Dicky Teyer, un joven inmigrante que sueña con ser cantante, huye tras una paliza en el barrio de Chueca que le han propinado por su apariencia homosexual. En su huida busca refugio en un misterioso cabaret, donde se encuentra con personajes como el Destino, Lullaby y un tatuador. En este local, que está a punto de cerrar, le curarán las heridas y escenificarán cómo puede ser su futuro si acepta una controvertida oferta profesional. Un lanzamiento al estrellato que le supondrá la fama, la diversión, el sexo garantizado y, en definitiva, la gloria. Pero la fama no dura demasiado.

Christian Simeón y Patrick Laviosa estrenaron en septiembre de 2006 en París El cabaret de los hombres perdidos, un musical que obtuvo dos premios Molière y que contaba la historia de un local clandestino y sórdido del barrio de Pigalle, en el París de los últimos meses de la II Guerra Mundial. Ahora llega al Teatro Campos de Bilbao el viernes y el sábado con un renovado y transgresor montaje que ha realizado Israel Reyes, que dirige a un reparto compuesto por Cayetano Fernández, que se mete en el papel de Dicky, Armando Pita, Leo Rivera, y Supremme de Luxe, una de las drag queens españolas más influyentes. 

El show se representará el viernes y el sábado en el teatro Campos de Bilbao.

Drama, música, teatro y mucha comedia

Hace diez años tuve la suerte de hacerlo en Madrid en una producción de Víctor Conde. Y ahora llevamos un año de gira con este nuevo montaje de Israel Reyes. Una nueva propuesta de un musical atípico, en el que hay un poco de todo: drama, mucha comedia... El protagonista Dicky está perdido en el mundo, por eso se llama el cabaret de los hombres perdidos”, explica el actor extremeño Cayetano Fernández.

Pero que el público no espere ver el típico cabaret: “Es como el que se representaba en Berlín, en la época en la que la gente se metía en garajes u otro tipo de espacios para ver historias y shows que no se podían ver en el exterior. Esta es una gran obra de teatro con muchas canciones. La música es en vivo con tres intérpretes de jazz en escena que acompañan las actuaciones. Además, la propia letra forma parte de la trama, somos cuatro actores y tres músicos y estamos todo el tiempo sobre el escenario”, describe el actor. 

Una obra en el que también hay buena dosis de denuncia. “A mi personaje, el padre le maltrataba de pequeño, su madre murió cuando él era niño y llega a la ciudad buscando el sueño de vivir otra vida diferente. Y se encuentra con un engaño. Una de los trabajos que le ofrecen es el de actor porno desde su casa y todo lo que esto conlleva; muchas veces desconocemos el peligro que supone exponerse tanto en las redes sociales y más, vendiendo tu cuerpo y, en definitiva, tu alma. Al principio, la historia le parece el público muy divertida, pero luego se dará cuenta de lo que es en realidad. Aunque tengo que adelantar que este Cabaret de los hombres perdidos tiene un final feliz”.