CUANDO nació la LEB Plata en 2000, el Bilbao Basket, que también se creó entonces, representaba a la ciudad más grande de todas las presentes en una competición en la que había varios equipos de pueblo. 16 temporadas después, Amorebieta-Etxano es, con sus 18.000 habitantes pasados, una de las localidades más pequeñas con equipo en una competición que en este curso alberga a nueve capitales de provincia, a clubes que, en teoría, deberían disponer de unas posibilidades económicas mayores.
Hace una semana, el conjunto verde se midió al Agustinos Eras de León. Hoy visita la cancha del colista Zamora (19.00 horas) y en los próximos fines de semana viajará de forma consecutiva a Valladolid y Alicante. Al margen de la segunda de ellas, las otras tres son plazas históricas en el baloncesto masculino estatal, como lo es Granada, al que recibirá los zornotzarras el próximo mes.
En León, precisamente, logró el ascenso el Bilbao Basket a la Liga ACB hace casi trece años, pero el Baloncesto León, con el que libró duras batallas, ya no existe como tal. El Agustinos Eras, al que dirige Ángel Jareño, el mismo entrenador al que se midieron entonces los vizcainos, se fundó en 2008 con la unión de dos colegios de la capital leonesa y, después de un par de años como vinculado a un club que vivía su última campaña en la ACB, esta es su primera aparición en competiciones profesionales.
tres clubes que cayeron En la temporada 2006-07, el Bilbao Basket jugó en la máxima categoría en Granada, Valladolid y Alicante, ciudades que también vieron caer el baloncesto de élite por irresolubles motivos económicos y tuvieron que crear herederos para tratar de recorrer de nuevo el camino, algo parecido a lo que tuvo que hacer Bilbao a principios de este siglo. El Fundación CB Granada, el Club Baloncesto Ciudad de Valladolid y el Fundación Lucentum empezaron también de cero y ahora la prudencia les alimenta en una liga complicada y en la que, sin embargo, crecer resulta muy complicado.
Ellos deberían ser los gallos de la LEB Plata, aunque ninguno habla, a estas alturas, del ascenso como meta a conseguir. Saben que la época de vacas gordas quedó muy atrás y quizás ya no vuelva. Con más o menos posibilidades económicas, la mayoría de los clubes de la categoría lo pasó mal el verano pasado para poder construir sus plantillas. Incluido el Zornotza, que debería ser una barca en medio de una flota de veleros. Pero el deporte no entiende de historia y el equipo de Mikel Garitaonaindia se bate cara a cara en ciudades en la que cualquier tiempo pasado fue mejor.