Oriol Paulí pide un sitio en la élite
el alero del gran canaria, rival mañana del bilbao basket, no deja de crecer gracias a su calidad física y su mejorada técnica
LEJOS de los focos que apuntan a las estrellas, crecen jugadores que sorprenden por su nivel. La selección española que disputó las ventanas FIBA de noviembre es el mejor ejemplo de gente infravalorada o oculta por el brillo excesivo que se les concede a otros compañeros. Oriol Paulí (Girona, 20-5-1994) fue uno de los que dio el callo en esa semana y que quizás sorprendió a muchos por su calidad y su rendimiento en dos citas complicadas. El jugador del Gran Canaria está preparado para asumir mayor responsabilidad cuando se la concedan porque reúne las características ideales para el baloncesto moderno. Con 2,01 metros, buena envergadura, piernas poderosas para llegar muy arriba y un compendio de fundamentos técnicos que pule poco a poco, el catalán puede cubrir las tres posiciones exteriores y aportar en los dos lados de la cancha.
Paulí se formó en la cantera del Barcelona, fue internacional destacado en todas las categorías inferiores, pero decidió salir hacia el Gran Canaria ante la falta de oportunidades de acceder al primer equipo azulgrana. En el Gran Canaria, donde firmó por cuatro temporadas, se encontró con el mejor maestro posible, Aíto García Reneses, que cerró un círculo ya que también había entrenado, 40 años atrás, a Joan Pauli, padre de Oriol, en el mítico Cotonificio de Badalona. El veterano técnico manejó el acceso a la élite del joven alero con precisión y en un partido en Miribilla ante el Bilbao Basket tuvo la ocurrencia, o eso pareció en aquel momento, de ponerle a jugar de base.
Pero no era nada improvisado, ni otra genialidad de Aíto, sino un paso previsto y trabajado en la formación de Paulí, que encontró otra manera de hacerse un hueco en un perímetro repleto de buenos jugadores. Cuatro temporadas después, el jugador del Gran Canaria está cubriendo las ausencias de cualquiera de los dos bases de Luis Casimiro y ganando peso en el equipo amarillo, que agradece su versatilidad y despliegue físico. Oriol Paulí ha doblado casi sus minutos en cancha y sus cifras estadísticas respecto a la pasada campaña. En la Liga Endesa juega 16 minutos con 6,2 puntos, 2,4 rebotes y 1,6 asistencias de media, unos números que suben ligeramente en la Eurocup.
Ser consistente en el tiro exterior y ganar algo de músculo es lo único que le falta a Paulí para convertirse en un jugador aún más importante. Pero su valor crece y el pasado verano ya hizo su primera incursión en una liga de verano de la NBA con los Orlando Magic. Probablemente, este próximo verano el catalán será un jugador pretendido por equipos de mayor rango que el Gran Canaria, lo que llevaría a Oriol Paulí a completar su proceso de maduración y a hacer buena la decisión que tomó de abandonar el Barça. Si continúa su progresión, la NBA llamará a su puerta con insistencia más pronto que tarde. Porque el techo del jugador gerundense, que mañana será una tortura para el Bilbao Basket, está muy alto.