Iñigo Etxezarreta forma parte del núcleo fundacional del combo musical de más éxito de la última década con letras en euskera. Ska y compromiso. Compone, escribe, toca la guitarra, canta. Y concede entrevistas. “Los últimos años estamos haciendo un trabajo para salirnos de nuestra zona de confort y componer en diferentes estilos”, asegura.
¿Qué soñaban cuando empezaron hace casi 20 años?
—Comenzamos en Iekora, un pueblo de 200 habitantes de Rioja Alavesa, prácticamente sin ningún conocimiento musical y sin haber llegado a la mayoría de edad. Los sueños de esa época estaban más ligados al hedonismo, al disfrute y la fiesta. Tocar delante de 100 personas era ya un reto.
En una trayectoria exitosa como la suya, ¿pesa más el talento, la perseverancia o el trabajo?
—Creo que tiene que existir una mezcla de todos esos ingredientes. La motivación podría entrar también dentro de la ecuación. Aunque, tras dos décadas en un camino lleno de aprendizaje, diría que la perseverancia y el trabajo se llevan la palma.
“Nuestro reto a corto plazo es preparar un final de gira distinto; en pocos días publicaremos un anuncio especial”
¿Ha habido momentos en los que han pensado que era mejor dejar el grupo y dedicarse a otra cosa?
—El grupo ha estado ligado a nuestro ocio durante mucho años, por lo que más bien nos hemos llegado a preguntar en ciertos momentos si era buena opción condicionar tanto nuestro verano por el grupo. En nuestra historia hemos pasado épocas complicadas, sobre todo hace años, cuando parte de los componentes vivíamos fuera, o cuando el compromiso hacia el grupo no era equilibrado.
¿Qué importancia tiene el talento en el proceso de composición de una canción?
—Creo que el talento es relevante. Pero más lo es el tiempo que le dediques a tratar de exprimirlo. La inspiración da sus frutos si guardas momentos para ello. En un proyecto como ETS, las funciones para el desarrollo son tantas que olvidas lo esencial, que es parar para avanzar en lo más importante: la creación de canciones, historias, conceptos, etc.
“El talento es relevante pero más lo es el tiempo que dediques a exprimirlo; la inspiración da frutos si le das tiempo”
¿Cómo es su proceso de trabajo a la hora componer un tema?
—Hace años, llevaba melodías o ideas al local e intentábamos montar la instrumentación entre todos. Actualmente, las canciones las compongo fuera del local. Las plasmo en el ordenador y se las envío al productor para que las vayamos terminando entre los dos.
Un nuevo disco. ¿Es un concepto global por sí mismo o la suma de distintos temas con motores propios?
—Es interesante plantear un disco como un concepto global y desarrollar una narración única para la obra. Pero creo que es más importante que las canciones funcionen por sí solas. Si consigues lograr ambas cosas, consigues un discazo.
¿El éxito sacia el talento?
—Diría que el termino saciar va ligado a algo efímero. En proyectos a largo plazo siempre encuentras una razón para seguir avanzando. En nuestro caso, creo que el éxito es una motivación para seguir haciendo canciones.
¿Cuáles son las metas de En Tol Sarmiento para la próxima década?
—Creo que tenemos que estabilizar el proyecto y poder ser conscientes de lo afortunados que somos para disfrutarlo más. Salir fuera de Euskal Herria es una meta en la que estamos construyendo el camino. Pero tampoco esperamos que nos condicione la evolución en casa. Sabemos que nuestra tierra es esta, es aquí donde nos sentimos especialmente queridos y donde podemos dejar una huella en la sociedad. Por otro lado, el reto que tenemos a corto plazo es preparar un final de gira especial. Y es en lo que estamos involucrados ahora. En pocos días publicaremos un anuncio muy especial.
¿Es necesario más talento para componer y tocar o para conseguir que un grupo de personas diversas se mantenga colaborando y participando en un proyecto común durante años?
—¡Esta será la pregunta más difícil de todas! De primeras, creo que para componer una buena canción hace falta más talento que para tocarla. Ahora bien, para gestionar un proyecto en el que hay involucradas tantas personas hace falta talento pero, sobre todo, seriedad, saber escuchar y don de gentes.
¿Al principio fue energía sumada a talento y ahora es talento sumado a saber hacer?
—No está mal la definición, pero el saber es muy relativo. Es verdad que la perspectiva que tenemos del mundo de la música es mucho más rica a medida que pasan los años, pero todo está en movimiento y creo que hay que seguir aprendiendo continuamente. Por otro lado, para trabajar en un proyecto musical, la energía es un componente que debe seguir ¡quizá con algo más de control!
¿Hay talento hoy en día en el panorama musical de Euskal Herria?
—Creo que hay un talento descomunal tanto en Euskal Herria como en Araba. Durante varios años quizá ha costado desarrollar ciertos estilos de música, más vinculados a lo urbano, pero actualmente hay grupazos que aportan talento y clase a una cultura que está en movimiento.