Varios continentes conocen la música gallega de raíz gracias a Milladoiro, que hoy jueves celebrará el 45º aniversario de su trayectoria con un concierto en Muxikebarri, en el marco de Getxo Folk. El renovado sexteto anuncia “un pequeño resumen” de su discografía, que abarca 26 discos y bandas sonoras, y que resiste a la apuesta generalizada por sonidos más contemporáneos. “Aún estamos en la reivindicación de una cultura y música diferenciada, pero ahora tocamos para divertirnos”, explica el gaitero Pepe Ferreirós a DEIA.

Milladoiro recala en Getxo (20.00 horas, 15 euros  ) en formato de septeto, para ofrecer un repertorio con sus éxitos. “Haremos lo que es Milladoiro en su esencia con un resumen de nuestra trayectoria y la aportación de una violinista joven y talentosa, Ilduara Vicente, que demuestra que somos un proyecto vivo y que puede tener continuidad”, según Ferreirós, gaitero de un grupo que, como sus amigos de Oskorri en Euskadi, con quienes compartieron “giras musicales y gastronómicas” durante décadas, son ya un referente de la música gallega.

“Sin colocarnos medalla alguna, sí que agrada que se destaque nuestra trayectoria, porque muchos músicos empezaron con nosotros, volvieron la mirada hacia la música tradicional no oyendo la más pura, sino escuchando a Milladoiro. Yo vengo de ese folk más puro, de grupos de danzas tradicionales, y me enorgullece. He luchado toda la vida por la gaita”, indica el portavoz del grupo.

Getxo Folk acogerá a Milladoiro en la gira de su 45º aniversario, que arrancó el 19 de mayo en el Palacio de la Ópera de A Coruña. Allí, pero en el Colegio de Los Salesianos ofrecieron su primer concierto. “Por entonces, teníamos una gran ilusión pero no sabíamos si aquel sería el primero y el último concierto. La respuesta nos dio un espaldarazo”, explica el portavoz del grupo, en cuyo seno sobreviven tres fundadores –el propio Ferreirós, Nando Casal y Moncho García– junto a los más jóvenes Harry .c, Manu Conde y Manuel Riveiro. “El que menos tiempo lleva supera ya los 15 años, y gracias a ellos seguimos al pie del cañón”, apostilla el gaitero.

Milladoiro sobrevivió a la marcha de dos de sus fundadores, Antonio Seoane y Rodrigo Romaní, debido a su pasión por la música tradicional y, sobre todo, porque “hemos sabido amoldar nuestros egos” y hacer que “predomine siempre el proyecto y el nombre del grupo” sobre los miembros. “Somos un grupo muy coral, que trabaja y firma casi siempre las canciones en común, pero no ha sido fácil sobrevivir”, reconoce Ferreirós.

“Ni es fácil, ni habitual”, apostilla el gaitero al ser cuestionado por su trayectoria. “Y más cuando empiezas sin pretensión alguna, únicamente la de trabajar en el ámbito de la música tradicional gallega y hacerlo lo mejor posible. Y en un momento en el que la situación de esa música no era muy halagüeña porque los músicos tradicionales empezaban a ser veteranos y desaparecían los gallineros donde actuaban. Era complicado y, además, el folk no estaba bien considerado, se veía como una música de aldea en el sentido peyorativo, de cosa atrasada y superada”, apostilla.

Milladoiro recuperó ese rico legado y lo puso en valor. “Era un objetivo de militancia y de lucha, al igual que pasó con el idioma. Era reivindicar una cultura diferenciada, como en Euskadi, en lo que aún seguimos. Estamos en situación de peligro en esta sociedad que todo lo uniformiza. No somos más ni menos, pero que nos dejen ser al menos igual”, reivindica Ferreirós, que reconoce que “ahora subimos al escenario para divertirnos; y no es que antes no lo hiciéramos”, aclara.

Y aunque su militancia se haya atemperado, el grupo pone el acento en el peligro que corre un folk que, en en Galicia, no recibe subvenciones ni apoyos de la Xunta ni de los medios de comunicación aunque sí “hayan proliferado festivales a manta hasta en aldeas, pero de otro tipo de músicas”. Ferreirós dice “seguir con el ojo avizor y en la resistencia” ante el acoso de músicas más contemporáneas que “manejan bien a la gente joven a la que el folk le parece el pasado”, y que aunque partieran de la raíz, como Tanxugueiras y Fillas de Cassandra, en ellas “predomina ya más la electrónica que lo popular”, concluye.