“No sé si hubiese sabido vivir conmigo mismo de haberme ido en los peores momentos del club”
El base de Vic, humilde y agradecido, puso ayer voz a su retirada como jugador profesional convencido de que “no he hecho nada para merecer tanto”
Bilbao - “He de confesar que el texto que leeré está consensuado con un amigo. Si fuera por mí, los pocos que me conocéis ya sabéis que solo diría: Lo dejo, buenos días y buena suerte”. Emocionado por el homenaje recibido el domingo -lo sintetizó con un redondo “fue la hostia”- y complacido por todas las muestras de cariño recibidas durante estos días -su lista de agradecimientos fue larguísima e incluyó a compañeros y técnicos actuales y del pasado, los médicos y el personal que le trató durante las lesiones, los actuales rectores del club...-, Raúl López compareció en rueda de prensa en la mañana de ayer para acabar de dar rango de oficialidad a su retirada. Por la tarde, atendió a DEIA para repasar su trayectoria y hablar sobre un futuro que espera que esté unido a Bilbao y al Bilbao Basket.
¿Estaba preparado para vivir el homenaje que Miribilla le rindió?
-Para algo así no te puedes preparar y, visto lo visto, ni podía intuir que iba a ser algo así. Intenté concentrarme en el partido para que todo fuera más sencillo, pero cuando acabó y empezó el homenaje comprobé que iba a ser mucho más de lo que pensaba.
¿Era consciente de que no solo se homenajeaba al Raúl López jugador, sino también a la persona?
-Me gustaría pensar que fue así y creo que fue así. Jugadores muy buenos hay y habrá muchos, pero sí que veo que en mi homenaje hubo algo más y eso me hace estar mucho más contento. Al final una cosa es lo que haces y otra lo que eres.
Supongo que para su familia, que estaba en el pabellón, habrá sido también motivo de orgullo...
-Quiero pensar que sí. Nunca puedes hablar por otras personas, pero estoy seguro de que a unos padres les hace sentir muy bien que su hijo haya recibido tanto cariño de tanta gente.
Su homenaje arrancó un par de minutos después del triple de 20 metros de Sastre que les dejó sin ‘play-off’. Pocas veces habrá vivido mayores contrastes en el plano anímico en tan poco tiempo.
-En deporte es difícil encontrar una situación más desafortunada o cruel y que luego pase algo tan increíble. Fueron emociones muy dispares en muy poco tiempo. Seguro que eso le dio todavía más carga emocional, al menos para mí.
¿Cómo se prepara uno para vivir una despedida que se espera que no sea una despedida?
-Nosotros nos preparamos para ganar el partido y que la temporada no se acabara. Si hubiésemos logrado el play-off, la emotividad del homenaje hubiese sido menor porque todos hubiésemos sido conscientes de que solo era mi último partido de temporada regular, que nos quedaban más citas. No era una situación fácil.
¿Le ha costado abstraerse del protagonismo que le ha rodeado desde que en marzo anunció que este iba a ser su último curso en activo?
-Creo que ha sido más complicado para la gente de mi alrededor, yo tengo facilidad para abstraerme. Hoy en día si no estás conectado con las nuevas tecnologías te pierdes muchas cosas y a mí me ha sido bastante sencillo seguir pensando solo en la mejora del equipo, en seguir entrenando... Para mí no ha sido un problema y espero que tampoco para el resto.
¿Es difícil asumir después de tantos años que el baloncesto, al menos en la faceta de jugador, se ha acabado?
-No creo que me haya costado mucho. El haber tenido alguna que otra lesión cuando era joven me ha hecho ser muy consciente de que en el deporte todo puede cambiar en décimas de segundo. Estaba preparado y era muy consciente de que esta etapa tenía que acabar. El momento ha llegado y ahora toca entender la vida desde otra perspectiva.
¿Qué lugar ocupan Bilbao y el Bilbao Basket en su vida?
-Uno de los más importantes. He jugado en muchos sitios, tengo grandísimos recuerdos de todos, en todos he disfrutado, me he vaciado y he intentado dar lo mejor, pero aquí quizás ha habido una implicación un poco distinta. Además de la propia de la profesión, ha habido otra más emocional, quizás por las circunstancias. Todo lo que ha pasado en estos últimos cinco años lo he vivido de forma distinta. Ahora mismo aquí me siento como si estuviera en casa.
Ha vivido muchos de los mejores momentos deportivos del club, pero también los peores en el plano institucional. ¿Le ha compensado?
-Sí. De los momentos difíciles también se pueden sacar conclusiones y enseñanzas, en este sentido no cambiaría nada de lo ocurrido. Estoy contento de cómo ha ido todo, de haber estado aquí con personas que considero amigos míos. Todo esto le da un valor añadido a esta experiencia.
¿Ha sido todo más especial por haber podido compartir estos últimos años con amigos como Mumbrú, Hervelle, Grimau...?
-Sin duda. En esta vida todo es mejor cuando lo haces con amigos y yo he tenido esa suerte, la de acabar viviendo y jugando en una ciudad y en un club en los que me siento muy bien y con el añadido de hacerlo con grandes amigos. Eso ha hecho todo más fácil, que en los momentos difíciles hubiera un plus de paciencia, de valorar el hecho de poder estar en el sitio en el que quería estar.
En los momentos más complicados del club, en aquellas semanas de huelgas y cambios de poderes, usted pudo cambiar de aires pero decidió quedarse. ¿Fue un acto de fe?
-No lo sé. Al final yo siempre me dejo guiar por lo que creo que tengo que hacer. No sé si hubiese sabido vivir con la decisión de irme cuando todo estaba tan mal. A lo mejor era la decisión correcta, pero yo sé que me hubiese costado estar bien conmigo mismo sabiendo que cuando peor estaba todo yo me había ido. Sentía que no me tenía que ir, son cosas que muchas veces decides en el momento sin saber bien porqué.
Lleva media vida como profesional. ¿El baloncesto le ha cambiado mucho como persona?
-No lo sé, pero espero que sí. Y espero que para bien. Es importante evolucionar como persona, no cambiar no es algo bueno. El baloncesto me ha dado la oportunidad de conocer a mucha gente, de vivir experiencias que no todo el mundo puede vivir y eso es muy enriquecedor para crecer. Seguro que estos años he cambiado.
¿Le ha quedado alguna espina clavada en el plano profesional?
-Me hubiese gustado jugar una Final Four, un año lo tuve cerca con el Real Madrid. Todos queremos siempre más, pero cuando pones el freno y ves cómo ha sido tu carrera te das cuenta que cuando empezaste ni siquiera podías soñar con todo lo logrado después. Me quedo más que satisfecho.
Es una cuestión muy repetitiva pero, ¿cuándo dejó Raúl López de preguntarse hasta dónde habría llegado sin sus gravísimas lesiones?
-Hace mucho tiempo, seguramente después de la última grave que tuve. Tampoco era una pregunta que antes me hiciese muy a menudo, pero en ese momento sí que asumí la realidad, que debía empezar de cero. En ese momento mi motivación fue hacerme esta pregunta: ¿Cuántos años me pueden quedar de carrera? ¿Diez con suerte? Pues tengo que hacer todo lo posible para que cuando acabe me quede satisfecho por lo realizado independientemente de las lesiones. Si no hubiese tenido lesiones, haber conseguido esto habría sido ya todo un éxito. Eso fue en lo me centré, lo que me motivó para seguir trabajando.
Ha dicho que en el futuro no se ve como técnico pero que le gustaría seguir relacionado con el baloncesto. ¿Cree que su camino y el del Bilbao Basket volverán a cruzarse?
-Me gustaría, está claro. He estado cinco años en esta ciudad y en gran parte he aguantado todos los malos momentos de los que hemos hablado porque me encanta vivir aquí, también a mi familia. Tengo una gran afinidad con el club y no me extrañaría que en el futuro volvamos a unirnos.
¿Qué Bilbao Basket deja?
-Aún está en una situación que no deja de ser delicada. El año pasado fue todo muy bien pero aquello tenía su dosis de irrealidad. Creo que el club está ahora en una situación excelente para empezar a crecer y convertirse en importante. Tengo la sensación de que estamos empezando y que poco a poco vamos a crecer hasta convertirnos en una entidad de primer nivel. Para conseguirlo hay que pasar por un proceso, puede que haya algún año difícil en el que no se logren todas las metas, pero nos ayudará para a la larga fomentar un club importante.