bilbao. Cada vez que sale en bicicleta, suave, no le gusta correr, y le pasa un grupo de ciclistas sacándole chispas al plato, un amigo suele bromear con el daño que el paro -no es broma: más de cinco millones de desempleados en el Estado, más de cinco millones de dramas- le ha hecho al cicloturismo. Hay más gente en la carretera, aprecia; gente con más tiempo para entrenar; gente que está más preparada y va más rápido. Otro amigo llevaba... ¿cuántos? ¿Quince años sin andar en bici? Se puso a ello en 2011 y se le ha metido el bicho hasta las entrañas. No hay semana que no haga un día, al menos, tropecientos kilómetros. Y se irrita como si fuera un castigo cada vez que, por trabajo o por la lluvia, no puede andar. Otro lleva en enero algo más de 600 kilómetros. ¿Poco? Los ha hecho todos yendo y viniendo de casa al trabajo. Cada cicloturista tiene su historia. Hay miles y miles. Más de 15.000 se apuntaron a la preinscripción de la Quebrantahuesos, aunque solo la correrán unos 8.000. Alguno más, entre 9.000 y 10.000, todo un récord, quiere reunir la Bilbao-Bilbao el próximo 18 de marzo, cuando eche a andar su vigesimocuarta edición.

Lo hará sobre un trazado que apenas varía respecto al de los últimos años. Se asienta sobre los mismos cimientos ideológicos de Cycle, su organizador, que esquiva las grandes montañas vizcainas para hacerlo más asequible y popular y busca el maridaje de paisajes, la costa y el interior. También evita las carreteras estrechas y peligrosas. El resultado es un recorrido de 115 kilómetros, una distancia asumible a poco que los participantes se preparen, que tiene como máxima dificultad la subida a Morga, hacia el final de la prueba. También se ascienden, como en pasadas ediciones, Andraka, Unbe, Artebakarra y Gerekiz.

La salida tampoco varía: será en el puente de Deusto, junto al centro comercial Zubiarte, y seguirá siendo espaciada, un modelo más europeo. El primer grupo partirá a las 8.00 de la mañana y el resto lo irá haciendo en intervalos de quince minutos hasta cerrar la línea de salida a las 9.00 horas. La llegada está prevista entre las 12.30 y las 14.00 horas. Las medias estimadas van desde los 19 kilómetros hora de los más tranquilos o menos preparados y los 32 por hora de los más veloces. De todas maneras, la organización, como viene haciendo, regulará la velocidad del grupo de cabeza.

La Bilbao-Bilbao recorrerá poblaciones habituales en su recorrido como Getxo, Berango, Sopelana, Barrika, Plentzia, Urduliz, Derio, Zamudio, Mungia o Larrabetzu. El avituallamiento sólido volverá a estar situado en el Parque Tecnológico, a mitad de recorrido.

Con la clásica bilbaina se inaugura la temporada vasca de cicloturismo, que vuelve a estar repleta de pruebas, sin bajas, en un fenómeno paradójico: el cicloturismo asiste a una revolución y cada vez son más los adeptos, mientras el ciclismo profesional trata de subsistir en Euskadi y en el Estado a una de las crisis más profundas que se recuerdan, con pruebas y equipos en el filo del abismo.