“Sonarán todos los éxitos, pero también habrá muchas sorpresas”, indica su líder, el cantante y trikitilari Xabi Solano, en esta entrevista. Con él se subirán al escenario Fermín Muguruza, La Mari de Chambao, Gozategi, La Pegatina, Xiberoots, Green Valley... A última se ha caído El Canijo de Jerez para un recital de casi tres horas para el que ya no quedan entradas y que contará con Marte Lasarte como teloneros.

¿Hay nervios?

—(Risas). Los hay. Es que hemos organizado un concierto con muchos invitados y sorpresas, y queremos que todo salga bien. Hay ganas de disfrutar. Queremos que sea una fiesta para despedir 18 años intensos y bonitos, a los que no pensábamos llegar al empezar. Y lo será con el apoyo de nuestros amigos músicos.

¿Qué ha sido lo más complejo de la preparación?

—Atar la fecha, sobre todo para hacer que coincidieran los invitados. Ha costado bastante y nos llegaron a hablar de hacer dos días. No se pudo llegar a más, elegimos el día que más invitados tenían libre.

¿Lo ve como el concierto más especial de carrera de la banda?

—Sí, sin duda. Es que no solo va a ser un espectáculo de música. Va a haber más cosas en medio que serán muy emotivas. Ya se verá, va a ser un concierto largo y habrá sorpresas.

Tendrán como teloneros a Marte Lasarte.

—Eso es, nosotros saldremos después, a las 21.00 horas y tocaremos hasta las 23.30 o 23.45 horas. Elegimos al cuarteto porque les conocemos a todos y es una banda que nos encanta y está pegando con su discazo. Tener a colegas en el escenario y en el camerino es una ventaja.

¿Cómo ha ido la gira del agur, con momentos muy emocionantes?

—Muchos, ha sido muy especial, viaje incluido a Japón, al festival Fuji Rock, en el que hemos estado ya siete veces. Todo ha sido muy bonito y se ha pasado rápido. Además, es especial tocar en sitios en los que lo has hecho muchas veces sabiendo que esta sería la última. Fue especial tocar en Ereñotzu, en Hernani, de donde somos, en Leitza, en Arantza, de donde es el batería...

‘Bidea bukatu da’, se oye en el último disco.

—Todo tiene su momento y ha llegado la hora de dejarlo para abrir más caminos y hacer otras cosas. Han pasado 18 años y la vida cambia, ahora hay curros, familias… Es difícil mantener una banda de 16 personas y lo dejamos en todo lo alto con una gran fiesta.

Vuelve al lugar del ‘crimen’, el Bilbao Arena. Hace poco estuvo allí, reventándolo con Fermín.

—Fue una pasada, sí. En el camerino lo hablé con Fermín, que volveríamos pronto. La respuesta será similar porque está ya todo vendido, no queda ni una entrada. Es un sueño. Y eso que nos daba miedo porque en verano tocamos mucho. Al final, vendrá la gente y las entradas de pista se agotaron en una o dos horas. Sabemos que hay gente que nos ha visto recientemente y que repetirá, incluido público que viene de Alemania, Japón, Latinoamérica, de diferentes puntos del Estado… Flipamos, la verdad, aunque han sido 18 años, 9 discos y nos hemos movido bastante hasta la pandemia. Desde entonces ha resultado difícil movernos debido a la familia, el trabajo, el panorama... Ha sido una de las causas para decir agur.

¿A quién se le ocurrió rimar Miribilla con “maravilla”?

—(Risas). Eso es cosa de Txuria (compositor de las letras del grupo). Es el típico chiste.

Afrontan el agur con alegría.

—Claro, el grupo siempre ha hablado socialmente en contra de las injusticias y cantando a favor del euskera y de un montón de cosas, pero siempre desde un punto de vista positivo. Que se nota que está ahí la trikitixa, que es signo de alegría e invita al baile. Y acabaremos con una gran fiesta, como hacen en Nueva Orleans en los funerales.

Fiesta y compromiso, eso se da por sentado.

—Siempre será así en nuestro caso. Sin el compromiso no habría subido a un escenario; ni yo ni Fermín, que es también pura reivindicación.

Celaya decía que la poesía era un arma cargada de futuro. ¿La música también?

—Claro, y seguiremos ahí. Esne Beltza nunca se ha etiquetado en un estilo, queriendo abarcar muchos. Cada disco era un aprendizaje.

Siguiendo los pasos de The Clash, Negu Gorriak, Mano Negra, el soul y el r&b negro, Public Enemy...

—Así es. Escuchaba de pequeño a Kortatu y Negu Gorriak, y ahora estoy tocando con Fermín. Es mi banda sonora, como el resto, incluido Bob Marley. Siempre artistas reivindicativos.

¿Soñador, utópico...?

—Creo que la música es un arma y hay que usarla para lograr cambiar las cosas.

¿Qué ve por el retrovisor?

—Esne Beltza surgió en 2006 cuando fui a Jamaica a grabar con Fermín. Y mira hasta dónde hemos llegado. Sabemos que ya muchas de nuestras canciones son del pueblo, que se cantan en todas partes. Eso es tocar techo, es lo más bonito que hay.

¿Siente orgullo?

—Sí, y más siendo trikitilari, un músico de plaza, de ir con mi triki a cualquier sitio.

La vaca no da más leche, pero sí ha tenido descendencia. Algunos hijos e hijas estarán en el bolo.

—Sí, los colaboradores son, ante todo, familia y colegas. Es imposible reunir a todos, pero el Bilbao Arena va a parecer el camarote de los Hermanos Marx con tanta gente.

¿Echa de menos a alguien en concreto que por agenda no estará?

—A El Canijo de Jerez, que ha sido baja de última hora. Aunque no esté, sí tocaremos Sueños de color. Al final, vendrán otros, como Gozategi y una bailarina de dance hall y reggae.

¿Qué tal los ensayos?

—Muchos, a tope. Me estoy volviendo loco entre los conciertos de Fermín y lo de Esne Beltza. No he parado ni en las vacaciones de Navidad, ya que soy profesor. Y los invitados han venido a ensayar un finde, cada uno cuando podía. El viernes (por hoy) estaremos en Miribilla y lo prepararemos todo allí, incluidas las sorpresas no musicales que habrá durante el concierto.

Txuria, el ‘esne beltza’ en la sombra, estará también ¿no?

—Será la segunda vez, sí. Ha estado exiliado, pero ya puede venir.

Frente a los integristas, siempre han defendido el mestizaje.

—Viniendo de la triki... si la mezclas con cualquier estilo aparece esa palabra mágica: el mestizaje.

¿Me avanza algo del repertorio?

—Estarán todos los hits, un montón de sorpresas y canciones que la gente no se espera.

¿Se grabará el concierto?

—Se grabará y lo emitirá ETB, pero no sabemos qué haremos después, si lo publicaremos o no. De momento, yo sacaré un vinilo en marzo con las piezas de triki grabadas en los discos de Esne Beltza y Esne Zopak. Saldrá con mi nombre.

¿Y después?

—Habrá una gira con Txuria y, aparte, tengo ya dos proyectos pendientes en los que estoy trabajando. Es que no sé parar quieto (risas). Primero, acabar con Esne Beltza y luego disfrutar de la gira con Fermín.

¿Qué es lo primero que hará cuando baje del escenario de Bilbao?

—Darle un abrazo a mi ama. Hace un año perdimos a mi aita y él no podrá estar.