Bilbao Basket, una derrota imperdonable
El Bilbao Basket, que sigue sin enlazar dos triunfos seguidos este curso, se queda sin margen de error en la Eurocup al caer en Charleroi ante un rival que no se jugaba nada y que utilizó a siete jugadores
bilbao. El Bilbao Basket cosechó ayer en Charleroi una derrota imperdonable (79-73), de esas que duelen de verdad pues se cuelan hasta lo más hondo. Por lo mucho que había en juego en lo matemático y en lo anímico, por las circunstancias que acompañaban al duelo y porque la visita al equipo belga debía servir para seguir apartando nubarrones del horizonte a imagen y semejanza de lo realizado el pasado sábado en Valladolid. Enlazar comparecencias ante los equipos más flojos hasta el momento tanto en la Liga Endesa como en la Eurocup -los belgas estaban ya eliminados y no habían ganado hasta el momento ningún partido- debía suponer una rampa de despegue para dejar de mirar hacia abajo y comenzar a posar la vista en cotas superiores, para seguir revitalizando cuerpos y mentes. Pero los hombres de negro fueron incapaces ayer de tumbar a un rival que solo se jugaba el honor sobre la cancha, a un grupo humano que activó únicamente a siete piezas por problemas de lesiones. Pero le bastó y le sobró al Charleroi, siempre perdedor hasta ayer ante el conjunto vizcaino, con ese escasísimo fondo de armario para superar a una escuadra de Rafa Pueyo que sigue inconexa, desnortada, tambaleante a más no poder.
No olió bien el partido desde el salto inicial, se complicó hasta el extremo tras el descanso, con los anfitriones llegando a acumular rentas de dobles dígitos, y aunque el Bilbao Basket consiguió equilibrar el marcador en el acto final -a 1:34 del final el luminoso señalaba un 73-73- fió su suerte final al lanzamiento desde la línea de 6,75 y la apuesta resultó fallida. El aro se empeñó en repeler las andanadas bilbainas mientras que los belgas, mucho más serenos y con pulso más firme pues nada se jugaban, resolvieron la papeleta desde la línea de tiros libres, clavando una dolorosa daga en el corazón de un grupo humano que se ha desplomado de manera sonora en la competición continental -cuatro derrotas consecutivas- y que ahora se queda sin margen de error si quiera acceder a la siguiente fase. Lo sigue teniendo en su mano, pues le basta con ganar la semana que viene en la cancha del Elan Chalon y posteriormente en Miribilla al Oldenburg -puede que haya que recuperar también el basket average dependiendo de lo que hagan hoy los alemanes ante el Cedevita-, pero las constantes vitales, a día de hoy lacónicas, no invitan en absoluto al optimismo salvo volantazo total y absoluto. Y es que muy poco funcionó ayer en la sala de máquinas. El capítulo reboteador volvió a ser una tortura -41 belgas, diez de ellos en ataque, por 29 bilbainos-, los fusileros comparecieron con el punto de mira mal calibrado -25% de acierto, con siete canastas de tres puntos de 25 intentos- y el rival gozó de 21 lanzamientos desde la línea de personal, más del doble que los hombres de negro.
A rachas El encuentro amaneció absolutamente descontrolado, con los dos equipos alternando interesantes hachazos al luminoso pero sin que ninguno de los dos contendientes acabara imponiéndose claramente. Tras inaugurar Mumbrú el marcador, el Charleroi enlazó un parcial de 8-2 gracias a los fallos de los visitantes desde la larga distancia, aunque los de Pueyo no tardaron en reponerse y, con un 2-12, cogieron las riendas del partido. Les duró poco, sin embargo, pues la salida de Abukar a cancha revitalizó a los belgas que se volvieron a disparar con un 10-2 ante un rival que ni acababa de armar una retaguardia en condiciones ni percutía en ataque con el debido acierto. El 20-16 al término del acto inicial empeoró con un dos más uno de Trapani. La salida de la segunda unidad, liderada por el siempre punzante Bertans, sirvió para equilibrar la balanza, pero el Bilbao Basket se mostró incapaz de dar el necesario puñetazo encima de la mesa. El Charleroi anotaba con soltura desde la línea de 6,75 mientras que el conjunto vizcaino carecía de continuidad en su propuesta. Con 34-30 a 4:30 del descanso, Pueyo tuvo que pedir tiempo muerto para corregir errores y pese a que la entrada de la vieja guardia dio algo de aire a sus intereses fueron los belgas los que llegaron en ventaja al ecuador (39-36). Los malos porcentajes en los lanzamientos de y los seis rebotes ofensivos concedidos penalizaban muchísimo a los hombres de negro.
Y las cosas fueron aún a peor al regreso de vestuarios. Un parcial de 6-0 dio todavía mayor aire a los anfitriones ante un Bilbao Basket incapaz de imponer su teórica superioridad. Intentaba Bertans por todos los medios acortar ventajas, pero un triple de Mallet a 4:01 del final del tercer cuarto colocaba la renta de los anfitriones en el doble dígito. Se encendieron las luces de alarma en el bando visitante. Entre Raúl López y Germán Gabriel acercaron a los suyos y la enérgica salida de Markota en el acto final sirvió para igualar la situación a 65 puntos. El Charleroi solo metió dos puntos en esos cinco primeros minutos del cuarto, pero los de Pueyo no supieron sacar mayor provecho de esa circunstancia ni dar continuidad a esos buenos minutos, por lo que el choque llegó igualado hasta el límite a sus compases finales. Otro final de moneda al aire, otra vez cruz. En los tres últimos minutos los visitantes, con Mumbrú, Hervelle y Grimau sentados en el banquillo, fiaron toda su suerte al lanzamiento desde la línea de 6,75. Gabriel embocó uno, el del 73-73, pero falló tres. Bertans, otros dos. El Charleroi, agradecido, celebró la victoria de la honrilla.