A las puertas del infierno
Jon Agirrebeitia será el primer vasco en una prueba de la Copa del Mundo, la legendaria Hell"s Gate
berriz
a Pedro Gómez de Balboa, abogado gallego con despachos en Madrid y Bilbao y fundador hace apenas dos años de befurious.com, recinto virtual ineludible del enduro estatal, le bastó con observarle en cinco pruebas para ceder a la perpejlidad. "Parece increíble. La gente con la que compite, a la que planta cara, Melcior Faja, Xabi Galindo..., lleva sobre una moto desde los cuatro años; son motoristas muy preparados, con muchas tablas, que es lo que hace falta para rendir en este deporte, pero Jon...", detiene reflexivo el zapateo de su verbosidad admirativa. Efectivamente, la irrupción de Jon Agirrebeitia (Berriz, 1978) en el Enduro Extreme, la modalidad salvaje del motociclismo de montaña, ha resultado ser prodigiosa, hasta el punto de convertirse en el primer vasco que participe -lo hará el 6 de febrero- en una prueba de la Copa del Mundo, la Hell"s Gate, la más prestigiosa del circuito.
"Es la más mítica, la más espectacular", afirma Gómez de Balboa. Es por el entorno, los imponentes bosques de la Toscana; por las condiciones meteorológicas, ya que el frío suele marcar la prueba, con temperaturas siempre por debajo de los 0º; y la propia dureza del trazado, extremo y eterno, ya que la carrera comienza a las 6.00 de la mañana y no finaliza hasta bien entrada la noche, sobre las 22.00 horas. "Por eso, además de la destreza y la experiencia, ineludibles, tener un gran físico y mucha capacidad de sufrimiento es primordial". Posee ambas Agirrebeitia, seguramente, porque la genética es sempiterna y porque su pasado deportista no lo ha barrido del todo el tiempo de su organismo. Fue ciclista el berriztarra. Prometedor fruto de la inagotable cantera de Durangaldea, de fuerza descomunal acumulada en unos muslos imponentes y entrega suprema -"Era un corredor de equipo de valor incalculable", recuerda Mikel Pradera-, que corrió cuatro años en el Banesto aficionado y uno en el Olarra para debutar en profesionales en 2002 con el Matesica portugués. Luego de esa temporada, colgó la bicicleta. "Puedo decir que fui profesional, pero no fue una buena experiencia. Apenas corría, no había seriedad... Además, las alergias me mataban. Me venían y ya no levantaba cabeza", dice el propio Agirrebeitia, quien dejó el ciclismo hastiado, con la motivación aniquilada, agotado.
Tras un año haciendo descenso de BTT, se subió a una moto, una pasión encerrada en su época ciclista "porque tenía miedo de caerme y romperme algo que me impidiera montar en bici". En una Honda CR de cross de 250 seguía a su ilustre guía: el piloto de rallies Txus Jaio. "Empecé a salir con él por las pistas, nada complicado. Hasta que Txus me picó para que me animase a hacer trialeras, esos sitios complicados que hay en el monte y a los que al principio parece imposible subir". Fue un descubrimiento. Agirrebeitia se reveló como un virtuoso del enduro. Ausente el miedo, "si dudas estás perdido", destapada una habilidad de malabarista desconocida y asentado sobre un físico notable, se propulsó el berriztarra ayudado por el Gernika Off-Road, un club creado en 1992 para dar cobertura a los amantes del motociclismo de montaña.
Mucho de su talento sobre la moto se lo debe a la bicicleta. "La bici le ha dado fondo y capacidad de sufrimiento, que son dos de las grandes virtudes que hacen falta para triunfar en esto. ¿Habilidad? Sí, claro, pero sin físico... He visto a grandes motoristas vomitar por el esfuerzo, tambalearse hasta caer al suelo después de una prueba extrema", traza Gómez de Balboa. "La fuerza también es importante", ahonda Agirrebeitia; "hay que tener en cuenta que se trata de mover un cacharro de cien kilos, pero el fondo, la mentalidad, la habilidad y la experiencia están por encima del músculo", dice el motorista que rivalizó con Faja y Galindo el pasado año en Gordexola. Perplejo, Gómez de Balboa, se le acercó y le dijo: "¿Tienes ganas de probar algo diferente?". Y le mandó al infierno. A sus puertas.