"Es mi primera gran aventura"
Unai Llantada partió ayer a Katmandú para escalar el Manaslu, su estreno en los "ochomiles" w Es la preparación del encartado para hollar el Everest en 2011, a cuyo campo base irá junto a 30 paisanos
Bilbao
Estoy como una moto". Se acelera Unai Llantada pensando en lo que le aguarda. "Estoy con muchas ganas", insiste. Son las horas previas a "mi primera gran aventura". Una hazaña que empezó a deshilarse ayer. Y es que este montañero de Zalla viajó ayer hasta Katmandú para dirigirse al Manaslu (8.156 metros) e intentar coronar su primer ochomil. Los nervios, la impaciencia, la inquietud se adueñan de Unai ante su estreno donde la naturaleza desafía al hombre, pero ésta es sólo la primera parte de un proyecto que le absorbe; el Manaslu es el entrenamiento para el coloso de la Tierra, la cima de las cimas, el Everest, le espera en abril de 2011, a él y a una treintena de osados de Enkarterri que le acompañarán hasta su campo base.
"El Manaslu era un modo de preparación para el Everest pero al final es un objetivo muy gordo, se ha convertido en un proyecto muy importante por la gente con la que voy. Para mí es una aventura muy ambiciosa", señala Unai Llantada. Y es que él, inexperto en las más altas cumbres, un novato en los ochomiles, se rodea de grandes nombres para su estreno en el Manaslu. Carlos Pauner y Javier Pérez son sus compañeros de viaje. También iba a ir Juanito Oiarzabal -implicado en la conquista de los catorce techos del mundo por segunda vez- pero al alavés le retienen unos asuntos profesionales con ETB y además no se ha recuperado totalmente de sus congelaciones sufridas en el pie derecho en el Annapurna. Se trata de un terceto, el formado por Oiarzabal, Pauner y Pérez, que ya se había consolidado como un grupo muy fuerte para acometer los desafíos que propone el ochomilismo tras sus experiencias comunes en el Shisha Pangma y el Annapurna. En esta última montaña, en la más cruel de todas, la más mortífera, falleció Tolo Calafat el pasado 29 de abril. "Al final tienes que pasar página, es triste pero no queda otra", apunta Llantada. Pero hay una persona fundamental, el nexo de unión, el que anexiona a Unai con este grupo. "Yo voy con ellos por Xavi Arias, un catalán que está haciendo los catorce ochomiles y que es amigo mío. Él coincidió con Juanito y los demás en el Annapurna, pero en el campo 3 tuvieron una avalancha y a Xavi le cayó una roca de hielo en la espalda, le rompió dos costillas y le fastidió bastante. Bajaron al campo base, estuvieron una semana aguantando y se dio cuenta de que no podía subir. De eso se conocen. Como Xavi y yo íbamos a ir a Manaslu, Juanito quería ir porque está en el proyecto de repetir los catorce ochomiles y Carlos Pauner, que ya estuvo pero no consiguió hacer cumbre, también iba a volver, nos hemos juntado ahora", explica Llantada.
Y corren las horas, se aceleran, y ayer voló Unai a Katmandú, donde por fin llegará hoy. "Mañana o pasado volamos en helicóptero hasta 3.600 metros con toda la carga aérea y tenemos un par de días para llegar al campo base, el día 4 o el 5, a lo sumo, estaremos ya allí. Queremos hacer cima a finales de septiembre, en tres semanas, si nos deja el tiempo", agrega el alpinista de Zalla.
proyecto solidario Entonces, una vez en casa de nuevo, empezará el descuento del desafío supremo, el de estar lo más cerca del cielo posible con los pies en el suelo. Es el imán que más atrae al montañero y Llantada no ha podido hacer oídos sordos a ese poder de sugestión. "No escalo el Everest porque sea la montaña que más me gusta estéticamente o alpinísticamente, sino por lo emblemática que es". Por eso, el montañero de Zalla también va por la ruta sur, "la mítica", la de la primera ascensión, la de Edmund Hillary. Unai estará solo en el cima del mundo, pero no a sus pies, pues treinta paisanos estarán con él en el campo base: "El grupo está prácticamente cerrado ya". Es una aventura distinta, quienes quisieran se podían apuntar a "un proyecto deportivo, cultural y solidario, pues colaboramos con S.O.S. Himalaya. Compartimos todo el viaje, visitas culturales por Katmandú y el trekking del Everest". Una forma diferente de afrontar un sueño, de huir de la soledad de las altas cumbres. "No es una idea mía. Un chico cordobés, con el he coincidido alguna vez montó un grupo en 2008 para que le acompañaran al campo base del Everest. Es una manera de compartir un proyecto, de que amigos tuyos puedan vivir esa experiencia. Son dos meses que estás fuera de casa y que son duros, si te acompaña gente de la zona, amigos, y convives con ellos puedes compartir lo que sientes. Es todo más fácil", describe el encartado.
Son dos pasos más, esta vez de gigante, en la trayectoria de Llantada, cosida por Alpes, Ecuador, Ama Dablam y Aconcagua, donde en enero de 2009 se encaró con la montaña en solitario en el tú a tú. Más de dos años después, rodeado de treinta personas, intentará llegar al techo del mundo.
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