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Pablo Fusto suma su sexta txapela Individual

PABLO | Fusto suma su sexta txapela Individual y se acerca con peligro a Óscar Insausti, siete veces campeón

Pablo Fusto suma su sexta txapela IndividualOskar González

Duración: 50:26 minutos de juego; 12:48 de juego real.

Saques: 2 de Fusto y 1 de Gaubeka.

Pelotazos: 282 pelotazos en juego.

Tantos en juego: 19 de Fusto y 13 de Gaubeka.

Errores: 5 de Fusto y 10 de Gaubeka.

Marcador: 10-6, 10-6 y 10-9.

Incidencias: Final del campeonato del mundo Individual de pala profesional, organizado por el Consejo Mundial y asociados, disputada en el frontón Bizkaia de Bilbao. Buena entrada. 1.000 espectadores. En la pelea por el tercer y cuarto puesto, Ibargarai superó a Ibai Pérez (6-10, 10-4, 10-5 y 10-5).

BILBAO - La del sufrimiento. Así la recordará Pablo Fusto la txapela conseguida ayer en el campeonato del mundo Individual de pala profesional, la quinta consecutiva desde que el leño se mudó al frontón Bizkaia y la sexta de su cuenta particular. Con un cetro labrado entre el sudor y las entrañas, el delantero bonaerense superó en tres mangas a Esteban Gaubeka, que no gozó en la globalidad del encuentro, solamente desatado en la última galerada. Así las cosas, al argentino, penado con una triple fisura en la yema del dedo corazón de la mano derecha desde antes de la semifinal, se le asomaron las estrellas al golpeo con la diestra desde el primer disparo, infiltrado para evitar dolores, pero descontrolado. Aun así, su zurda vale millones. Potente y desencadenada, la izquierda le metió en el partido porque con ella abre brechas inmensas. Ese perfil revienta las defensas de sus contrincantes porque le mete efectos de su pasado trinketista y anuncia los quilates de un físico privilegiado. Su altura, su envergadura y su facilidad para alternar las dos manos le hacen casi imbatible en el negro del Bizkaia. Es un junco al que no destrozan los huracanes. Lo demostró ayer: ni doblegado ni roto. Maleable. Genial.

Fue con la izquierda con la que acabó Fusto dos de los tantos más bellos de la tarde. Aunque mandaba en el global 2-0 (10-6 y 10-5), el inicio del tercero fue una declaración de intenciones del Gallo de Armintza. Gaubeka, actitud de hierro y aptitudes de artista, genio con la derecha desde el cuatro, rey de la contra, se quitó todo los miedos, cualquier tipo de agarrotamiento y dio lo mejor de sí. Llegó a mandar 0-4 y 2-6, pero se le escapó el choque entre los dedos como arena. Ni Pablo recordaba después cómo había conseguido darle la vuelta. Pero lo hizo. Se acercó el colorado y se estiró Esteban al 5-7. No había más opciones. Ganar o ganar. Morir o matar. Cara o cruz. Un mal saque de Fusto dejó en la mano al vizcaino el remate, que metió un buen derechazo por la pared y puso el visto para sentencia al joko, que se resistió a morir.

Aguantó por una genialidad de Fusto con la izquierda: un cañón. ¡Qué potencia! Atropelló al de Armintza, que erró con la diestra en la siguiente ocasión. Se igualó la cosa. Y Fusto se sacó un as. Fue el final. Desde el ocho a botepronto maltrató con la zurda el cuero, que, descontrolado, enrabietado, acarició la chapa para asaetear a un Gaubeka dominado. El 9-8 reventó las distancias y un yerro de Esteban cerró la final.

un genio emocionado Fusto, entonces, se sacó el casco y lo tiró al suelo. La pala, también, que se apollaba en la profundidad del piso negro de Bilbao. El bonaerense, de rodillas, se emocionó. Se acordó de todos los que le rodean, de su “viejo”, de diez días horribles, de su dedo corazón en capilla, mejor pero roto, de las lágrimas, de los días sin dormir, de la semifinal contra Ibai Pérez en la que, con el primer set igualado, a un centímetro de meta, tomó la decisión adecuada, que tenía que irse a la pared y no esperar el dos paredes. “Jugué en la ruleta y era o rojo o negro. Acerté”, confesó. Así es. Acertó.

Recordó que todo lo que le había buscado la derecha Gaubeka en el primer joko acabó por desmontarlo, a pesar de que comenzó con la derecha descontrolada en las pelotas que le venían de abajo y tocadas. Recordó que Esteban no pudo hacerle daño con un buen inicio (2-3) que abortó con seguridad, vísceras y saber sufrir. Recordó que en el segundo no hubo apenas opciones de que su adversario mandara, desnortado y sin poder abrir los golpes. Pudo acordarse, también, de que por delante queda Óscar Insausti con siete títulos del Individual. Él, con el casco y la pala en el suelo, se mecía en su sexta txapela. Su sexto mandato colorado. De la vísceras al cielo. Todo corazón.