Donostia. Se le nota feliz y convencido de sus posibilidades. El triunfo en la ronda andaluza le sirve para autoconvencerse de que su fichaje por el RadioShack fue una de las mejores decisiones de su vida.
¿Cómo amanece un ganador de la Vuelta a Andalucía?
A las 7.00 de la mañana y con un niño llorando, como es habitual. Sigo siendo el mismo. He vuelto a la normalidad: desayunar con los niños, llevarles a la ikastola, entrenar con la grupeta, que me tocaba pagar pasteles. He disfrutado con mi gente.
¿A quiénes ha pagado pasteles?
Salvo Haimar, Galdos y Urain, que no estaban y ya les caerá algo, al resto: Romero, Txurru, Velas, Lariz y dos cicloturistas, Txetxu e Iñigo.
Habrá pagado a gusto.
Ya les he dicho que la próxima carrera me ofrezco voluntario (risas). Ojalá fuera tan fácil. Cuesta mucho ganar, así que hay que disfrutarlo.
¿Ha asimilado ya su éxito?
Quizá me di cuenta al día siguiente de ganar, porque tras la carrera estaba muy nervioso, con muchas llamadas y mensajes, y por la noche dormí muy poco. Por la mañana, con más calma, al ver los periódicos, me lo empecé a creer. Para algunos no tendrá mucho valor, porque no es una etapa del Tour o de la Vuelta, pero para mí es muy importante, porque es una Vuelta y porque el gran equipo que teníamos trabajó mucho para mí. No es que necesitara callar bocas, pero en su día me dolieron muchas críticas que decían que fiché por RadioShack porque tuve un cáncer como Lance Armstrong. Uno tiene su amor propio y ahí están los resultados, que dan la razón a Bruyneel, al que siempre agradeceré que me fichara, lo que le costó también críticas por fichar a un ciclista sin palmarés. En un año y dos meses en el equipo he ganado una crono (Poitou-Charentes) y una Vuelta, he sido segundo por centésimas en otra crono, quinto en otra Vuelta y en el Gran Premio de las Naciones... Estoy contento.
Bruyneel también afirmó tras su victoria que lo fichó porque tenía referencias suyas de buen corredor.
Me siento supervalorado y muy querido. Mi relación con todos es muy buena, y eso se nota dentro y fuera de la carretera. Me gustaron las palabras de Bruyneel, que explicó que me fichó porque tenía referencias mías a través de Kepa (Zelaia, el médico) y Haimar (Zubeldia).
Se formó en Euskaltel, pero ha explotado en RadioShack. ¿A qué lo achaca? ¿Es solo cuestión de madurez?
Siempre agradezco la oportunidad que me dieron Euskaltel y Miguel (Madariaga) para ser profesional, porque sin ellos no lo habría logrado. Estuve seis años con ellos, y con todo el respeto, la mejor decisión fue irme a RadioShack, porque he recuperado la ilusión, he visto un ciclismo y una filosofía muy diferentes. Quizá es lo que me hacía falta, porque soy una persona muy nerviosa y más que me achucharan, necesitaba tranquilidad. Aquí me han dado confianza, me han sabido frenar en los entrenamientos y los resultados están llegando...
Haimar coincide en eso. ¿Tanto les apretaban en un lado o tanta calma les transmiten en el otro?
Euskaltel tiene otra filosofía. Trabaja con gente mucho más joven y desde la dirección se marcan mucho más las pautas a seguir. RadioShack no es ni mejor ni peor, sino diferente. Trabaja con gente más veterana, y al corredor se le pide más su opinión y se le deja que por sus sensaciones pueda tomar decisiones. Valoran mucho el aspecto psicológico, que te sientas a gusto, porque todo es más fácil. Hay gente de gran calidad, que sabes que antes o después va a andar, y eso da tranquilidad. Hay más presupuesto, más medios..., todo ayuda. La filosofía de RadioShack no es que sea diferente a la de Euskaltel, sino a la del resto de los equipos.
¿Cómo vivió la última etapa? David Bernabéu estuvo escapado hasta el final y solo lo tenía a 31 segundos...
Al final parecía que se complicaba la cosa, pero Caja Rural, que hizo una vuelta muy bonita, nos echó una mano (para Galdos y Milán). Si se llega a haber complicado más la cosa, habríamos puesto a tirar a Haimar y Hunter, que los reservamos para la subida final. (Juanma) Garate me dijo que si no me relajaba,iba a estar cagando duro toda la vida (risas). Todo salió bien.
¿Cómo fue la tarde?
No sé cómo no se derritió el teléfono, porque me quedé sin batería... Cuando llegué a Loiu, me esperaba la familia, los amigos y la gente de mi peña. Estaba Xabat, mi hijo mayor, y el pequeño, Haimar, estaba enfermo con la amama. Después me sorprendieron con una celebración en un txoko en petit comité. Pero eso ya está conseguido, me ha dado confianza y calma, pero soy ambicioso y quiero más. Iré animado a la París-Niza.
¿Cómo jefe de filas?
Con los galgos que tengo; con Brajkovic, Levi, Klodi... Ayer hablé con Gallo (Alain Gallopin, director), y tendré que hacer la crono a tope y ayudar a los tres líderes.
¿Alguna vez soñó con esto?
No, porque en poco tiempo todo ha cambiado muchísimo. De estar siempre en la cuerda floja en Euskaltel, a pasar al RadioShack, dar un salto deportivo y, además, disfrutar de la bici. Después de lo que me ha tocado vivir, sé que todo no es un camino de rosas y hay que saborear los momentos dulces, sin mirar atrás.
¿Volverá a las clásicas?
No. Me han cambiado el calendario. Haré París-Niza, después igual me quitan dos clásicas que tenía para hacer el Critérium Internacional, y después País Vasco, Amstel, Flecha, Lieja y California, que es un objetivo muy importante para el patrocinador. Luego haré Dauphiné, y ya se verá.
El jefe de prensa del equipo habla maravillas de sus discursos.
En el equipo solemos dar discursos por gremios y el de los corredores lo echo yo. Me llaman Radio Vasca... Lance me dice Radio, radio, green light, tell some story (radio, radio, luz verde, cuenta alguna historia). Y les cuento alguna batallita y nos echamos unas risas. Luego, cuando voy a la habitación, me manda un mensaje: red light, is time to bed (luz roja, es hora de dormir). Durante la Vuelta a Andalucía, todos los días me despertaba con un mensaje de Lance.
¿Se nota su ausencia?
La anterior vez que dejó la bici, creo que no quería saber nada de ciclismo y desconectó. Ahora está involucrado en el equipo y está muy conectado. Lo notamos, porque Lance es una persona que transmite mucho.
Con 31 años y la veteranía que buscan en RadioShack, le queda cuerda para rato en el equipo...
Eki (Ekimov, director) tiene 45 años y en Andalucía le dije que correría hasta su edad, porque está como una rosa. A Johan le dije que voy a estar diez años más, así que a Levi y Chris (Horner) les digo que sigan corriendo hasta los 43 años para sentar un precedente para los que vamos por detrás, porque si me he enterado de qué va esto pasados los 30 años, no voy a colgar la bici a los 33 como Olano o Indurain. Me he empanado tarde y no quiero que esto acabe.