Richard Hawley, el artesano de las canciones bonitas y elegantes
El ex-Pulp visitará Santander el 20 de septiembre para presentar su último álbum, ‘In This City They Call You Love’
Inventar, lo que se dice inventar, no ha inventado nada, pero pocos pueden exhibir canciones tan bonitas y elegantes como las compuestas por el británico Richard Hawley en las dos últimas décadas. Dominador de la guitarra y las melodías, orgulloso de su Sheffield natal y de las enseñanzas de Elvis y Roy Orbison, el exPulp vuelve a conmovernos con su disco nuevo, In This City They Call You Love (BMG), otra muesca más de clasicismo y emotividad que podremos disfrutar cerca, en Santander, en su concierto del 20 de septiembre.
No será en Euskadi, donde se le espera con ansiedad desde hace años, pero le tendremos cerca, ya que Hawley abrirá su gira estatal en Santander, en el Escenario Cantabria Infinita el 20 de septiembre, antes de recalar en Vigo, Madrid y Barcelona para, además de cumplir con una de sus máximas, buscar la complicidad desde un escenario, presentar su disco actual, el décimo de su carrera. Las entradas están ya disponibles en las web de Live Nation y Ticketmaster.
Originario de Sheffield y de 57 años, Hawley es un artesano depurado de las canciones BONITAS. Así, con mayúsculas. Su voz cálida y emotiva, de crooner enamorado del rock más clásico, su dominio de las melodías y una depurada y emocional técnica a la guitarra –su sueño siempre fue tocar las seis cuerdas, lo de cantar vino después– siempre convencen en cada disco de este británico que se dio a conocer como miembro de Pulp, con quienes recientemente ha vuelto a tocar.
Autor de gemas de sonido vintage como Lowedges (2003), Cole’s Corner (2005), Lady’s Bridge (2006) y Truelove’s Gutter (2009), Hawley entrega In This City They Call You Love (BMG), su décimo álbum. Y es bueno que no incluya sorpresa alguna, solo convencimiento y orgullo por el estilo –su propio estilo– que se mece a la sombra de los grandes, de Elvis a Roy Orbison, y se proyecta en una elegancia atemporal ligada a los crooners, las baladas sentidas y un gusto melódico de efectos hipnóticos.
Orgullo proletario
El título del álbum aparece en la canción People como nueva declaración de amor a su localidad natal, Sheffield, a su orgulloso pasado industrial y a la perdurable determinación de sus ciudadanos, que, junto a su paisaje urbano, se disemina por su repertorio anterior. “He hecho tres discos en los que ya tenía el título antes de empezar a grabar, en los que tenía una agenda”, explica. “Uno fue Truelove’s Gutter, otro Standing At The Sky’s Edge, cuando subí el volumen para hacer música más agresiva, y este. Quería que fuera multicolor en cierto modo, centrándome en la voz y en lo que ellas pueden hacer juntas”, apostilla.
Aunque a veces ha optado por endurecer el sonido de su guitarra y hacernos vagar entre efluvios psicodélicos, In This City They Call You Love consolida aún más su lugar como uno de los mejores compositores de su generación, en una carrera discográfica de éxito que se acerca a los 25 años y en la que predominan las baladas emotivas y sentidas, esas que siempre te cobijan, te arropan y te echan un brazo metafórico por los hombros.
Y eso que el disco, disponible en formato compacto y vinilos de colores diferentes, arranca con una pieza eléctrica con efectos reverb titulada Two For His Heels y alejada del tono general. Las tonadas elegantes, de guitarras sencillas, excelsas y de lejano aire rockabilly a lo Chris Isaak llegan con Have Love, y ya se tornan mayoritarias a partir de Prism in Jeans, con sus guitarras acústicas y onda crooner, y la citada y minimalista People.
El resto son baladas elegíacas como Heavy Rain; la acústica de coros celestiales y de herencia soul Deep Waters; la cálida I’ll Never Get Over You; una ‘Tis Night con cuerdas estremecedoras o When The Lights Go Out, tonada lenta para el recuerdo que enmarca perfectamente el momento de la jornada ideal para revitalizarse –sobre todo emocionalmente– con la escucha de Hawley. Disco para escuchar cuando el día y sus luces declinan y nos cubre el manto de la noche, ese “libro lleno de hechizos” al que canta, también incluye pasajes alejados del tono general, como la eléctrica Deep Space, la country Hear That Lonesome Whistle Blow, con su voz a lo Elvis haciéndole un guiño a Johnny Cash, o ese atisbo de bossa nova que es Do I Really Need To Know?
Y, si exceptuamos citas a las sirenas de las fábricas de Sheffield y a su gente, el repertorio bucea en la necesidad del amor –“tienes que tener amor, da amor, recibe amor”, canta– y la pelea por “llegar a la cima de esa colina”, sabedor de que “el amor verdadero” es “la meta más difícil”. Cero sorpresas, el masaje de siempre y, sí, la satisfacción habitual.
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