“Federico fue el poeta del pueblo y nos iría mucho mejor con más Lorca y cantautores, y menos reggaetón”, asegura en esta entrevista a DEIA la cantante andaluza Pasión Vega, que este domingo acerca al Teatro Arriaga, a las 19.00 horas y con entradas entre los 39 y 45 euros, su último, disco Lorca sonoro (Concert Music), un homenaje a la música y canciones populares que escribió y estudió el poeta y dramaturgo de Fuentevaqueros. “Hay que cantar a lo que uno cree, siente y necesite. Nunca me planteé que este disco pudiera tener consecuencias aunque sí es verdad que hay lugares que no voy a poder pisar en la España actual polarizada”, reconoce la malagueña.

Vuelve a Arriaga y a Bilbao.

Sí, estuve en el principio de la gira de Todo lo que tengo, un disco de aires latinos, y luego repetí en Aste Nagusia con el disco a Carlos Cano. Estoy siempre cerca de Bilbao en cada disco y proyecto, aquí me siento muy querida. Además, parte de mi equipo técnico vive en Bilbao y Sopela, así que mi vinculación con los vascos es bastante fuerte.

Y ahora presenta el cancionero de Lorca. ¿Cómo le llegó la idea? La influencia del poeta no es reciente, ha cantado ‘La tarara’.

Lo mío con Lorca empezó en mi infancia, al empezar a leer poesía, sobre todo la Generación del 27. Me llamó mucho la atención la musicalidad de sus poemas, que yo tenía facilidad para memorizar y recitaba a mis padres para hacer la gracia. Ya en la Escuela de Arte Dramático de Málaga tuve la oportunidad de chocar de frente con su obra y de representar algún personaje de su dramaturgia, lo que me dejó impactada. Ahí ya vi la profundidad del mensaje de Federico y de sus palabras.

¿Ya cantaba en aquella época de estudiante de teatro?

Sí, ya hacía conciertos y la figura de Lorca ya estaba presente en mi carrera. Siempre lo he tenido presente y tenía la idea de hacer un trabajo en profundidad dedicado a su obra. Y así ha sido aunque el trabajo ha sido de años y ha costado mucho.

Lorca no morirá nunca ¿verdad?

Por supuesto, su legado es inmenso, incontestable y vital para nuestra cultura. No pasará nunca de moda; de hecho, pasan las décadas y va tomando más sentido todo lo que escribió y estudió, ya que fue un gran conocedor de la música popular, del flamenco y las tendencias artísticas de la época. Se adelantó a todo y su mensaje, del siglo pasado, está vigente gracias a esa forma de contar y de criticar, sobre todo al patriarcado y a esa figura de la mujer sometida y atada al hombre, y gracias a esa búsqueda de la libertad general. Y luego estaba su vitalidad, que dejaba testimonio por donde pasaba, de Cuba a Argentina o a los pueblos a los que viajó con el teatro ambulante de La Barraca. Quien le trató hablaba de esa vitalidad, de sus conferencias, de que entraba en un cuarto y no pasaba desapercibido. Creo que fue la voz del pueblo y que nos dejó una poesía maravillosa.

¿Le gusta el riesgo? Últimamente se embarca en proyectos ambiciosos como el disco latino y los tributos a Carlos Cano y Lorca.

(Risas). Es algo visceral, proyectos en los que busco la raíz y adentrarme en la música popular, lo que conlleva quitar adornos innecesarios, buscar músicos apropiados y encarar todo desde la naturalidad y la sencillez, la de cuando cantaba a Carlos Cano en casa, leía a Lorca o mi madre me cantaba La tarara. Eso sí, haciéndolo desde la perspectiva de una mujer del siglo XXI y con un bagaje ya importante a mis espaldas.

Estos discos recientes quizás no hubieran sido posibles al inicio de su carrera.

Probablemente. Tienes razón, me faltaba bagaje.

¿Qué destacaría de la música y las canciones que creó Lorca?

Él tocaba el piano y hay un Lorca que quiso ser músico y que estudió para ello muchos años hasta que se le cruzó la escritura. Ahí está su contacto con Falla y otros músicos de la época, su estudio del flamenco… Ambos fueron los primeros que organizaron un festival del género, llevándolo a la Alhambra y sacándolo de las tabernas y las fiestas de los señoritos. Fue un apasionado, un erudito de la música, y esa es la faceta que buscaba ofrecer en el disco Lorca sonoro, así como recuperar canciones como Pequeño vals vienés, que popularizó Lorca, o las adaptaciones que hicieron de ellas Enrique Morente, Paco Ibáñez y Camarón de la Isla. Ellos fueron muy valientes hace décadas y, en cierto modo, cambiaron el curso de la historia.

Ha llegado a decir que la música actual sería diferente sin Lorca.

(Risas). Si él no traslada el flamenco de escenario y no estudia la canción popular de La Tarara o Los cuatro muleros, esta grabada con La Argentinita, esas canciones se podrían haber perdido. O esa conferencia que ofreció sobre las nanas y su sentido en toda la Península Ibérica… Ahí está la raíz de nuestra música.

El disco tiene canciones y poemas. ¿Veremos un concierto teatralizado en el Arriaga?

Así es. Además de mis canciones, habrá poemas, pero también cierta dramaturgia. Conmigo estará el poeta y maestro Víctor Clavijo, que emociona al público… Pero no te puedo destripar más, pero hay una historia, un desarrollo, un nudo y desenlace. Hay historias paralelas de otros personajes que vivieron en el tiempo con Federico, y momentos para emocionarse y también para reír. Llega un momento que no sabes si escuchas palabras, música, canciones, poemas… Esa era mi intención, como Lorca, que incluía romances y canciones en sus obras. Y va todo muy fluido.

Musicalmente, ¿cómo trabajó el ambiente del disco con Jacob Sureda?

Llevo con él casi 20 años trabajando, sobre todo en directo. Esta vez le di el toque para que trabajara antes conmigo y sin prisas. Fuimos grabando, haciendo arreglos y destripando las canciones, para ver hacia dónde nos dirigíamos.

¿Buscaron cierta sencillez?

Exacto, el disco se grabó en directo con una base instrumental de piano, contrabajo y piano, más algún otro añadido posterior de palmas, trompeta o violoncelo. Poco más; y en directo sigo esa misma línea.

Esa instrumentación de trío es muy típica del jazz.

Cierto, mi disco suena a flamenco, pero también a jazz. En temas como La leyenda del tiempo quise ir al origen de la canción, según lo contado por Kiko Veneno, que estaba en el estudio cuando la grabó Camarón. El origen no era por bulerías sino por un palo popular de flamenco y luego le metieron palmas, bajos eléctricos… Dio mucha caña (risas). Y cómo es el mundo, mira lo que es hoy ese trabajo y en su momento la gente devolvía los discos tras oírlos.

Su acercamiento a Lorca se produce con respeto, pero también con una impronta personal.

Eso es algo inevitable en los artistas. Hay que pasar todo por el tamiz y el filtro de nuestra mirada propia, sentir y experiencia. Estas canciones han cambiado mi vida y mi música, y se tiene que notar que están muy dentro de mí. Es lo que el público espera, que se vea tu propia mirada y pasión.

¿Al plantearse este tipo de proyectos no pensó que era un riesgo, tal y como está la sociedad de dividida? Piense que, lamentablemente, una parte importante de España, esa que sale a las calles estos días, pensará que Lorca era “rojo y maricón”.

Hay que hacer y cantar a lo que uno cree, siente y necesite. Nunca me planteé que este disco pudiera tener consecuencias aunque sí es verdad que hay lugares que no voy a poder pisar (risas). Es una estupidez, ya que este proyecto ensalza la obra de Federico y la cultura aunque, inevitablemente, él tuvo un tinte muy social como poeta del pueblo y luchó para que la cultura llegara a las clases más desfavorecidas. Él defendía que un libro tenía que ser como el comer porque alimentaba el alma. Y tienes razón, es difícil explicar esto en la España polarizada actual. Es como el Real Madrid y el Barcelona, algo que no acabará nunca (risas).

¿No nos iría a todos mejor con más Lorca y menos reggaetón?

(Risas). La música de consumo rápido hace que todos terminemos en la superficie. Es una superficialidad que se extiende a otros ámbitos de la vida y que no llega a buen puerto. Menos reggeatón y más cantautores, Serrat, Ibánez, Cano, Lorca y música de raíz. Eso sí, debe haber música para el entretenimiento, pero yo concibo el arte como un instrumento para cambiar y mejorar las cosas.