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Resistir es vencer

El Bizkaia Bilbao Basket, que dejó escapar una ventaja de 19 puntos, supera al Real Madrid en la reedición de la última semifinal liguera en un final agónico decidido desde la línea de tiros libres

Resistir es vencerREPORTAJE FOTOGRÁFICO: JOSE MARI MARTÍNEZ

BILBAO. Salió Kostas Vasileiadis a trompicones de un par de bloqueos para embolsar el balón como pudo tras saque de banda y recibió la falta personal de Martynas Pocius. Estaba en el guión. Faltaban 9,5 segundos para el bocinazo final y el Bizkaia Bilbao Basket volvía a apelar a la agonía para tratar de derrotar al Real Madrid en la reedición de la semifinal de la última Liga, un encuentro en el que dejó escapar una renta de 19 puntos en el tercer cuarto para volver a entonar el más difícil todavía. Especialidad de la casa. Miró al marcador el heleno y entendió lo peliagudo de la situación. 84-82. Prohibido fallar. Cuando el balón fue requerido por uno de los árbitros se negó a soltarlo. En su lugar, lo lanzó rodando al banquillo bilbaino, donde Oliver Stevic, toalla en mano, lo secó con sumo cariño. Una vez hubo comprobado que la bola estaba a su gusto, Kostas se encaminó a la línea de tiros libres. En su camino, chocó la mano derecha con Fisher, la izquierda con Raúl López y fulminó el aro blanco, primero con la mirada y luego con el esférico. Fuego en las pupilas, hielo en la muñeca. El primero entró limpio; el segundo, con algo más de misterio. 89-85. Con los merengues contra las cuerdas, Jaycee Carroll intentó una penetración suicida que chocó contra una maraña de hombres de negro y el balón salió despedido sin dueño, no así la victoria, la dulce victoria, que se quedó en Bilbao como es costumbre últimamente cuando estos dos púgiles miden su pegada.

Así resolvió el Bizkaia BB un duelo volcánico con dos tendencias muy distintas, pero en las que los pupilos de Katsikaris supieron batallar con notable acierto y pundonor a pesar de la racha de dolencias físicas que merma su fondo de armario. Con el viento a favor, durante los primeros 25 minutos, se vio a un equipo intenso, rocoso y fajador en la retaguardia y con brillo, recursos y velocidad en ataque. Cuando los soplidos de Eolo -y también de los silbidos arbitrales, porqué no decirlo- rotó 180 grados, los hombres de negro se aferraron al oficio, a la garra, al carácter y ardor guerrero que se han convertido en señas de identidad de un grupo humano que ha alcanzado una comunión envidiable con el infierno de Miribilla, sobresaliente de nuevo en la noche de ayer. Tan bien supo jugar sus cartas, aunque fuera por el camino más complicado -eso también es marca registrada- que se anotó un triunfo que demuestra que lo ocurrido el domingo en Alicante no fue más que un error puntual. De bulto, pero error puntual.

Arrancó el duelo de sables con un Bizkaia BB desbocado, libre de ataduras y con el nivel de exigencia necesario para afrontar citas de semejante calibre y, paradójicamente, lo que se preveía como un camino angosto y revirado se convirtió en una autopista de cuatro carriles por la que los hombres de negro pilotaron a ritmo de Red Bull. Alados. Ni los más optimistas del lugar podían esperar ese 14-0 con el que arrancó la contienda, fraguado en una gran defensa, con D'or Fischer como puntal, ante un rival poco clarividente a media pista, tres dos más uno consecutivos con Marko Banic como principal prestidigitador y una antideportiva incomprensiva de Rudy Fernández tras falta de Llull. A Laso lo que acontecía en pista le olía a cuerno quemado e hizo sonar la turuta para que sus huestes subiesen de revoluciones, pero el Bizkaia BB no se amilanó con el 0-7 merengue y alcanzó el final del acto inicial con una brecha de diez puntos a su favor.

Los visitantes apostaron por endurecer su defensa como vía para remontar. Adelantaron líneas, presionaron los saques de fondo, intentaron ahogar a los anfitriones con varios dos contra uno para aislar a los bases, pero los de Katsikaris no perdieron pie. Se abrazaron a la inteligencia y velocidad de Banic en las cercanías del aro, a la polivalencia de Raúl López, que lo mismo dirigió con mano de seda que ejecutó con muñeca artillera, y a la efervescencia de Vasileiadis para marcharse por 17 puntos, sangría que Laso cortó con un tiempo muerto para que Reyes pusiera la venda desde la media distancia y taponara la herida, dejándola en un así y todo considerable 46-33.

Despegue y accidente En la reanudación, el Bizkaia BB siguió fiel al libro de ruta que le había llevado a dominar la contienda. No escatimó esfuerzos en defensa, Fischer cerró su aro a cal y canto y Mumbrú comenzó a destapar el tarro de las esencias, permitiendo que la renta se estirara hasta los 19 puntos (62-43), trasladando la algarabía a las gradas. Sin embargo, el Bizkaia BB olvidó que no hay que vender la piel del oso antes de cazarlo y se relajó en exceso, saboreando lo ya logrado, lo que dio vida a los blancos. Dos faltas seguidas en ataque, un par de pérdidas y una serie de tiros que el aro se empeñó en escupir sembraron las dudas en las filas locales.

El Real Madrid olió la sangre y, cual escualo, se lanzó sin piedad a la yugular de su oponente. Con Llull y Rudy como estiletes cimentó un abrumador parcial de 2-19 que colocó el 64-62. Partido nuevo. A partir de ahí, el enfrentamiento respiró al son de la agonía. Estiraba el chicle el Bizkaia BB y lo volvía a convertir en bola el Madrid, provocando que todo quedara pendiente de la lotería del tiro libre. Por el potro de tortura pasaron en lo 22 segundos finales Reyes, López, Rudy, Vasileiadis… hasta que Llull, negado ayer en esta distancia, estrelló uno contra el aro. 84-82, nueve segundos en el reloj y falta sobre Kostas, un volcán con hielo en las venas que mantuvo el pulso certero para amarrar la primera victoria del curso.