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Suede, ‘antidepresivo’ para gente rota

El veterano grupo de Brett Anderson publica su 10º disco, ‘Antidepressants’, que presentará en directo en Bilbao

Suede, ‘antidepresivo’ para gente rotaDEAN CHALKLEY

35 años después de su formación y tras un ya lejano hiato, Suede sigue en la brecha facturando música urgente, actual y elegante, repleta de estribillos y letras que generan una comunión visceral y sudorosa con su parroquia en directo, como se demostrará en Bilbao en marzo de 2026. Su 10º disco, Antidepressants (BMG), funciona como un antidepresivo al sonar melódico, rabioso y deudor del postpunk de los 80, con guiños a The Cure, Siouxie and The Banshees y las deudas obligadas al maestro Bowie. Música para gente rota pero, al mismo tiempo, esperanzada y consciente de su situación y de la necesidad de luchar.

Nadie duda de la capacidad en directo de Suede, como hemos comprobado en Bizkaia en sus visitas al Bilbao BBK Live y el BIME con su líder al frente, un Brett Anderson que, además de tener la cabeza bien amueblada como demostró en su libro autobiográfico Mañanas más negras que el carbón, es siempre ese animal de escenario kamikaze dispuesto a dejarse la piel –bañado en sudor– en cada estribillo.

Por el contrario, muchos relegan la importancia del quinteto al analizar su discografía, que coincidió con la explosión del Britpop pero que siempre se mantuvo al margen de un movimiento que ellos siempre relacionaron con “el olor a cerveza” y a “una interpretación patriotera de lo británico”. De hecho, Suede siempre siguió un camino propio, influido por el pop rotundo de guitarras, el glam y su ídolo, David Bowie.

Hoy, 35 años después, resulta aventurado dudar de su magnífico estado de forma, como el de Pulp, otros que han regresado con un trabajo revelador e incuestionable. Suede, que ha dejado ya para la historia y los festivales un repertorio inflamable con temas como Beautiful Ones, Trash, Animal Nitrate, The Wild Ones o Lazy, acaba de editar Antidepressants, su 10º álbum, el quinto ya desde su reactivación hace 12 años.

Del glam al punk y el postpunk

Y si el anterior Autofiction fue “nuestro disco punk, Antidepressants es nuestro disco postpunk”, explica Anderson sobre estas nuevas 11 canciones de sonido crudo, hosco y oscuro pero melódico que presentarán en una gira estatal en 2026 que arrancará en Bilbao, en la sala Santana 27, el 16 de marzo. La preventa de entradas comenzará el miércoles 17 de septiembre y la venta general el viernes 19, ambas a las 10.00 horas.

El disco, disponible en CD (estándar y de lujo), Lp–vinilo (estándar y en color), LP con imágenes, casete y una caja de lujo, se grabó en diferentes sesiones en estudios de Bélgica, Londres y Suecia con su productor habitual Ed Buller, quien ya estaba a los mandos en 1992, cuando editaron su primer single: The Drowners. Y su repertorio actual no podía tener mejor título, ya que funciona como un antidepresivo contra “las tensiones de la vida moderna, la paranoia, la ansiedad y la neurosis”, y suena repleto de pasión, vitalidad, aventura y valentía.

El álbum, crudo y alejado del refinamiento y los arreglos orquestales de trabajos previos, arranca citando el presente con el verso “conectado, desconectado”, reflejo de una vida moderna marcada por la tecnología y que retrata con saña desde Desintegrate con unas guitarras gruesas y cortantes y un bajo monolíticos propios del postpunk mientras Anderson anima a usar “el miedo, tu amor y la frustración como armas”.

La idea de comunidad –“desintegrémonos juntos”, canta– prosigue en Dancing Withe The Europeans, su canción anti Brexit, un pelotazo instantáneo ya instalado entre lo más instantáneo de su obra reciente por fuerza y melodía. La canción que lo titula es puro afterpunk, un guiño a los 80 más oscuros, a Siouxie and The Banshees, con magníficas guitarras de Richard Oakes que sobrevuelan versos como la mierda que se esconde detrás de los diseños de lujo y la toma de antidepresivos que nos hacen cantar y ser felices.

Certeros y oscuros

Los dardos dan de pleno en la diana en cortes como Sweet Kid, de melodía certera y, al parecer, dedicada al hijo del líder y a su generación, a la que “la vida les pertenece”. Les pide fe en el futuro aunque el álbum avance oscuro pero magnético en cortes como The Sound And The Summer, con una sección rítmica que remite a Joy Division y a Born to Run en su letra, puro amor a la ficción a la huida, el camino, al pie en el acelerador, al romance en la parte trasera de un coche, al verano…

Y mientras la guitarra cristalina de Criminal Ways apesta a Siouxie, Trance State a The Cure con teclados a lo Magazine y Broken Music for Broken People emula a los primeros The Psychedelic Furs, las enseñanzas de su amado Bowie se cuelan en los arreglos tenebrosos y psicodélicos de Somewhere Between And Atom And A Star y en el baladón June Rain, con inicio motorik, guitarra sombría calcada a la de Robert Smith y un bajo glorioso de Mat Osman que marca melodía más que el ritmo. El agur llega asegurando que “la vida es interminable, la vida es un momento… qué momento”. Música para gente rota, pero con esperanza y ganas de lucha.