Pablo Berger: "Me gusta sorprender con mis películas, hacer números circenses sin red"
El director bilbaino, que recibirá mañana el Premio Mikeldi de Honor de Zinebi, cree que "en estos momentos, Bilbao es Hollywood"
Al cineasta bilbaino Pablo Berger le gusta sorprender con sus películas, “hacer números circenses sin red”. Considera que el riesgo es un ingrediente fundamental en su cine y describe cada película como un “triple salto mortal” que intenta realizar yendo en contra de lo esperado.
Así lo ha hecho en películas como Blancanieves (2012), Abracadabra (2017) o en su trabajo más reciente Robot dreams, lo que le ha convertido en uno de los directores más singulares del panorama cinematográfico estatal. “He hecho pocas películas, pero las hago a fuego lento”, confiesa.
Mañana, el cineasta recibirá en Bilbao de manos del alcalde Juan Mari Aburto el Mikeldi de Honor en reconocimiento a una obra que ha expandido los límites del imaginario cinematográfico en una gala en el teatro Arriaga, con la que dará comienzo el Festival Internacional de Cine Documental y Cortometraje de Bilbao – ZINEBI. En una comparecencia ante los medios de comunicación, Berger ha recordado hoy sus inicios en Bilbao esta mañana ante los medios de comunicación, acompañado por el concejal de Cultura y Gobernanza del Ayuntamiento de Bilbao, Gonzalo Olabarria, el director de ZINEBI, Joseba Lopezortega, y Ramón Barea, uno de sus actores fetiches a quien Berger dirigió en 1989 en su corto Mamá, y al que le une una gran amistad.
Una trayectoria unida a Bilbao
“De alguna manera, mi carrera siempre ha estado unida a Bilbao, hasta los 25 años viví aquí, luego me fui a gracias a una beca de la Diputación a Nueva York donde viví 10 años. Pero se puede decir que mi primera escuela de cine fue precisamente este festival, donde presenté Mamá”, rememora. “Alex (de la Iglesia) y yo nos conocimos en el cine forum de la Universidad de Deusto y le comenté que tenía la idea de realizar este corto. Fueron nuestros inicios, lo bonito de Mamá fue que era una película hecha desde el desconocimiento, pero una película muy deseada, una especie de coctelera de todas las obsesiones que yo tenía en ese momento y también las de Alex, que fue el director de arte”, asegura Berger que ha confesado sentirse ahora como ese joven que presentó su primer trabajo en el mismo festival: “Como un amateur que no ha tirado la toalla y ha venido con un corto nuevo”.
Su debut en el largo llegó con Torremolinos 73 (2003), una comedia agridulce ambientada en los últimos años del franquismo que combinaba humor, crítica social y un tono nostálgico muy particular. Sin embargo, fue Blancanieves (2012) la obra que lo consagró definitivamente: rodada en blanco y negro y en clave muda, reinterpretó el clásico cuento desde una perspectiva profundamente española y obtuvo diez premios Goya, incluido el de Mejor Película. Más tarde llegaría Abracadabra (2017), donde volvió a demostrar su capacidad para moverse entre géneros y explorar lo fantástico dentro de lo cotidiano.
El ADN de sus películas
Berger está convencido de que con el largometraje de animación Robot Dreams, su último y exitoso trabajo, se le ha abierto un nuevo mundo: “Jamás había pensado en realizar una película de animación, pero me di cuenta de que quería contar esta historia con personajes antropomórficos tenía que hacer una película de animación. Ahora, se me ha abierto la caja de Pandora, puedo hacer películas de imagen real o de animación. De cara a mis nuevos proyectos, tengo como varios frentes abiertos; esto es como el casino. Hay un momento que dices voy a apostar todo a este número. Pero todavía no he tomado esa decisión. Quiero pensar que mi próxima película compartirá el ADN de mis anteriores: emoción, humor, sorpresa, música, una historia de amor y riesgo. Y como bien ha dicho Ramón (Barea), soy misterioso y mi objetivo siempre es sorprender”.
“Ahora mismo Bilbao es Hollywood gracias a los apoyos institucionales y las ventajas fiscales
"De niño, quería ser cantante"
Confiesa que la música siempre ha sido un elemento muy importante en su trabajo. “Mi segundo apellido es Uranga, para los de Bilbao sabéis lo que esto supone, Mocedades. Yo me quería dedicar a la música. A mí lo que más me hubiera gustado de niño es ser cantante, haber ido al Festival de Eurovisión, no al de Cannes que fui. Amaia es mi prima mayor y yo soy el más pequeño de los Uranga. La música posiblemente es lo que más me inspira como director de cine, porque le da forma y ritmo”.
Desde su primer corto, Berger no ha vuelto a rodar en su ciudad natal, aunque no lo descarta. “Ahora mismo Bilbao es Hollywood gracias a los apoyos institucionales y las ventajas fiscales y estaría encantado de volver durante una larga temporada para grabar. Es una ciudad cinematográfica, está muy bien comunicada y hay muchos jefes de equipo, directores de fotografía, de producción, de arte ... Ahora vengo varias veces al año para reunirme con la cuadrilla, a una paellada, a un evento familiar, pero esto me permitiría venir a pasar una larga temporada, estaría muy bien”.
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