Enosch Wolf, 2,16 metros, llegó en diciembre al equipo vizcaino
ENOSCH Wolf (Gottingen, 1990) llegó al Ametx Zorno-tza con las ideas claras, dispuesto a ayudar al equipo en lo que fuera necesario. Los zornotzarras carecieron en la primera parte de la temporada de una referencia clara en la pintura, un puesto que parece estar maldito este año. Moussa Koné fue el primero en pasar por él, pero se lesionó antes de debutar en partido oficial. Óscar Raya, llamado a cubrir ese hueco, rescindió el contrato hace unos pocos meses tras no dar el rendimiento esperado y hasta la llegada del alemán, Seydou Aboubakar era el único cinco puro, aunque su nivel está bastante por debajo de lo que se espera de un jugador vinculado a un equipo ACB. Intimidación y rebote eran necesarios, era el gran déficit del conjunto dirigido por Garitaonandia y este jugador de 2,16 metros lo entendió desde el primer día: “Soy un jugador versátil, pero ahora el equipo ya tiene muchos jugadores que pueden tirar y necesita un pívot. Mi intención no es meter 30 puntos o hacer números, haré lo que el equipo necesite en cada momento y si ganamos estará bien”.
Wolf comenzó a jugar a baloncesto en su país, pero con 19 años decidió cruzar el charco e ir a la universidad de Connecticut para poder continuar con su formación en la NCAA. “Estados Unidos es diferente a todo lo demás. Los estadios son como los de la Euroliga y es muy divertido. Volví a casa con 22 años y con esa edad todavía hay mucha gente que no ha salido del país, yo ya había vivido fuera y eso me ayudó a madurar”, relata. El alemán compartió equipo con promesas de un grandísimo nivel como Kemba Walker, Jeremy Lamb o Shabazz Napier, entre otros jugadores consagrados actualmente en la NBA. Una buena generación que se alzó hasta lo más alto y logró el título nacional. “Estuvo muy bien. Era mi primer año y no jugué mucho. La final fue en un campo de fútbol americano y nunca había visto tanta gente en un partido de baloncesto. Fue una locura, los americanos están locos”, recuerda.
Estar en la NCAA, donde casi todos los jugadores aspiran a entrar en la NBA, hizo que Wolf viera su carrera de otra manera y le llevó a entender sus opciones reales. “Para mí es estúpido estar obsesionado con la NBA y si con 23 años no estás ahí, salvo casos como el de Prigioni, no vas a ir. Conozco muchos jugadores que solo piensan en ir a la NBA y si no lo consiguen van a la Liga de Desarrollo durante cinco o seis años, ganando muy poco dinero”, declara Wolf, que manda un consejo a los que están allí: “Jugar en Europa es una gran experiencia porque puedes conocer muchos países, ganar un buen dinero y, tal vez, si trabajas duro, algún día jugar en Euroliga o a un nivel alto”.
Pero no todo fue bonito durante los años de Wolf en Uconn. Con 20 años, el alemán fue arrestado por un supuesto caso de allanamiento de morada, robo y conducta inapropiada, lo que le llevó a estar suspendido indefinidamente por su equipo antes de la finalización del caso. “Salieron muchas cosas en los medios y no eran verdad, fue muy injusto. Simplemente estuve en el lugar equivocado en el momento equivocado”, explica el pívot del Zornotza, que quiere cerrar este capítulo cuanto antes y centrarse plenamente en su carrera: “Es algo que me pasó y no se puede cambiar. Quiero olvidarlo porque estoy contento donde estoy ahora, viviendo del baloncesto y conociendo Euskadi y España, mientras fuera hay gente que lo está pasando peor y que, por ejemplo, no tiene trabajo”.
Tras su experiencia en Estados Unidos, este gigante de Gottingen pasó por varios equipos alemanes, entre los que destaca el Telekom Baskets Bonn de la Bundesliga, con el que debutó en Eurocup. “Fue mi primer año allí y no jugué mucho. La Eurocup es una buena competición y me permitió conocer varios países y aprender mucho”, expresa. Sin embargo, no consiguió entrar en la rotación del equipo y tuvo que bajar a la segunda división un par de temporadas, antes de darse cuenta de que su tiempo en Alemania había acabado, que era el momento de cambiar: “Llevo casi toda mi vida en el baloncesto alemán y quería vivir cosas nuevas. Además, allí ya me conocen, por lo que si juego aquí tal vez me conozca más gente y tenga más oportunidades en el futuro”.
Valladolid, próximo rival Por otra parte, el Zornotza se enfrenta mañana a las 18.30 en Larrea al Ciudad de Valladolid, equipo que actualmente ocupa el último puesto del play-off y que tiene dos victorias más que los zornotzarras. “Nuestro nivel no es el que refleja la clasificación. El otro día casi ganamos al primero y somos capaces de competir contra cualquiera. Aunque necesitamos ganar mañana”, declara el alemán.