¡Más amigos que en el Tuenti!
Decenas de amigos y aficionados reciben a Efrén Vázquez como un héroe en el aeropuerto de Loiu
Bilbao
después de atravesar medio mundo para volver a casa, Efrén Vázquez se encontró ayer con el aeropuerto de Loiu patas arribas. En parte, por el caos de vallas y andamios que lo rodean como consecuencia de las faraónicas obras de la terminal, y en parte, por el alboroto que montaron para la ocasión todos sus familiares, amigos y aficionados.
Media hora antes de que el de Rekalde asomase por la puerta, ya se veía por las inmediaciones del aeropuerto a decenas de motoristas enfundados en sus monos de cuero. Acudían todos al reclamo lanzado por el Moto Club Ráfagas de Bilbao. Este grupo de aficionados a las dos ruedas sigue desde hace años la trayectoria de Efrén, "en los buenos y en los malos momentos". Ayer tocaba abrazarse por una alegría y no dudaron en hacer kilómetros desde Larrabetzu, Gorliz, Basauri, Mungia o Laudio, como los miembros del Komando Txapela.
En el hall del aeropuerto se arremolinaban decenas de moteros repartiéndose carteles y banderas amarillas. Entre la muchedumbre se oyó un grito: "¡Que ya sale!". Efectivamente, Efrén aparecía por la puerta, con una sonrisa de oreja a oreja y una visible cojera. Al instante la amplia sala se llenó de aplausos. Los primeros abrazos de los amigos y familiares casi desmontan al menudo piloto bilbaino, quien disfrutaba al máximo del momento: "Cuando pasas por línea de meta es increíble, pero cuando llegas aquí y te recibe tu gente no tiene precio. No tiene comparación con celebrarlo allí casi solo".
Los presentes intensificaron los aplausos cuando Efrén se abrazó con su mentor, Herri Torrontegi. El de Gorliz protagonizó hace 16 años la última alegría del motociclismo vasco, al subir al podio de Jerez. Ayer se le mezclaban en el paladar los sabores de dos logros entre los que media un abismo. Los dos posaron radiantes con un gran cartel en el que, rodeado por una corona de hojas, se leía el lema Gora Txapeldunak.
Entre los menos apasionados fue creciendo una duda: "Si le reciben así cuando queda segundo, ¿qué pasará cuando Efrén gane una carrera?". La respuesta la tenían muy clara los miembros del Moto Club Ráfagas: "Sacaremos la gabarra a la Ría. Ya que no la usan los del Athletic... Además sacaremos algunas motos acuáticas. Cuando ganó el Campeonato de España en 2008 ya le montamos una muy gorda en Rekalde". Después de varias temporadas peleando por un sueño, se notaba que la afición estaba sedienta de triunfos. "Ahora no hay que agobiarse, tiene que seguir trabajando para tener continuidad", explicaba un aficionado: "Mientras haya moto, hay piloto de sobra".
Efrén, a pesar de estar gozando con lo que le ha tocado vivir estos días, tenía los pies en el suelo: "A pesar del podio, la exigencia es la misma. Hay que intentar ir lo más rápido posible cada día. No va a cambiar la manera de pensar, ni los objetivos. Simplemente hay que seguir peleando". Ver su nombre en el segundo puesto del Mundial no le hace separarse del que debe ser su rol en esta edición del Campeonato: "Espargaró, Terol, Márquez y Smith son los candidatos al título. Son las referencias a seguir. Yo prefiero ir de tapado, no quiero ser favorito, ni aspirante al título. Quiero pensar en disfrutar este año y luego lo otro ya vendrá".
A las puertas de la terminal le esperaban las motos de los aficionados. El de Rekalde disfrutó posando con sus amigos, con las banderas y escuchando el ruido de los motores y las bocinas. Incluso se permitió montar en una joya de coleccionista, una Montesa Impala de 1967 propiedad de un aficionado. Efrén se quedó unos segundos contemplándola. Su mente maquinaba cómo arrancarle el mayor número posible de caballos.
Efrén tardó en abandonar el aeropuerto para descansar en casa. Se esmeró en saludar y compartir su triunfo con cada uno de los amigos que se acercaron a recibirle. Es lo que tiene tener tantos amigos agregados en el Tuenti.