtudes

Dos meses y medio de ligeros retoquesFoto: Pablo Viñas

bilbao - Han pasado dos meses y medio y diez partidos de competición en la Liga Endesa y el Bilbao Basket está en el mismo sitio que cuando procedió al cambio en el banquillo: con dos victorias de ventaja sobre los puestos de descenso. Cuatro de los cinco últimos clasificados son los mismos de entonces y entre ellos sigue instalado el equipo bilbaino y todos son los equipos que han mostrado menos consistencia hasta ahora en sus prestaciones. El Joventut ha ganado solo uno de sus últimos once partidos; el Zaragoza, dos de once; el Real Betis acumula cinco derrotas consecutivas, y el Bilbao Basket tampoco va mucho más allá ya que lleva tres derrotas consecutivas y apenas tres victorias en diez jornadas. El San Pablo Burgos apuntaba una mejoría tras ganar cuatro de cinco partidos, pero ahora lleva también dos reveses seguidos.

Que el conjunto de Miribilla siga instalado en esa parte acongojante de la clasificación no es raro porque el material del que disponía Carles Duran y del que dispone Veljko Mrsic es, básicamente, el mismo. Seguramente la plantilla no valía para jugar a lo que quería el catalán, pero tampoco para lo que quiere el croata. Es una moneda de dos caras: antes la apuesta por el ataque hacía resentirse la defensa y ahora es el revés. Mrsic quiere que su equipo defienda mejor y pone quintetos para tal fin, pero el equipo se queda sin puntos y facilita la tarea a las defensas rivales que pueden destinar una vigilancia especial a las piezas claves del Bilbao Basket, porque saben que otros jugadores no suponen una amenaza por falta de confianza, de hábito o de calidad.

El último partido ante el Fuenlabrada fue sintomático: solo cuatro jugadores del Bilbao Basket lanzaron triples y ninguno de ellos fue el que se contrató con la vitola de especialista en esa materia, Redivo, ni el que más minutos disputó entre los dos del perímetro, Hammink. El despliegue físico del equipo del Ché García, con continuos cambios de asignación que impedían la recepción y ayudas desde el lado débil para tapar los desajustes, anuló toda opción de los vizcainos de elaborar sus ataques, que solo tuvieron éxito cuando recuperaron cierta verticalidad.

Mrsic dijo tras la derrota que “el problema son nuestros bases y escoltas” en un mensaje cargado de profundidad, similar al que manejó hace un año su predecesor. Al técnico croata le gustaría tener a Marko Popovic o a Gary Neal, o a alguien parecido, un jugador con experiencia y oficio capaz de generarse sus propios tiros cuando el juego se atasca y hacer buena su propuesta de juego. Pero no los tiene y así es difícil que pueda “hacer algo para cambiar esto”, como expresó en la sala de prensa. Pero, en realidad, son los jugadores de esos puestos señalados los que han brillado en las tres victorias que ha logrado el Bilbao Basket con Mrsic en el banquillo. Ante el Estudiantes, Fischer y Salgado suplieron perfectamente la ausencia de Tabu y Todorovic acabó como MVP de la jornada. Ante el Unicaja fue clave Redivo, que en las tres victorias con el croata promedia más de catorce puntos por partido, pero el otro día ante el Fuenlabrada ni siquiera tiró a canasta. Y en el triunfo ante el Joventut hubo una labor más coral, pero más de la mitad de los 99 puntos llegaron de los bases y escoltas.

nuevas responsabilidades Los cambios introducidos por Veljko Mrsic han tenido más que ver con el reparto de responsabilidades que con los minutos, en los que apenas hay diferencias importantes respecto a la etapa anterior. Todorovic ha perdido peso en ataque en la medida que lo ha ganado Tabu, el único jugador que puede acercarse a eso que busca el técnico y que amasa mucho el balón. Y Hammink ha desplazado de la titularidad a Tomàs, que ha perdido mucha incidencia en el juego, sobre todo en el rebote. La apuesta por las virtudes defensivas del holandés no se ven traducidas en una mayor eficacia colectiva en ese aspecto porque la ausencia de Gladness ha privado al equipo de su único corrector de tiros cerca del aro.

Total, que Mrsic tendrá que buscar nuevos recursos en su librillo o el club tendrá que comprárselos, ya que esta plantilla no se parece en nada a ninguna de las que ha manejado hasta ahora el de Split. Y no solo en esos puestos que él cita, sino también en el juego interior para tener ese hombre al que poder darle balones y facilitar la tarea de los demás y que también pueda aportar puntos. Los interiores del Bilbao Basket son meramente finalizadores, no amenazan más allá de los tres metros y se complica la posibilidad de abrir espacios. Tampoco vendría mal alguien con cierta versatilidad defensiva para completar la labor de Hervelle y Mumbrú, a quienes cada vez les cuesta más afrontar algunos emparejamientos.

Han pasado casi veinte jornadas y el Bilbao Basket no acaba de alcanzar puestos tranquilos, pese a que ya ha aplicado dos modelos diferentes. La pasada temporada el club decidió no fichar cuando se lesionó Bamforth y el equipo perdió potencial en la lucha por el play-off. Ahora la cosa es más seria y no conviene hacer más concesiones. Incluso aunque tras esta jornada se mantenga el colchón, quizás engañoso, de dos triunfos sobre el descenso no sería descartable que a la vuelta del parón hubiera alguna cara nueva.