Cuarenta años después de su primer single, Upside Down, los hermanos Reid reiventan en Glasgow Eyes (Everlasting!) el sonido de The Jesus and Mary Chain, uno de los grupos más influyentes e irreverentes de finales del siglo pasado. Sin abandonar la magia de sus melodías, la oscuridad de sus ambientes y su querencia por el ruido, intentan y logran reinventarse a través de la electrónica y entre guiños a múltiples estilos y músicos y bandas.

Hacer arte a través del pop ruidoso. Esa fue siempre la pretensión de los hermanos Reid –Jim (cantante) y William (guitarrista)– desde su inolvidable y ruidoso debut, Psychocandy (1985). Los escoceses, que inician su gira este fin de semana y tienen como única fecha estatal su actuación en el Festival Tomavistas, regresan con Glasgow Eyes, siete años después de Damage and Joy (2017), que rompió una larga ausencia discográfica motivada por su separación. “Tenía problemas pero encontré mi estrella/me encontré a mí mismo en una guitarra eléctrica… no trato de hacer del mundo algo mejor, no soy el demonio, pero tampoco soy bueno/ hice lo que pude por salvarme, amo el rock’n’roll”, cantaba Jim. Y seguirá haciéndolo con este disco producido por ellos mismos y grabado en el estudio Castle of Doom de Mogwai, ya que no ha variado el impulso creativo. “Es ir al estudio y ver qué pasa”, explica Jim. “Entramos con un montón de canciones y dejamos que sigan su curso. No hay reglas, simplemente haces lo que sea necesario. Y hay telepatía, somos esos gemelos extraños que terminan las oraciones del otro”, apostilla.

Mismo impulso, renovación en las herramientas, ya que la electrónica, ya presente en Darklands y Automatic, pasa de recurso puntual a instrumentación principal, opacando a las guitarras ruidosas de siempre, que ahora subrayan base y melodías, y crean texturas. “Pero no esperes que nos volvamos jazz. Este es un disco de Mary Chain”, aclara el dúo.

Canciones

  • Venal Joy’. “Estoy bien, perfectamente”. Así acaba la pista de apertura, que se inicia con trallazos de electrónica gruesa a lo The Chemical Brothers y crece con una atmósfera entre rock y punk que remite a los Primal Scream de Xtrmntr. Dobla la voz de Jim la cantante de Rezillos, Fay Fife.
  • American Born’. Medio tiempo de atmósfera oscura con guitarras que recuerdan a sus mejores tiempos entre sintetizadores a lo Kraftwerk y una letra irónica sobre el imperialismo cultural de EE.UU.
  • Mediterranean X Film’. Citan a Churchill, De Gaulle, el muro de Berlín y el grupo The Fall en otro medio tiempo afterpunk y melancólico entre guitarras herederas de The Cure y New Order.
  • Jamcod’. Título con las iniciales del grupo y las de overdosed (sobredosis), rememora los problemas de drogas que vivieron y que concluyeron con un concierto en el House of Blues de Los Ángeles: “Vegetal, animal, lo que quieras, lo que necesites, me he convertido en un recién fallecido”, canta Jim entre sintetizadores ruidosos a lo Suicide.
  • Discotheque’. En la discoteca fraternal, ubicada a caballo del Berlín de la trilogía de Bowie y el Batcave británico, se baila entre ritmos gélidos y ambiente de akelarre siniestro.
  • Pure Poor’. Balada de ambiente claustrofóbico con arañazos eléctricos de una guitarra esquizoide, free, arty y deconstruída. La densidad se puede cortar con un cuchillo. Pocas veces la asfixia puede resultar tan placentera.
  • The Eagles and The Beatles’. Imagina ‘I Love Rock’N’Roll’ de Joan Jett atacado por dos maníacos con un cuchillo. Guiño glam con citas a varios Stones, Bo Diddley, Sex Pistols y a Beach Boys. Parece oírse a Jim cantar que el rock es una locura.
  • Silver Strings’. Esta la podrían firmar Depeche Mode. Su melodía es pop y su cobertura totalmente electrónica, a excepción de puntuales y tenues guitarras.
  • Chemical Animal’. Más recuerdos de su etapa drogota –“me lleno de química para ocultar la mierda que no muestro”– entre los aires de Darklands. Turbia, densa y de ritmo monocorde y narcotizante.
  • Second of June’. Aparece de nuevo la relación insana de dependencia y amor/odio: “Hermano, ¿puedes oírme llamarte?”, canta Jim sobre una melodía pop (casi) perfecta y heredera de ‘Just Like Honey’, que eleva su encanto con una instrumentación limpia.
  • Girl 71’. La futilidad del amor –“no duraría ni un día, bueno, nada dura, así que está bien”– cantada por Jim con los coros de la novia de Jim, Rachel Conte, y sobre un riff contundente y aires pop de los 60 con palmas.